La DGT estudiará emplazar los radares en los puntos negros

La DGT estudiará emplazar los radares en los puntos negros
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La plataforma de Antena 3 Ponle freno ha pedido que los radares se emplacen solamente en las proximidades de los puntos negros, ahora llamados eufemísticamente Tramos de Concentración de Accidentes, y en las carreteras secundarias, y la DGT ha anunciado que lo estudiará adecuadamente. Se agradece el detalle, ya que la mala fama que acumulan los radares no es gratuita.

En tiempos de Pere Navarro, cada vez que salía a la luz este tema, ligado al del carácter recaudador de los radares, el entonces director general de Tráfico decía que a él tanto le daba tener los radares en un emplazamiento como en otro, pero lo cierto es que no hay noticia de que se aceptara, como ahora, la petición popular de destinar los radares a marcar los lugares donde hay una mayor siniestralidad.

Las palabras de María Seguí, pronunciadas ayer en la IV entrega de los Premios Ponle Freno, deben tomarse con cautela, ya que la actual directora de la DGT sólo dijo que se estudiaría. Es decir, un poco más de lo mismo que vimos con su antecesor en el cargo, sólo que ahora las palabras suenan a esperanzadoras por aquello de que las pronuncia alguien que ha despertado expectativas de cambio. ¿O será que necesitamos ver cambios como sea?

Autovía

Los radares en autopista y autovía pueden ser útiles desde el punto de vista de la seguridad vial para desterrar prácticas abusivas por parte de algunos conductores que puedan poner en riesgo a los demás circulando a velocidades excesivas no sólo por la señalización sino por el estado del tráfico o de la vía. Desde un punto de vista economicista, ya sabemos cuál es su utilidad real, máxime cuando encontramos limitaciones de velocidad que no se comprenden más que para obtener un rédito económico.

Los radares en carreteras secundarias tienen razón de ser en la medida en que las carreteras secundarias concentran buena parte de la siniestralidad vial. De todas formas, antes que poner el carro habrá que poner los bueyes y determinar si todos los lugares en los que se podrían emplazar los radares (y mantengo el condicional hasta que se demuestre lo contrario) tienen una limitación de velocidad acorde con los riesgos que presenta la vía.

Los radares en los puntos negros sirven de tanto como sirven las flores del arcén que recuerdan la desgracia sufrida por los familiares de una víctima de tráfico. Son un farolillo para marcar el problema, pero nada más. Ya que los oídos de la DGT parecen ser sensibles a los llamamientos de Ponle freno, a ver si cae algún día la breva de que Ponle freno pida a la DGT que exija al Ministerio de Fomento que se actúe de una vez por todas en aquellos tramos donde se sabe perfectamente que las condiciones de la vía son un peligro por sí mismas.

Vía | La Razón
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