En el año 2010 MINI puso en el mercado el primer MINI Countryman, un coche que abría la marca a un nuevo segmento, el de los coches SUV. Este modelo se convirtió en un gran éxito de ventas, de modo que llegó una segunda generación en 2017 que incluía versiones híbridas enchufables. Ahora, el MINI Countryman crece más si cabe, se electrificará por completo durante este año y ya lo hemos podido conducir para contarte las primeras sensaciones con las motorizaciones de gasolina.
MINI está ante su año más importante desde su resurgimiento bajo el mando de BMW hace más de 23 años. La marca presentará durante este 2024 una nueva y completa gama de producto, que supondrá la renovación de los coches pequeños, los MINI tres y cinco puertas (ahora llamados MINI Cooper), el lanzamiento de esta tercera generación del Countryman que hoy nos ocupa y la llegada de un modelo completamente nuevo, el MINI Iceman que llegará para posicionarse entre otros dos modelos, con mecánica única y exclusivamente eléctrica.
Más MINI, menos MINI
El nuevo MINI Countryman crece muchísimo respecto a su antecesor. Concretamente estamos ante un coche 13 centímetros más grande que el de segunda generación, alcanzando unas cotas de 4,43 metros de largo, 1,84 de ancho y 1,65 de alto.
Seguro estás pensando que no es tan MINI pequeño como debería serlo, y así es. La propia marca admite que este aumento de todas sus dimensiones hacen que el coche se aleje más si cabe del concepto original que dio nombre y origen a MINI, pero por otro lado, esto se ha hecho así deliberadamente: quieren que el MINI Countryman sea una primera opción de compra para las familias.
Es un coche que ha crecido considerablemente por fuera, eso salta a la vista, pero también mejora en todos los sentidos en el interior. Es mucho más grande en las plazas delanteras, en las traseras, y el maletero tiene 460 litros de capacidad con unas formas muy aprovechables.
A todo esto hay que añadir que el estilo exterior supone una evolución del concepto que conocíamos hasta ahora para hacerlo más sobrio, elegante y vanguardista. Sigue contando con las proporciones clásicas del Countryman, especialmente en la parte delantera, el capó curvado hacia el frontal y algunos detalles como los espejos retrovisores curvilíneos.
El mayor cambio lo encontramos en una trasera de formas mucho más horizontales que antes, en la que termina la línea casi recta del techo que parece flotar sobre la superficie acristalada, solo soportada por el pilar C muy marcado y con grafías diferentes dependiendo del acabado ante el que estemos.
Las ópticas traseras de disposición vertical tienen diferentes grupos de LED que se pueden mostrar con una disposición u otra dependiendo de la función que tengamos activada, llegando incluso a mostrar la Union Jack o bandera británica en alguna de sus posiciones.
Un salto en todos los sentidos en el interior
El interior del MINI Countryman supone una evolución muy notable en cuanto a habitabilidad, calidad de materiales, digitalización y en general, en cuanto a calidad percibida.
Lo que han hecho con él es una reinterpretación de las formas maestras del MINI clásico, ya que todo gira en torno a la pantalla central circular (en homenaje al clásico reloj central del MINI original), que es la primera pantalla OLED del mercado montada en un coche con forma circular, los cinco mandos situados justo debajo y poco más.
Es un interior muy sobrio pero cargado de personalidad, gracias a un diseño muy curioso de la mayor parte de los elementos que lo conforman. Empezando por el propio volante, es totalmente redondo y el brazo inferior en lugar de ser sólido es de tela. Tiene una cinta que une el centro del volante con la parte inferior del aro.
Los materiales textiles que se emplean para tapizar las puertas, el salpicadero o la guantera central de apertura vertical, son muy cálidos y agradables tanto a la vista como al tacto, más allá de transmitir una gran sensación de robustez.
La fila trasera de asientos se puede desplazar adelante o atrás hasta 13 centímetros dependiendo si necesitas más espacio en esas plazas o más capacidad de maletero, y los respaldos se pueden reclinar hasta 12 grados.
La pantalla OLED tiene un funcionamiento bastante fluido y a ella le da vida el MINI Operating System 9, el sistema operativo más avanzado de la marca. Es totalmente personalizable, cambia su aspecto dependiendo de los modos experimentales que llevemos activos (ya no hay modos de conducción como antiguamente los conocíamos) y en general, aglutina casi todas las funciones que necesitamos habitualmente.
La climatización, que siempre es un punto clave, también queda integrada en el módulo de pantalla, pero por suerte está siempre visible en los laterales inferiores de la misma para que sea sencillo manejarla. Además cuenta con un nuevo asistente personal por voz que, al grito de "Hey MINI!" permite activar comandos de todo tipo. Lo hemos probado y funciona bastante bien, entendiendo correctamente las órdenes y ejecutándolas sin demasiada demora.
Más allá de todo esto, el coche está repleto de "huevos de pascua" o sorpresas, como por ejemplo el hecho de que cuando activas el Go Kart Feeling, ese modo más prestacional y divertido de conducirlo, se escuche por los altavoces un grito de celebración que, sin duda, es único para este coche.
Sinceramente, después de haber pasado unas cuantas horas subido en él, os aseguro que el MINI Countryman es el coche con el interior más rompedor y con mayor calidad percibida de todos los coches que he visto en los últimos tiempos, y son unos cuantos.
Adiós al híbrido enchufable: únicamente gasolina, diésel y eléctricos
Sorprende en cierta medida el giro que da la gama Countryman en cuanto a motorizaciones si lo comparamos con la generación saliente. En esa, la versión más vendida en España era la PHEV, que desaparece en este nuevo modelo para dejar únicamente versiones de gasolina mild hybrid, diésel mild hybrid y una versión 100% eléctrica que llegará más adelante.
Según los responsables de la marca, "la demanda de los PHEV ya ha pasado su pico máximo, lo cual nos indica que en los próximos años decaerá. Por eso considerábamos que no tenía sentido lanzar una versión PHEV de este nuevo modelo".
Aunque la propia marca en la información de prensa del modelo se empeña en encubrir las versiones de gasolina y diésel en favor de las dos eléctricas, lo cierto es que el nuevo MINI Countryman está disponible en versiones con diferentes niveles de potencia y diferentes tipos de combustibles.
En gasolina están los MINI Countryman C de 170 CV, los Countryman S 4All con 218 CV y tracción a las cuatro ruedas y el modelo tope de gama, el Countryman John Cooper Works 4All de 300 CV.
Si nos decantamos por la versión diésel, es el Countryman D de 163 CV es la única opción disponible, siempre en opción de tracción delantera.
Más adelante llegarán los eléctricos llamados MINI Countryman E, con 204 CV y una versión más potente llamada Countryman SE, con 313 CV y tracción integral, siendo esta la versión más potente, pero no por ello la más deportiva.
Sensaciones al volante del MINI Countryman John Cooper Works
Para esta primera toma de contacto con el nuevo modelo, solo íbamos a poder conducir las versiones con motores térmicos de gasolina. Los diésel y eléctricos los conduciremos más adelante.
Empezmos por el John Cooper Works, el que debería ser la versión más deportiva de la gama. Bajo el capó esconde un motor de dos litros y cuatro cilindros que desarrolla 300 CV de potencia y 400 Nm de par motor, siempre asociado a una caja de cambios Steptronic de 8 velocidades y tracción integral 4All.
Ya durante los primeros metros conduciendo el nuevo coche, tienes la sensación de llevar entre manos un MINI mucho más grande de lo habitual. Las referencias de tamaño del anterior Countryman en este se quedan pequeñas en todos los sentidos, algo que es cierto si tenemos en cuenta las dimensiones de este nuevo modelo.
En carretera, el Countryman se siente mucho más aplomado y estable que sus antecesores con los que me cuesta encontrar similitudes al tacto. Es un coche con unas suspensiones más elaboradas, con una mayor distancia entre ejes, y eso hace de él un modelo más apropiado para viajar, que era algo para lo que no había nacido el anterior Countryman.
No olvidemos que está utilizando la base del actual BMW X1, que bajo mi punto de vista es el claro referente en cuanto a calidad de rodadura y confort de marcha de entre los coches de su tamaño. Se nota una clara evolución en este sentido, y no dudaría en hacer un viaje largo en este coche que, pese a llevar llantas de 20 pulgadas con neumáticos de perfil bajo, demuestra un gran confort de marcha.
Más allá de eso, nos empeñamos en encontrar el carácter divertido, ágil y dinámico que siempre ha caracterizado a los MINI y especialmente a las versiones más deportivas, con ese característico Go Kart Feeling, pero no lo encontramos.
Pese a que el coche tiene un modo experiencial Go Kart Feeling, seleccionable desde el mando en posición central y dirigido precisamente a brindar esas sensaciones cercanas a las de un kart cuando lo conduces, lo cierto es que no se acerca en nada a lo que ofrecían en el pasado otros MINI.
Es un coche mucho más pesado, y eso penaliza este aspecto dinámico, ya que no es rápido en cuanto a reacciones, la dirección es poco directa, y si a eso unimos que el motor de 300 CV parece algo perezoso incluso en el modo 'boost' para mover con alegría el coche, el tacto de kart se queda en algo anecdótico.
Hicimos varias pruebas en este sentido, tratando de encontrar esas prestaciones y ese carácter deportivo, emocional, esa configuración en la que el coche nos pegase al asiento al hundir a fondo el pie derecho, pero en ningún caso lo encontramos.
Es un coche rápido cuando lo has lanzado, es capaz de mantener velocidades de crucero altas en autovía y autopista, pero no es impetuoso en aceleración como esperas de un John Cooper Works. De hecho, revisando cifras en este sentido, es algo más lento que su antecesor, que hacía 0 a 100 km/h en 5,1 segundos frente a los 5,4 segundos de este.
Es el precio que hay que pagar por tener más coche, por haber saltado de segmento y por ser ya un coche más adulto en este sentido. Eso y 59.400 euros que es lo que cuesta este Countryman John Cooper Works al que no le falta de nada a nivel interior, por cierto.
Más acorde con las expectativas en el Cooper C de 170 CV
La segunda versión que íbamos a conducir del nuevo MINI Countryman era la más básica, que equipa un motor 1.5 turboalimentado de tres cilindros, desarrollando 170 CV de potencia.
Se trata de la versión que en acabado Esential supone la de acceso a la gama Countryman, con un precio de 39.400 euros. Sentados al volante, lo primero que destaca muy en positivo es la calidad de materiales y acabados del interior.
Igual que en el John Cooper Works que habíamos conducido anteriormente la calidad percibida de su interior era acorde al precio que se debe pagar por esa versión, en este lo que sorprende es que todo es igual que en en el otro, aunque por un precio sensiblemente inferior.
Desde esa maravillosa tela dura y rugosa que forra el salpicadero y las puertas, los asientos de corte deportivo tapizados en simil piel con la palabra MINI en el repaldo hasta la propia pantalla circular OLED, que es de serie en todas las versiones, lo que transmite este coche es una sensación de calidad que no tienen sus rivales directos.
En este sentido tenía ciertas dudas sobre cómo iba a ser la experiencia al volante al no contar con un cuadro de relojes tras el volante y dejar como fuente de información principal la pantalla circular, pero lo cierto es que el sistema de head up display que proyecta información sobre el parabrisas hace su función a la perfección.
La calidad y el tamaño de la información proyectada, y el hecho de que el diseño con el que se muestra ésta cambie en función del modo de experiencias activo en cada momento, hacen de él uno de los mejores sistemas de información proyectada que hemos conocido en los últimos años.
Más allá de eso, el tricilindrico parece mover bien y con soltura el coche. No esperas unas prestaciones de infarto en un coche de casi 1.800 kilos y 170 CV de potencia, pero el tacto general del coche es muy placentero.
Coge velocidad bien y el aislamiento acústico es tan bueno que enmascara por completo el característico sonido del motor tricilíndrico incluso cuando lo llevas a revoluciones muy altas y, en general, el coche cumple con creces con las expectativas.
Sorprendentemente en esta versión de tracción delantera, cuando activé el Go Kart Feeling, sí que sentí mayor alegría, agilidad y un toque más directo del eje delantero a la hora de encarar curvas y rotondas. ¿El motivo? Lo desconozco, pero creo que el ahorro de peso de no tener el sistema de tracción integra del JCW puede tener algo que ver. Habrá que probarlo más en detalle.
En autovía el coche vuelve a demostrar que está perfectamente preparado para esos menesteres, con una calidad de marcha muy alta, unas suspensiones que filtran perfectamente las imperfecciones del terreno y un aislamento acústico de primer nivel.
Su puesta a punto está claramente enfocada al confort, con lo que en este también podrías hacer un viaje cómodo con la familia, ya que las plazas posteriores tienen un tamaño muy generoso para las piernas y el maletero es suficiente con sus 460 litros para el equipaje de una familia en una escapada de unos días.
Precios del MINI Countryman en España
- MINI Countryman C: 39.600 euros.
- MINI Countryman S ALL4: 45.600 euros.
- MINI Countryman D: 41.000 euros.
- MINI Countryman John Cooper Works: 59.400 euros.
La gama MINI Countryman ya está disponible en los concesionarios de la marca en España. A las versiones con motores térmicos que hemos probado en este ocasión se unirán las eléctricas Countryman E y Countryman SE en los próximos meses.
