Latvala el prematuro

Latvala el prematuro
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En los rallyes como otras muchas cosas de la vida, el más rápido es el que gana y Jari-Matti Latvala ya ha entrado en los anales de la historia como uno de los más rápidos. El finlandés de 22 años, después de sólo 3 temporadas disputando el Mundial de Rallyes, sólo una disputando todos los rallyes, ya ha probado el sabor de las mieles del éxito.

Además, su primera victoria conlleva la caída de uno de los records más longevos y valorados por los aficionados, que no es otro que el del piloto más joven en conseguir su primera victoria. Esta marca la ostentaba hasta el momento otro finés, el ya fallecido Henri Toivonen, que consiguió su primer rally a la edad de 24 años, una marca que ha durado 28 años. A Latvala como a Toivonen, esto de los rallyes le viene de familia, ya que el padre de Henri ganó el campeonato de Europa de la especialidad y el de Jari es el antiguo campeón del júnior de Finlandia, como se dice vulgarmente “de casta le viene al galgo el ser rabilargo”. Y es que el padre de Latvala ya se había dado cuenta de que su hijo tenía algo especial. Como muchos niños nórdicos, desde pequeño salía a derrapar con sus amigos en los lagos helados con el coche viejo de la familia, y con sólo 8 años ya participaba en rallyes que su familia hacía en la finca familiar, a pesar de que casi ni llegaba a los pedales. Después de participar en varios rallysprints en Inglaterra, con sólo 17 años dejó los estudios para dedicarse en cuerpo y alma a esto del automovilismo. Le apadrinó Timo Joukhi, y montaron un programa de 17 rallyes en un año para prepararle en las diferentes superficies.

Tras dos años participando en pruebas nacionales, Jari-Matti desembarca en el Mundial de forma privada, y después de sorprender a propios y extraños con grandes actuaciones en Noruega e Irlanda, se ganó la confianza del equipo Ford, que lo fichó como segundo de un compatriota, Mikko Hirvonen. A partir de aquí la historia ya es conocida. Muchos aficionados ven en Latvala un sucesor de grandes pilotos, y él lo demuestra plantándole cara a gente como Loeb, Hirvonen o Solberg. Si es que hay algunos que nacen con un volante debajo del brazo.

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