Tecnología del transporte: la evolución del cochecito

Tecnología del transporte: la evolución del cochecito
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¿Alguna vez os habéis parado a recordar cual fue vuestro primer coche? Pues aquí estoy yo para ayudaros a responder a esa pregunta. Sin lugar a dudas “vuestro” primer coche tuvo que ser acorde a vuestro tamaño, es decir, tuvo que ser un “cochecito”, por tanto, ya podéis descartar de vuestra mente todas esas marcas que os han venido a la cabeza: Seat, Citroën, Renault, Ford, etc.

A través de las diferentes culturas y dependiendo de la edad del niño se han utilizado diversos medios de transporte. Algunos han sido capazos que han incluido ruedas dando lugar a cochecitos para bebés y otros han sido sillas dando lugar a sillitas para bebés, pero también se han utilizado rastras, eslingas, mochilas, cestas, etc.

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Grabado que representa las rastras usadas en 1877

El uso de las rastras como medio de transporte para los niños ya figura en ilustraciones egipcias que datan de la época de los faraones y se ha utilizado en muchas culturas indígenas, hasta que las madres empezaron a atar a sus niños a la espalda, en un principio simplemente envueltos y posteriormente en cunas portátiles. Hoy en día en mochilas portadoras.

Origen y evolución del cochecito

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No fue hasta 1733, cuando el duque de Devonshire le pidió a un famoso arquitecto inglés, William Kent, que desarrollara un medio de transporte capaz de llevar a sus hijos, cuando a este se le ocurrió poner ruedas a una cesta de mimbre en forma de concha, eso sí, ricamente decorada, y pensada para ser tirada por una cabra o un pequeño poni, que se crea el primer cochecito para bebés.

A partir de entonces empiezan a surgir artesanos fabricando cochecitos, pero fue a la familia Crandall a la que se le atribuye, en Estados Unidos, el reconocimiento de ser la primera empresa fabricante de cochecitos, en el año 1830.

La noticia del cochecito para bebés corrió como la pólvora entre la alta sociedad, de forma que todos los que tenían dinero en aquella época querían tener uno. Tal era el éxito del nuevo invento que hasta la propia reina Victoria compró tres cochecitos de niño para ella.

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A Jesse Crandall, el nieto del fundador de la empresa, se le atribuyen una serie de patentes de mejoras como el sistema de freno, la capota, la sombrilla, e incluso el primer modelo que se conseguía plegar. Como os podéis imaginar los cochecitos de esa época estaban construidos con madera o con mimbre y sus distintas piezas estaban unidas por latón, por lo que eran verdaderas obras de arte muy ornamentadas a las que se les daba nombres pomposos de princesas o duquesas populares.

En 1889 William Richardson revolucionó el transporte al permitir que cada rueda se moviera por separado, lo que permitió aumentar la maniobrabilidad de los cochecitos. Hacia 1920 los cochecitos empezaron a hacerse populares y estar al alcance de casi todas las familias, eran cada vez más seguros, con ruedas cada vez más grandes, con frenos y con una estructura cada vez más resistente.

Este aumento de popularidad significó el nacimiento de muchas empresas o la dedicación de otras a ello. Después de la Primera Guerra Mundial y hasta 1950 todo el mundo quería tener un cochecito para su bebe, tenerlo implicaba tener un buen estatus social. Empezaron a surgir diseños modernistas, revolucionarios, atrevidos,… cualquier cosa parecía que valía con tal de llamar la atención.

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Pero esto también tenía sus inconvenientes a la hora de viajar y tener que transportar semejante carga y eso le incomodó de gran manera a la hija de Owen Maclaren quien en 1965 tenía que desplazarse desde Inglaterra hasta Estados Unidos con su bebé. Maclaren, ingeniero aeronáutico de profesión, diseñó entonces un cochecito con un marco de aluminio y creó el primer “cochecito paraguas”.

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A continuación el Sr. Maclaren pasó a fundar la empresa Maclaren, que nada tiene que ver con los coches de F1, y se puso a fabricar y vender su nuevo diseño con gran éxito, debido a su facilidad de transporte, al ser plegable, y a la posibilidad de incorporar, en una misma estructura, silla y capazo.

Una de las marcas clásicas y más famosas de cochecitos de bebés es La Cruz de Plata, que fabricando cochecitos desde 1877 hasta el año 2002 en que cerró y fue comprada por una empresa juguetera, que ha ampliado su gama con nuevos productos para bebés, más modernos pero manteniendo los prestigiosos Cruz de Plata, ha hecho historia con su clásico cochecito estilo inglés e imitado por todos.

La sillita de paseo

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A partir del año 1980 se produce una verdadera revolución en el transporte del bebé. Se empieza a transportar al bebé en la posición de sentado desde casi recién nacido. El uso de los cochecitos de bebé cae en desuso y su lugar lo ocupan las sillitas de paseo.

La sillita de paseo Baby Jogger con tan solo tres ruedas, inventada en 1983 por Philip Baechler, fue el inicio de unas sillitas de paseo cada vez más originales y desarrolladas a partir de este diseño. Se empezaron a diseñar modelos adaptados y adaptables a todo tipo de vida o actividades de los padres. Nuevas marcas, cómo Bugaboo o Concord, surgen rápidamente para captar un pedazo del mercado.

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Modelo de sillita Bugaboo

En estas sillitas de paseo actuales se incorporan neumáticos con aire, frenos de disco, porta-bebidas, barras de actividad para el bebé, etc. al mismo tiempo que se ha hecho que sean elegantes y atractivas. Ahora la sillita de paseo ya no se limita a ir por la acera paseando, ahora las hay que van por el campo con neumáticos todo terreno, y tampoco tienen por qué ser empujadas, pueden fijarse a la bicicleta. ¿Quién sabe cuál será el próximo diseño que nos llegará?

Pues el próximo yo tampoco lo sé, pero los últimos que acaban de llegar a las tiendas son aquellos que llevan el nombre de las marcas de los fabricantes de automóviles de lujo, permitiendo así que padres e hijos se identifiquen plenamente con su marca favorita.

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Tal es el caso, por ejemplo, del modelo BMW Maclaren, que, bajo la licencia de BMW, lleva la insignia de la marca bávara en los tapacubos de las ruedas, en la hebilla del cinturón de seguridad y en la tela, y por si fuera poco lleva grabado hasta un número VIN (de bastidor), como si de un coche se tratara.

Por supuesto, para los más exquisitos también existe un Aston Martin con chasis deportivo de aluminio y magnesio, tapicería en tela Alcántara con incrustaciones de cuero y el nombre de Aston Martin representado en letras de metal reluciente en el manillar y que se puede adquirir por tan “solo” 2.000 euros. Y si no llegamos a ello también nos quedarán los más asequibles Jeep Liberty o Jeep Overland, entre otras.

Seguridad para todo

El cochecito de bebé ha recorrido un largo camino desde los primeros cochecitos de niños del siglo XVIII hasta las sillitas modernas que pasean hoy por las calles. Una cosa que siempre se ha mantenido, sin embargo, es que la gente siempre va a necesitar una manera conveniente de trasladar a los bebés de un punto a otro. Pero afortunadamente la forma de hacerlo ha cambiado a lo largo de la historia.

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Modelo de sillita de 1902

Si se siguen las instrucciones básicas facilitadas por el fabricante cualquier sillita hoy en día es segura, siempre que se utilice de forma adecuada. Para ello hay que comprobar que la estabilidad que proporciona es la adecuada a la actividad a realizar, así cómo saber si debemos orientar al niño en el sentido de la marcha o al contrario, reclinar el asiento o ponerlo más vertical en función de su edad, comprobar el buen estado de los frenos y tener precaución con las partes que se puedan cerrar.

Todas las sillitas que se venden actualmente vienen equipadas con cinturones de seguridad que no pueden ser abiertos fácilmente por niños. Es fundamental llevarlos siempre bien atados. Las sillitas de paseo disponen de cinturones de seguridad de tres puntos, mientras que las de footing, o de estilo deportivo, deben poseer cinturones de sujeción cinco puntos. Y siempre recuerda, no sobrepases el peso ni la edad recomendada por el fabricante, ¡por lo que más quieres!.

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