El pasado jueves una espectacular tormenta en el desierto de Mojave (California) provocó el caos. El caos y que una gigantesca avalancha de barro sepultase en solo unos minutos a muchos coches.
Estos circulaban por la autopista 58 cuando en solo unos minutos quedaron acorralados por la enorme lengua de barro que avanzaba sin control. Por suerte, pese a las espectaculares imágenes, no hay que lamentar daños personales.
Pero si que habrá evidentemente muchos daños materiales, ya que los casi 200 coches que han quedado sepultados bajo el barro quedarán inservibles tanto mecánica como estéticamente, especialmente en aquellos en los que el barro se ha colado en el interior.
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Pues también es mala suerte que te pille una tormenta tan brutal, mientras vas por una autopista que cruza un desierto...
Saludos.
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Esta noticia huele a preludio de Dolorpasión.
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Las aseguradoras han de estar jalándose los pelos por esto.