En el Salón del Automóvil de Múnich (IAA Mobility) el Canciller alemán, Olaf Scholz, anunció que en las próximas semanas el país se convertirá en “el primero de Europa en introducir una ley que obligue a los operadores del 80 % de las estaciones de servicio a ofrecer opciones de carga rápida de al menos 150 kW para coches eléctricos”.
Con esta significativa mejora de la infraestructura alemana se busca aumentar el número de estaciones de carga públicas de las actuales 90.000 a un millón de cara a 2030, con el objetivo final de acelerar la adopción de vehículos eléctricos en el país. Para entonces, Alemania espera que por sus carreteras circulen unos 15 millones de eléctricos.
Un impulso determinante para el coche eléctrico
Según Reuters, a finales del pasado abril sólo circulaban por las carreteras alemanas 1,2 millones de vehículos eléctricos, por lo que elevar ese número a 15 millones en sólo siete años es cuanto menos ambicioso.
Las principales trabas para la adopción de un coche eléctrico son su precio, su autonomía y la falta de puntos de carga, pero con esta medida el Gobierno alemán pretende encontrar un punto de inflexión.
La legislación propuesta por Scholz podría ser una herramienta clave para que Alemania esté preparada para los vehículos eléctricos. El país ya ha sido testigo de luchas legales en esta área, con Tesla demandando al mayor operador de estaciones de servicio de Alemania, Tank & Rest, a principios de año por los derechos para instalar estaciones de carga en rutas cruciales.
“La ampliación de la red de carga hará que la ansiedad por la autonomía sea cosa del pasado para los conductores de vehículos eléctricos”, dijo Scholz. Esta medida, en línea con otras similares que ya están en marcha en Europa, será acogida de buen grado por la industria y los fabricantes de vehículos eléctricos.
Si tiene éxito, es de esperar que tanto otros países europeos como fuera de nuestras fronteras adopten el ejemplo alemán. Por ejemplo en EEUU, el gigante petrolero Shell lleva tiempo estudiando la posibilidad de instalar cargadores en todas sus gasolineras, pero todavía no ha habido un impulso legislativo que le obligue a ello.
Por el momento no ha trascendido la inversión que tendrá que hacer Alemania para implementar su red de carga, ni aspectos como si la nueva ley exigirá que se pueda hacer el pago de las recargas con una simple tarjeta bancaria en lugar de seguir con las múltiples apps actuales. Además, el cliente debería estar previamente informado del precio exacto de cada recarga, lo que no siempre ocurre.
El objetivo europeo de una infraestructura densa, eficiente y fácil de usar para los clientes en 2030 es sin duda muy ambicioso, pero también es necesario si Europa quiere conseguir la transición a los vehículos eléctricos.
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