La balada de John Z. DeLorean (1): Los orígenes
Clásicos

La balada de John Z. DeLorean (1): Los orígenes

Inmortalizado en Regreso al Futuro, el DeLorean DMC-12 es un coche de culto. En realidad lo fue desde su salida al mercado en 1981, con esas puertas alas de gaviota y carrocería de acero inoxidable y aun a pesar de sus múltiples defectos de fabricación iniciales.

Me puse a buscar y en el curso de las pesquisas topé con la historia de su creador, John Z. DeLorean. Y, sinceramente, aun no he conseguido que la mandíbula vuelva al sitio acostumbrado. Me he quedado boquiabierto porque es una vida de película, una genuina balada que merece la pena contar en forma de post.

Este peso pesado de la industria automotriz norteamericana nació en la pobreza para 47 años después convertirse en vicepresidente de General Motors. A sus espaldas tiene la creación del primer muscle, Pontiac GTO ’64. A partir de su salida de la corporación en 1972 la persecución de un orgulloso sueño llamado DeLorean Motor Company le llevó a caer en desgracia. Veamos cómo fue.

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Salir del agujero

John Zachary DeLorean vino al mundo en una casa pobre de Detroit el seis de enero de 1925. Según su hermano Chuck, eran tan miserables que mamá tenía que tejerles la ropa con sacos de judías. El padre, inmigrante de nacionalidad rumana, se dedicaba a la fundición y a la acción sindical en Ford. Además de a beber y a maltratar a su familia.

Volviedo a la mujer que le dió a luz, era austriaca y realizaba trabajos de fábrica en fábrica allí dónde saliesen. Entre una y otra paliza tenía la suerte de poder marcharse con los cuatro niños a California. Hasta que en 1942 no pudo más y pidió el divorcio, con lo que el hogar familiar quedó desnudo. John volvió a ver a su padre años más tarde, pero estaba tan empapado en whisky que apenas podía hablar.

Mientras ocurría todo esto se forjó en el pequeño DeLorean una personalidad ávida de éxito, lo único que podía sacarle de territorio hostil. Amante del entonces vulgar jazz, primero se convirtió en un buen saxofonista. Después, sus excelentes resultados académicos le catapultaron de la escuela pública a varias becas en las instituciones más prestigiosas de la ciudad.

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Pontiac GTO, primer muscle car y obra maestra de DeLorean (RobeRt Vega)

Finalmente, en 1941 terminó en el Lawrence Institute of Technology, sagrado lugar donde se formaban los grandes talentos de la industria automotriz detroitiana. Siguió al pié del cañón hasta entrar en la Sociedad estudiantil de Honor: Todo un empollón, probablemente también acomplejado. Pero inmensamente valioso.

Lamentablemente, en aquellos tiempos andaba rondando por la ciudad el Tío Sam, en busca de carne para el conflicto más sangriento de la Historia. Dió con Johnny y tuvo que viajar al infierno.

Sobrevivió a la II Guerra Mundial. Volvió a casa y sacó a su madre y a sus tres hermanos del fango trabajando como ingeniero eléctrico. Hasta que en 1948 pudo regresar al intituto mencionado para graduarse en ingeniería industrial mientras trabajaba a tiempo parcial en Chrysler.

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Más tarde DeLorean se marcharía de Chrysler: Se perdió el increíble 300 G de 1961 (Rex Gray)

Las claves

Una vez conseguido el sueño parecía ése el momento de ingresar por fin en una de las Tres Grandes de la automoción americana. Sorprendentemente, terminó trabajando como vendedor de seguros de vida porque quería aprender a convencer. Ése es el truco, debió pensar, no dejar nunca de probar cosas útiles por disparatadas que éstas puedan parecer. Y lo fueron, claro que lo fueron.

Además de continuar estudiando. Parece mentira todo lo que este tipo pudo meterse entre pecho y espalda a dicho respecto: A principios de los cincuenta volvió a Chrysler y, además de ganarse el pan, se graduó en su master de ingeniería automotriz.

A partir de ahí no tardó en fugarse de la única marca estadounidense que fue capaz de hacer frente a Ford y General Motors, para ir a parar a Packard en 1953. Por si alguien no la conoce, se trata de una de las casas estadounidenses más prestigiosas de preguerra. Junto con Cadillac y Duesenberg fabricaba los mejores coches de América.

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Un bonito packard un poco anterior: Clipper Darrin Convertible, 1941 (Rex Gray)

El caso es que allí nuestro joven de 25 años se volvió perfeccionista. Y es que hacer coches para millonarios curte y enseña bastante. No obstante debía de irle el tema porque a los cuatro años, en 1957, ya era Jefe de Investigación y Desarrollo. Entre sus logros merece la pena destacar la mejora de una de las primeras cajas de cambios automáticas, la Ultramatic; así como unas cuantas patentes.

Asimismo, mientras avanzaba a ritmo de dragster tuvo tiempo de sacarse otra maestría, este vez en administración y dirección de empresas por la Universidad de Michigan. Sensacional.

Pero el tiempo de los pequeñas marcas norteamericanas estaba por acabar. Desde siempre le había sido difícil a fabricantes como Hudson, Nash o Packard seguir el ritmo de los titánicos conglomerados Ford, General Motors y Chrysler. Sin embargo, aun así continuaban adelante y a algunos les parecía que el statu quo quizá podría mantenerse.

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Sede mundial de la poderosa General Motors (KiwiDeaPi)

Tristemente Ford y GM radicalizaron su guerra de precios en los cincuenta mandando al garete a sus hermanas pequeñas. Las Tres Grandes podían ajustarse las cuentas mutuamente y soportar las consecuencias pero…

A gran parte del resto de la industria automotriz la hirieron de muerte. Su única salida era la concentración empresarial y, respecto a Packard, intentó ponerse a cubierto del temporal mediante fusión con Studebaker y después con AMC. Murió sin llegar al final del proceso, en 1958.

Poco antes de ello apareció por la fábrica uno de los emisarios de General Motors. Se trataba de Oliver K. Kelley, vicepresidente de ingenieros, y andaba buscando a John DeLorean.

Te queremos a bordo. ¿Qué te parece en la Pontiac?
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Insignia de Pontiac (Rex Gray)

El mercader de los sueños

Por qué no. Hacen coches para abuelas, es un buen reto.

Por aquel entonces la marca del indio no tenía muy buena reputación, sin duda. John Z. empezó como asistente de Pete Estes y el general manager Bunkie Knudsen. En 1961 ascendió a jefe de ingenieros.

Él y su equipo estaban a punto de hacer historia. Puso a tono los compactos Tempest, su variante LeMans y el más grande Grand Prix. Después siguió escuchando rock & roll, que era lo que hacía para inspirarse y saber qué demandaba el público. En realidad, DeLorean tenía un don para las ventas y la retórica, una labia que le convirtió en el comerciante de sueños de Detroit.

Cómo no se les habría ocurrido antes, ¿Y si incrustaban el V8 6.4 litros de los titanes Catalina y Bonneville en el Tempest? Crearían un monstruo… Además sería ilegal al violar los límites de cubicaje para compactos de General Motors. Nevermind… Junto con Bill Collins y Russ Gee alumbraron al GTO, el primer muscle car de América.

Sí, es por el 250 Gran Turismo Omologato de Ferrari.

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Los dos GTO de DeLorean: Arriba 1964-67, abajo 1968-74 (Tobyotter y BKM_BR)

En la pausa os dejo también este video de karisma999; aguantad por favor la publicidad, no hay forma de quitarla o saltársela. Detrás viene el anuncio de TV de época, madre mía lo que les hacían a los coches. Además, hay que parar el reproductor al final. Estos de Daily Motion...


Imaginaos la revolución en la marca para ancianas. De repente apareció un trasto juvenil al margen de la ley que trastocó su mercado. Para muy bien, ya que en los cinco años siguientes vendieron 250.000 GTO’s y se colocaron en el tercer puesto del rankin nacional. He aquí otra idea sencilla que se convertía en genialidad.

Este coche, el aumento de ventas general y las decenas de patentes conseguidas hasta la fecha transformaron a John DeLorean en lo que la revista People Weekly llamó más tarde Auto Prince, el nuevo chico de oro de la GM. Le hicieron presidente de Pontiac, el más joven que hubiese existido jamás al frente de una división de la gran la corporación.

Se marcharía de allí en 1969, si bien antes quiso hacerle la guerra al pony Ford Mustang. Para eso intentaron fabricar un biplaza derivado de prototipo Banshee. Pero esta vez los inquilinos del piso 14 no les dejaron: Todo menos competir con el Corvette, haced lo que podáis maquillando el Camaro”. Manos a la obra pues para en 1967 poder comercializar el legendario Firebird.

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Pontiac Firebird Primera Generación, 1967-69 (Sicnag)

Sin embargo a estas alturas la vida de J.Z. Había empezado a cambiar. Su nuevo puesto de ejecutivo no terminaba de convencerle y el buen chico que había sido hasta entonces iba a entrar en rebeldía y a liarla parda.

Continuará...

Fotografía | Katie@!,RobeRt Vega,Rex Gray,Rex Gray,KiwiDeaPi,Rex Gray,Tobyotter,BKM_BR,Sicnag
Video | Daily Motion
En Motorpasion | La balada de John Z. DeLorean (2): El sueño de acero inoxidable, La balada de John DeLorean (3): ¿Qué pasó al final?

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