
Ir a comprar el pan con un coche de Le Mans: si era tu sueño estás de enhorabuena, el SCG 007 LMH de Cameron Glickenhaus ya tiene versión de calle. Esta escudería, como ha hecho en anteriores ocasiones, ahora nos deleita con esta brutalidad para carretera.
Su impronta es muy parecida a la del prototipo de competición y tiene muchos de sus elementos aerodinámicos. Pero su V8 es muchísimo más potente al no estar limitado por la normativa del WEC: supera los 1.000 CV.
De las carreras de resistencia a la calle
La Scuderia Cameron Glickenhaus ha presentado este SCG 007s en el Concorso d'Eleganza Villa d'Este. Jim Glickenhaus, fundador de la firma, ha sido el maestro de ceremonias, como no podía ser de otra manera: es su criatura. El estadounidense ha bromeado con que tiene aire acondicionado y cinturones de seguridad: para poder circular necesita elementos mundanos que llevan los coches convencionales.
El SCG 007s, a primera vista, es muy parecido a su homónimo de carreras, pero hay cambios evidentes. Es más alto y algo menos ancho. Además, el habitáculo se ha ampliado para poder sumar dos plazas traseras: el de carreras es monoplaza, claro. Se convierte pues en un triplaza en esta adaptación a carretera.
No obstante, viene con muchas de las chucherías aerodinámicas del de competición: un labio delantero similar, la vela trasera o el gigantesco alerón, con listones verticales. Luce en azul claro con la tricolor francesa cruzando toda su fisonomía, en un claro guiño a la mítica cita de resistencia.
Los hypercar de Le Mans (LMH), por reglamento, solo no pueden exceder los 680 CV (500 kW), pero este SCG 007s no tiene por qué plegarse a esas limitaciones. Así, en vez del 3.5 litros V8 con dicha entrega, encontramos un bloque también de ocho cilindros en uve y biturbo pero de 6.2 litros. Ofrece nada menos que 1.014 CV y 1.000 Nm.
Esos más de 1.000 CV van directos al eje trasero, gestionados por una transmisión secuencial automática de siete velocidades. Si bien no dan detalles de sus prestaciones, es un coche de poco más de 1.560 kg. Eso se traduce en 1,56 CV para cada kg.
Además y aunque sea de calle, también goza de una suspensión de competición, ruedas con bloqueo central para cambios rápidos de neumáticos en boxes o gatos neumáticos integrados. El tanque de gasolina es mayor para durar más de los escuetos 57 km que firma el de competición.
Al asomarnos a su cabina, este SCG 007s deja claro de donde viene: por ejemplo el volante en fibra de carbono es de tipo yugo de carreras. Los asientos son baquets revestidos en piel y con pespunte en rojo en contraste. También equipa dos pequeñas pantallas: una muestra los parámetros esenciales del coche y la otra es de tipo multimedia, aunque bastante básica.
No apunta a dechado de comodidad pero tampoco lo pretende. Además, está preparado para poder ajustarlo para circuito y de nuevo devolverle a las especificaciones de calle para volver a casa. Su producción será limitada y el precio no se ha detallado en la presentación, pero en su momento se señalaron 24 unidades y que arrancaría en 2,3 millones de dólares (unos 2,02 millones de euros al cambio actual).
Imágenes | SCG