A estas alturas ya tenemos todos más o menos claro que el futuro es eléctrico, incluso Ford nos ha dado un bofetón informativo al anunciar ayer que en 2020 tendremos un Mustang híbrido. Ahora sólo hace falta definir cual será el camino general que seguirán las compañías. Aunque la hibridación está asentada y los eléctricos enchufables parecen una realidad, hay otras alternativas.
Una solución prometedora es la de los coches de pila de combustible y los chicos de Hyundai tienen lista su segunda generación de SUV de hidrógeno. Propulsando un Hyundai Tucson sólo con agua estarían listos para lanzar un modelo de producción capaz de alcanzar una autonomía de 580 km.
Hidrógeno, una tecnología limpia y cara
Los materiales con los que se fabrican las baterías de iones de litio o de níquel-metal hidruro actuales suelen estar compuestas de minerales no muy comunes en el planeta, su extracción es costosa y, además, contaminantes a lo largo de toda su vida útil, así que lo que hoy puede ser una gran solución mañana puede darnos un disgusto. Con este kilometraje útil, el Tucson de hidrógeno batiría con claridad al Toyota Mirai y se colocaría justo a la zaga del Honda Clarity Fuel Cell, pero lo mejor de todo sería un precio muy competitivo que rondaría los 50.000 dólares.
Aparte de el Tucson y del prometedor eléctrico Ioniq, Hyundai está ultimando su primer autobús con pila de combustible para 2017, adquiriendo aún más experiencia en una tecnología que de ser viable y accesible nos ahorraría muchos problemas en el futuro.
La pregunta es si la tecnología de hidrógeno podrá llegar a ser competitiva. Está claro que cuantas más tecnologías de este tipo se desarrollen mejor nos irá en el futuro a todos, pero los motores de hidrógeno están sólo a un pequeño y necesario paso de ser poco interesantes: una mejora sustancial en las baterías de los eléctricos puros.
