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Cómo distinguir un coche fabricado en Japón a simple vista

Cómo distinguir un coche fabricado en Japón a simple vista
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Los fabricantes de automóviles son un fiel reflejo de su sociedad, su cultura y sus gustos. Aspectos a los que se suma el contexto social y político en el momento de su creación. Pero, ¿qué características tienen los modelos japoneses?, ¿de verdad son reconocibles a primera vista?

Mencionar coches japoneses significa hablar de tecnología, donde la modernidad y los grandes avances van unidos de la mano con una fiabilidad capaz de sorprender a cualquiera. También el confort y la seguridad han sido aspectos destacados, en los que los fabricantes nipones han puesto por delante la experiencia del conductor y los pasajeros por encima de cualquier otro criterio a la hora de diseñar sus modelos.

Cuando hablamos de la industria automotriz japonesa nos referimos a una de las más importantes a nivel mundial, concretamente a partir de 1960 donde el país del Sol Naciente consiguió situarse dentro de los países con mayor producción de automóviles, superando a toda una potencia como Alemania. Una situación que se debió a la decidida apuesta del gobierno nipón y a una serie de compañías, como Toyota, que continuamente han revolucionado el panorama del motor en buena parte del planeta fabricando modelos capaces de ofrecer una extraordinaria fiabilidad y rendimiento.

Además, el hecho de venir de ciudades grandes y transitadas hacen que sus vehículos sean ligeros, estables y manejables con una frenada eficaz y ágiles para afrontar curvas. Incluso hoy cuando hablamos de automóviles japoneses son características comunes la eficiencia, la seguridad y el rendimiento.

Toyota AA

Los orígenes del automóvil japonés

La fabricación de los automóviles en Japón tiene sus orígenes a principios de 1900, concretamente en los talleres de reparación y fabricación de bicicletas. Al principio, la industria automotriz nipona estuvo muy unida a la de EEUU hasta que comenzara su propio camino en 1930, cuando elevaría la producción anual hasta las 20.000 unidades.

Seis años más tarde el gobierno aprobaría la Ley de Industria de Fabricación de Automóviles, con el objetivo de intentar romper con el monopolio norteamericano. Precisamente a la sombra de esta ley nacieron empresas como Toyota.

Con la II Guerra Mundial la industria nipona se vio mermada y a mediados de los años 50, concretamente en 1955 el gobierno japonés tomaría medidas para reanudar el mercado nacional de automóviles, dada la importancia de este sector en la economía del país.

Durante esa época los vehículos se caracterizarían por ser pequeños, de bajo consumo y a un precio asequible

Los años 70 fue la auténtica explosión del coche pequeño en Japón, ligero y de diseño muy cuadrado

El fenómeno de los 'key cars'

El mercado automovilístico nipón sufre su particular explosión entre los años 60 y 70 comenzando su andadura internacional con mucha repercusión. Sus motores aúnan potencia y eficiencia. Son mecánicas ligeras y de tamaño reducido, lo que no evita que sean potentes, gracias a que cuentan con avanzados sistemas electrónicos a nivel mundial que ayudan a rendir al motor.

Los problemas de congestión de los años 70 hacen que se desarrollen en mayor medida los llamados ‘key car’, coches pequeños y ligeros de diseños muy cuadrados, ruedas muy estrechas que parecen casi de bicicleta y motores tricilíndricos. Estos automóviles pertenecen a una categoría fiscal de vehículos, nacidos tras la Segunda Guerra Mundial, cuando los japoneses no podían comprar un coche, aunque tenían presupuesto para una bicicleta. Para los parámetros europeos estos vehículos equivalen a un utilitario del segmento A y se distinguen por su matrícula amarilla.

En los 90, los fabricantes japoneses hicieron una puesta muy arriesgada por los coches deportivos

A partir de los años 80, Japón se convierte en una potencia automovilística por lo materiales de fabricación utilizados por las grandes marcas, así como los sistemas de producción.

Hacia finales de estos años nacen las furgonetas compactas de carrocería muy cuadrada, que hacen de su interior muy aprovechable. Además contaban con un precio muy asequible.

Toyota Supra Biturbo

A mediados de los 90, los coches japoneses entran en el mercado de alta gama, para competir con los fabricantes europeos, sobre todo alemanes, aunque con motores nipones. También esta fue una época de una apuesta más arriesgada la de los coches deportivos. Los fabricantes japoneses lograron situar una serie de modelos de altas prestaciones en Europa y EEUU, que rivalizaron directamente con los deportivos por excelencia de aquella *poca, como fue el caso del Toyota Supra. Un GT 2+2 de propulsión trasera de motor longitudinal y potente con una línea elegante y futurista. Su versión biturbo de 326 CV fue la de mayor potencia a la venta en los Estados Unidos.

Pioneros en la construcción de híbridos

Desde comienzos de 2000 los automóviles japoneses han cambiado las características de sus modelos por otras que no eran las habituales. Así dejaron a un lado los modelos más económicos en una apuesta por el diseño y el equipamiento, que los distingue de sus competidores. A todo ello se suma la utilización de nuevas tecnologías en los motores, que han llevado a los fabricantes japonenses a contar con las apuestas más innovadoras del sector.

Un buen ejemplo de esto es la construcción de coches híbridos, en el que las marcas japonesas han marcado el camino a seguir.

Toyota Prius

Empresas como Toyota han logrado un importante nicho de ventas en este apartado. Su secreto no ha sido otro que el de saberse adaptar a las necesidades de los usuarios ofreciendo vehículos muy competitivos en cuanto a precio, calidad e innovación técnica.

Modelos como el Toyota Prius, el híbrido por excelencia del mercado, han marcado un antes y un después en este segmento. Un modelo que destaca por su singular carrocería de diseño en cuña que presenta una novedosa y pronunciada caída de la zaga desde el alerón hasta el paragolpes. Tampoco pasan desapercibidas esas rasgadas ópticas frontales, propias de los modelos nipones, delante en forma de boomerang y detrás, con una tira LED en rojo hasta alcanzar las aletas.

En definitiva, un diseño compacto, que aparte de mejorar su aerodinámica con una estética vanguardista, no pierde la esencia de sus tres generaciones antecesoras, convirtiéndolo aún en más atractivo.

Todos los citados rasgos convierten al Toyota Prius en un modelo muy reconocible a primera vista de diseño tan atrevido como arriesgado.

El Toyota Prius fue el pionero, pero hoy día la oferta de modelos híbridos de Toyota llega a prácticamente todos los segmentos, desde el urbano Yaris hasta el SUV RAV4 hybrid, pasando por el compacto Auris hybrid, el monovolumen Prius+, el familiar Auris hybrid TOuring Sports o el crossover compacto Toyota C-HR.

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