Toro Rosso-Red Bull, ¿desvirtúan en exceso el espectáculo?

Toro Rosso-Red Bull, ¿desvirtúan en exceso el espectáculo?
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Cuando conocimos que Sebastian Vettel saldría desde el pit-lane, con todas las ventajas que eso conllevaba, rápidamente comenzamos a pensar que la estrategia del alemán podría permitirle ascender muchas posiciones. Sin haberse apagado el semáforo, el Top5 era algo más que factible. Pero antes de vender el oso, Vettel tenía que superar el martirio de adelantar a los últimos de la parrilla. Comenzábamos a descontar con los dedos y a la hora de llegar a la altura de Toro Rosso sumábamos dos sin pensarlo.

La hermandad entre Red Bull y Toro Rosso tuvo su apogeo en la segunda remontada, tras el safety-car y su primera parada en boxes, cuando Jean-Eric Vergné se apartó por completo a la llegada de Sebastian Vettel en la curva 7. Poco o nada importa si estás luchando por una posición o si por el contrario te vienen presionando desde atrás. Cuando un piloto Toro Rosso ve a un Red Bull en su retrovisor la consigna es clara, apartarse y dejar vía libre.

Esta claro que al ser dos escuderías hermanas y con un mismo propietario, la acción es totalmente lícita, pero no es para nada descabellado pensar que se desvitúa la carrera. La diferencia en prestaciones entre un Toro Rosso y un Red Bull es tan evidente que luchar sólo sería una piedra en el zapato para ambos, pero ver como Daniel Ricciardo y Jean-Eric Vergne (tal y como hicieron Jaime Alguersuari y Sébastien Buemi en el pasado) se apartan del camino está más allá de la ética, que aunque tenga poca, tiene, de este deporte.

La lucha por cada posición es una de las esencias del automovilismo. Esencia que se limita en cierta medida por las órdenes de equipo. Pero claro, normalmente un equipo cuenta con dos pilotos y dos monoplazas, no con cuatro de ambos. La solución es un tema peliagudo y complicado. Una norma más en el reglamento podría ser esquivada por los habituales paripés mientras que la imposibilidad de un mismo propietario de gestionar dos escuderías podría acabar con la historia de Toro Rosso, otrora Minardi. Sea como fuere, el espectáculo y la lucha por ser el mejor deberían estar por encima de cualquier variable y eso, ahora mismo, no se da en la parrilla.

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