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Hay otra Ibiza por descubrir: esta ruta en coche te ayudará a conseguirlo

Hay otra Ibiza por descubrir: esta ruta en coche te ayudará a conseguirlo
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Ibiza no es solo turismo de noche y discoteca. Es una joya de nuestro territorio que hay que descubrir, tanto natural como culturalmente. ¿Sabías que, el 4 de diciembre de 1999, la UNESCO reconocía los valores culturales e históricos de la isla y la declaraba Patrimonio de la Humanidad?

No siempre tenemos mucho tiempo y a veces solo podemos escaparnos algún fin de semana, por eso te vamos a demostrar cómo en solo dos días podemos conocer bonitos rincones de la cara más desconocida de esta isla balear.

Ibiza cuenta con una superficie de 572 kilómetros cuadrados y unas distancias en línea recta de 41 kilómetros de norte a sur y 15 kilómetros de este a oeste

Ibiza cuenta con una superficie de 572 kilómetros cuadrados y unas distancias en línea recta de 41 kilómetros de norte a sur y 15 kilómetros de este a oeste, suficientes para pasar unos días diferentes a lo habitual.

Nos hospedaremos en Ibiza capital y desde allí nos moveremos en coche por las zonas más turísticas de la isla dividiendo la visita en dos rutas, una para cada día. En la primera visitaremos la mitad norte de la famosa isla y en el segunda la zona sur.

Primer día: Ibiza - Cala de San Vicente - San Miquel de Balansat - Ses Balandres - Santa Gertrudis - Ibiza

En Ibiza capital visitaremos la catedral gótica con nave de estilo barroco de la Virgen de las Nieves, construida en el siglo XIII sobre la antigua mezquita de Yebisah situada en lo alto de Dalt Vila, y desde donde disfrutarás de una magnífica panorámica de la isla. Dalt Vila es la parte antigua de la ciudad, se encuentra sobre una colina y está protegida por un imponente amurallado renacentista con cinco puertas de acceso, siendo la principal la puerta conocida como “Portal de ses Taules”, entrando por ella accederás al Patio de Armas, detrás del cual se encuentra la Plaza de Vila.

Fuera de los muros caminaremos por el paseo de Vara de Rey, el lugar ideal para comprar algún "souvenir", no pudiendo dejar de visitar el barrio en el que vivían los pescadores ibicencos, La Marina, ni el puerto de Ibiza con sus espectaculares yates y veleros.

Después de visitar Ibiza, cogeremos nuestro coche para desplazarnos hasta la cala de San Vicente, en la zona norte, donde pasaremos la mañana en una de las calas con más encanto de Ibiza. Sus aguas cristalinas, los bosques de pinos que la flanquean y el no ser una playa donde haya aglomeraciones la convierten en un lugar ideal para disfrutar de las aguas del Mediterráneo. Pese a la proliferación de hoteles, la playa mantiene su aspecto tradicional, con algunos embarcadores y casas tradicionales de pescadores.

Habiéndonos dado el baño en un paraje de postal, nos dirigiremos a un pueblo típicamente ibicenco, como es el de San Miquel de Balansat donde visitaremos su iglesia blanca, asentada sobre la colina de Puig de Missa. Es una de las cuatro iglesias fortificadas que se construyeron en la isla, y tiene la peculiaridad de ser la única que posee planta de cruz en forma de T.

El templo se levantó entre los siglos XIX y XV, sobre las ruinas de la antigua alquería árabe de Balsat, y a finales del siglo XVII se le añaden las capillas laterales de Benirràs y de Rubió que cuentan con bonitas pinturas al fresco descubiertas hace pocos años, inspiradas en motivos religiosos y florales.

Desde San Miquel de Balansant nos desplazaremos bordeando la costa, por una carretera que pasa por Santa Inés y en la que disfrutaremos de Ses Balandres, popularmente conocido como Las puertas del cielo. Un acantilado, donde disfrutar de una bellísima panorámica de la cala que te brinda unas espectaculares vistas al mar y desde donde divisarás en el horizonte los islotes de Ses Margalides.

Para ponerle la guinda a un día espectacular, haremos nuestra última parada antes de volver a Ibiza en Santa Gertrudis, donde cenaremos en la capital gastronómica de la isla. Este es el típico pueblo mediterráneo, formado por casitas blancas en torno a la también blanca iglesia de Santa Gertrudis. Es el pueblo ideal para disfrutar de una buena cena alejados de la bulliciosa capital ibicenca.

¿Después de una buena cena aún tienes ganas de fiesta y tomarte un cóctel en Ibiza? Pues vamos a por él, pero recuerda, si esas son tus intenciones, deja aparcado el coche cerca de tu hospedaje y no te líes demasiado, que al día siguiente volvemos a las carreteras y será mejor que tengas los ojos bien abiertos para la segunda ruta.

Segundo día: Ibiza - Sant Rafel de Sa Creu – San José - Cala de Llentrisca - Aeropuerto.

Nuestra primera parada es Sant Rafel de Sa Creu. Llegaremos allí a través de la carretera C-731 en unos 10 minutos. En esta pequeña población no nos entretendremos demasiado, pero merece la pena la parada solo por ver las bonitas vistas desde su iglesia, donde apreciaremos la ciudad de Ibiza desde lejos, Dalt Vila e, incluso, otra de las islas del archipiélago, Formentera. Tal vez a los más fiesteros os suene este pueblo, ya que muy cerca de allí se encuentran las reconocidas discotecas a nivel mundial de Amnesia y Privilege.

Después, saldremos del casco antiguo para visitar la cueva de Fontanelles accediendo desde Cala Salada. Dicha cueva, que también se conoce como "cueva del vino", cuenta con un buen número de pinturas rupestres de la Edad de Bronce según han constatado importantes arqueólogos. Volvemos al coche y desde él podremos desplazarnos a contemplar el mar y la costa desde sus acantilados. Una pena no tener más tiempo para disfrutar de la puesta de sol.

Cambiamos de dirección y pondremos rumbo a San José. Pararemos a comer antes de visitar el monte Sa Talaia. En Sa Talaia se encuentra el punto más alto de toda la isla de Ibiza, con una altura de 475 metros y una magnífica vista. Además, San José cuenta con yacimientos arqueológicos como el poblado fenicio de sa Caleta, creado en el siglo VII antes de Cristo y Patrimonio de la Humanidad. Allí tendremos entretenimiento para varias horas.

Nos aproximamos a la última parte de nuestra visita a Ibiza y que mejor forma de despedirnos que dándonos un chapuzón en una cala igual de diminuta que paradisiaca, la cala Llentrisca. Situada al sur de la isla y a 3 kilómetros de Es Cubells, esta pequeña cala nos relajará y refrescará con sus aguas cristalinas y suelo de canto rodado. Ideal para antes de coger el vuelo que nos devolverá a nuestro día a día.

La tarde se termina y el avión de vuelta a la península nos espera, por lo que nos dirigiremos al sureste de Ibiza hasta llegar al aeropuerto. Nuestra visita de dos días habrá finalizado, habiendo recorrido unos 130 kilómetros aproximadamente por carreteras serpenteantes, y visitando lugares y contemplando vistas irrepetibles.

Puesta De Sol Ibiza

Fotos | Ibiza, Philip Larson

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