James Hunt, el vividor que consiguió ser campeón de Fórmula 1

James Hunt, el vividor que consiguió ser campeón de Fórmula 1
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James Hunt se convirtió en campeón del mundo de Formula 1 en 1976, el mismo año en que Niki Lauda casi pierde la vida en la pista. Fue un año duro y emocionante, una gran lucha entre Niki Lauda y James Hunt que tuvo uno de los finales más increíbles de la historia reciente debido entre otras cosas, al factor lluvia. Pero vayamos por partes. Probablemente mucha gente conozca la historia de la temporada ’76 de Formula 1, y probablemente mucha gente sepa que James Hunt era conocido como Hunt the Shunt por sus múltiples accidentes, provocados en gran medida por su estilo de conducción súper agresivo y un poco “todo o nada”.

Además de eso, James Hunt era lo que podríamos llamar un rebelde. Genial piloto pero consumado juerguista, fumaba más de 40 cigarrillos diarios, bebía no diremos grandes cantidades de alcohol, pero sí de cierta importancia. Era un seductor nato, un playboy en toda regla, socarrón y divertido. Un personaje irrepetible, y más hoy en día. En la época de la que hablamos, la forma física no era tan fundamental como en el presente. Muchos pilotos fumaban habitualmente, incluso en el paddock o montados en el monoplaza esperando ponerse en marcha. En cierto sentido, creo que Kimi Raikkonen es lo más parecido a un piloto de los años 70 que hemos podido disfrutar en los últimos diez años.

Aviso: este post va en la línea de posts históricos, revisando una parte de la historia de la F1 que creemos que es especial. Así que ya estáis sobre aviso de que mejor poneros cómodos y dedicadle 10 minutillos.


La carrera de James Hunt hacia la Formula 1 fue larga y va progresando de categoría en categoría desde que un día, a los 18 años, fue a ver una carrera de coches con un amigo y le picó el bicho de la velocidad. Como en tantos otros casos, los grandes pilotos empezaban por casualidad, a edades que hoy en día sirven para decidir si un chaval pasa a la Formula 1 o se queda otro año más en la categoría. A los 18 años, James Hunt hizo su primer pinito con un Mini en la copa Club, en Brands Hatch, 1967. Lo que sigue a partir de ahí es espectacular y singular: va rapidísimo, es un piloto todo talento, pero con una interesante tendencia, un imán, para los golpes y los accidentes espectaculares. Nace James Hunt “The Shunt”. En la Formula Ford está a punto de morir ahogado al caer a un lago con su monoplaza, o se estrella o vence con autoridad. ¡Es un piloto irresistible!

Lord Hesketh y un objetivo: la Formula 1


La clave en la carrera de James Hunt fue Lord Hesketh, un joven noble con gran fortuna que la invertía en las carreras. Pasando por la F3 y la F2 con no demasiada fortuna, Lord Hesketh reflexiona y llega a una conclusión: “para pasar por idiotas, mejor hacerlo en la Formula 1”. Dicho y hecho, en 1973 ya están en la F1 con mucho glamour y dinero, pero con la compañía de las risitas condescendientes del resto de equipos y gentes del paddock. Qué más da, aquí se ha venido a correr, y James Hunt con un March debuta en el GP de Mónaco, noveno en entrenamientos y sexto en carrera (solo que ha roto y no pasa la bandera a cuadros). Las risitas han bajado de tono, y seguirán bajando con los resultados de este increíble piloto que sube por primera vez al podium en el estupendo circuito de Zandvoort (tercero, tras Jackie Stewart y Francoise Cevert), y repite en USA siendo segundo. Estupendo debut, ¿no es cierto?

Pasamos volando por las irregulares temporadas de 1974 y 1975 para no eternizar la historia y nos situamos en 1976, ya instalado en el McLaren sustituyendo a Emerson Fittipaldi. En 1976 ya era una estrella mediática, una celebridad, y ya las fiestas que organizaba y protagonizaba eran super conocidas por todo el mundo. Empezaba un año especial para la Formula 1, en una época que posiblemente sea la mejor de este deporte, al menos para mí, claro.

Las correrías de James Hunt son legendarias. Tanto es así que se dice (y se asegura) que la semana antes del Gran Premio de Japón (Monte Fuji 1976), el piloto británico fraternizó con nada menos que 33 azafatas de la British, en lo que podemos afirmar que fue un “alarde de medios” y a la vez una cuestión muy curiosa. No es que los pilotos tuviesen vetado el contacto femenino previamente a las carreras, pero tampoco era entonces muy recomendable el exceso en cualquier sentido antes de una carrera de la transcendencia que tendría Fuji. ¡Estaba en juego el campeonato mundial de F1 de 1976!

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Seguramente la imagen más repetida, la que mejor define a James Hunt

Las juergas no eran desconocidas para muchos pilotos, en concreto James Hunt tenía en Barry Sheene un buen compadre. Esas dos semanas anteriores a la carrera en Monte Fuji, Sheene y Hunt se las fumaron literalmente. Día y noche, alcohol, drogas y sexo. Barry Sheene se había proclamado campeón del mundo de motociclismo ese mismo año, así que había mucho que celebrar (incluso, por qué no, el inminente campeonato de Hunt). Así que, para mantener el ritmo, Hunt abordaba a las azafatas de la British casi en el mismo momento en que se registraban en el hotel, invitándolas a la fiesta en su suite. Y todas decían que sí.

Un último acto a la altura de los mejores guiones

Pasaron dos semanas de desenfreno. Dos semanas que muchos de nosotros no aguantaríamos con la salud intacta, y que probablemente dejarían en paños menores a películas de la talla (alcohólica y estupefaciente) de “Miedo y asco en las Vegas”. Sin embargo para James Hunt las cosas funcionaban así: fiesta fuera de la pista, eficacia y dotes espectaculares dentro de la pista. Pero no aceleremos demasiado porque todavía tenía que hacer un par de las suyas antes de subirse al monoplaza en la carrera más decisiva de su vida.

Lo más notorio, o vergonzoso si queréis verlo así, fue cómo Patrick Head pilló en flagrante delito a James Hunt mientras “establecía contacto” con una azafata japonesa ¡dentro del box! Si, señores y señoras, minutos antes de formarse la parrilla de salida, James Hunt ahuyentaba el mal fario a su particular modo. Después, ritual habitual de vómito (por los nervios), una sonrisa de oreja a oreja y a subirse al monoplaza. Hay que decir en su honor que cuando James Hunt se enfundaba el mono y se ponía el casco, una vez exorcizados los demonios de los nervios que lo devoraban por dentro, cambiaba totalmente el chip y era capaz de increíbles carreras a la vez que demostraba una calidad técnica como piloto que lo dejaba fuera de toda duda.

El 24 de octubre de 1976, diluviaba en la carrera inaugural en Monte Fuji. Tras una temporada electrizante por la lucha entre Niki Lauda y James Hunt, ambos llegaban a la última prueba en condiciones de ganar el título. Como sabéis, Niki Lauda sufrió en el Nürburgring el casi fatal accidente que le costó serias lesiones y perderse unas cuantas carreras. James Hunt fue recortando distancias en la general hasta llegar a Japón, la prueba que concluiría con una de las temporadas más emocionantes.

Pilotos de F1 Japon 1976
La tensión se podría untar en un pan

Ante tal diluvio, Niki Lauda se retiró de la prueba. Los pilotos habían pactado que si las condiciones de la pista eran impracticables, todos abandonarían la prueba, pero a la postre fue Niki Lauda el único que lo hizo, quizás debido al enorme riesgo que suponía correr en semejantes condiciones. Y más teniendo en cuenta lo que había ocurrido en Alemania meses atrás. A eso se le llamó la traición del Monte Fuji y es una de las escenas clave de la historia reciente de la Formula 1 (y por eso no profundizamos en el GP en sí, Igor nos lo contó hace unos meses con todo detalle) .

Con este panorama por delante, a Hunt le bastaba sacar 3 puntos para ser el nuevo campeón del mundo, pues Lauda lo aventajaba en esa cantidad pero con una victoria menos. Un pinchazo inoportuno lo obligó a entrar en boxes, reincorporándose a la pista en novena plaza. En parte salió tan atrás por culpa de su equipo. Pero eso daba igual. Sacando lo mejor de sí mismo, Hunt comenzó a trepar puestos como un poseso para terminar la carrera en lo que él pensó que era la quinta posición, con la cual perdía el mundial. Se bajó del coche como una furia, dispuesto a “partirle la cara” a su jefe de equipo. Pero no llegó a consumar su ataque cuando le informaron que finalmente había sido tercero. Era el campeón.

El próximo capítulo de historias de la F1 estará dedicada a Juan Manuel Fangio y una anécdota especial que conocí en su momento, pero que con los años quedó perdida en la memoria, y hoy en día no encontraba una fuente que la respaldase. Gracias a uno de vosotros (ya diré quien en su momento), he podido retomarla. Por favor, si alguien sabe a qué me refiero, que no lo diga en comentarios.

Más información | Daily Mail, Shunt (Tom Rubython), El Norte de Castilla

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