Nissan restaura una unidad del Tama EV, un coche eléctrico de 1947

Nissan restaura una unidad del Tama EV, un coche eléctrico de 1947
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La década de 1940, sobretodo su segunda mitad, no fue una buena época para Japón, después de sufrir el mayor desastre militar de su historia se vieron bajo el control de una fuerza de ocupación extranjera que limitaba la vida diaria de los japoneses; las industrias estaban miradas de reojo para evitar un posible rearme japonés que provocara una nueva guerra, y productos como la gasolina eran racionados debido a su posición estratégica.

En este ambiente histórico es donde nace un curioso vehículo, el Tama EV, un coche eléctrico japonés fabricado en colaboración por Nissan y la empresa aeronáutica Tachikawa. Este pequeño eléctrico tiene una estructura de madera con paneles de acero y cuenta con innovaciones impropias de la época, tales como el capó con abertura de caimán o su propulsión eléctrica.

La razón para comenzar con el vehículo eléctrico proviene de la escasez de la gasolina antes mencionada y de la capacidad hidráulica que los japoneses disponían en las montañas, lo que suponía el perfecto caldo de cultivo para la aparición de coches eléctricos que podrían utilizar el potencial hidráulico del país.

Con una velocidad máxima de 35 kilómetros por hora no podemos decir que el Tama EV tuviera unas prestaciones de infarto, pero su autonomía de 100 kilómetros nos cuenta una historia distinta, ya que bien podría servir como vehículo urbano (y puede que algo más) en el país del sol naciente.

Este abuelo del Nissan Leaf tiene ciertas diferencias con su nieto, para comenzar, se trata de un coche con motor de corriente continua, por lo que no existe un transformador de corriente entre las baterías y el motor.

Este sistema no es que fuera el colmo de la eficiencia, ya que para regular la cantidad de electricidad que pasaba al motor, y por ende la velocidad, se hacía pasar la corriente a través de un resistor, que disipaba la energía sobrante en forma de calor a través de un radiador.

El trabajo de restauración del modelo es fantástico, respetando detalles originales como los curiosos intermitentes o que los neumáticos se hayan llevado hasta Japón expresamente desde Inglaterra donde fueron fabricados específicamente para este modelo.

Como regalo, os dejo con un vídeo de una vuelta a un circuito de conos (en perfecto japonés) donde se pueden apreciar las cualidades dinámicas de este pionero de la movilidad eléctrica japonés.

Vía | Autoblog Green En Motorpasión Futuro | Un eléctrico de 1909 vendido por 127.500 dólares, BOB: un Volkswagen Escarabajo del 74 como nuevo (y además eléctrico)

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