
Mucho antes de que el ya mítico Audi R8 se hiciera realidad en 2007, la marca de los cuatro aros ya soñaba con tener un superdeportivo de motor central. Fue en el Salón de Tokio de 1991 donde Audi reveló al mundo dos concept cars que desafiaban las expectativas: el radical Audi AVUS Quattro y el más terrenal Quattro Spyder.
Aunque ninguno llegó a producción, ambos marcaron un punto de inflexión en la estrategia de Audi, adelantando no solo su tecnología futura, sino también su ambición por competir en lo más alto del segmento premium.
Audi AVUS Quattro: un superdeportivo futurista con alma retro
Corría 1991 y Audi todavía no era la marca premium consolidada que conocemos hoy. Sin embargo, su estrategia para cambiar esa percepción se basaba en innovar y mirar hacia el futuro sin olvidar el pasado. El AVUS Quattro, presentado en el Salón de Tokio de ese año, fue la perfecta materialización de esa idea.
El AVUS era una auténtica nave espacial sobre ruedas: un superdeportivo de líneas limpias y agresivas, cubierto por una carrocería de aluminio pulido a mano de sólo 1,5 mm de espesor. Su diseño rendía homenaje a los legendarios monoplazas de Auto Union de los años 30, coches que dominaban las velocísimas rectas del circuito AVUS berlinés. Esa mezcla de estilo retro y tecnología futurista sigue siendo impactante incluso hoy.
Bajo esa espectacular carrocería —en teoría— latía un motor W12 de 6.0 litros y 60 válvulas capaz de entregar 509 CV. Decimos “en teoría” porque lo que escondía el prototipo era, en realidad, una réplica del propulsor... hecha en madera y plástico. Audi aún desarrollaba por entonces ese motor de 12 cilindros en W, que no estaría listo hasta una década más tarde. Aun así, el Avus marcaba el camino.
Gracias al uso del Audi Space Frame de aluminio, el prototipo apenas alcanzaba los 1.250 kg de peso, lo que habría permitido cifras impresionantes: un 0 a 100 km/h en 3 segundos y una velocidad punta de 334 km/h, al menos sobre el papel.
A nivel técnico, también incluía tracción total quattro, tres diferenciales bloqueables, dirección en las ruedas traseras y un llamativo conducto tipo NACA en el techo.
Tan impresionante era que incluso hubo muchos clientes interesados en adquirir uno. Se dice que Audi rechazó incluso más de una docena de ofertas de hasta 12 millones de dólares por una versión de producción.
Hoy, el AVUS Quattro descansa como pieza de museo en la sede de Audi en Ingolstadt. Nunca estuvo destinado a fabricarse, pero sí a marcar un antes y un después. Su espíritu, sin duda, sobrevivió en el R8 que llegaría 16 años después.
El Quattro Spyder: el hermano realista que nunca fue
Un mes antes del AVUS, en el Salón de Frankfurt, Audi había presentado otro prototipo que también miraba hacia un futuro más deportivo: el Quattro Spyder. A diferencia del AVUS, este sí fue concebido como un coche de producción. Compacto, ligero y de diseño sobrio, el Quattro Spyder pretendía ser el primer Audi con carrocería y chasis de aluminio en serie.
Medía 4,22 metros de largo, prácticamente como un Audi TT, pero su altura de solo 1,17 m lo hacía parecer un Lotus a la alemana. Además, con 1.100 kg de peso y un motor V6 de 2.8 litros y 174 CV, podía acelerar de 0 a 100 km/h en solo 6 segundos. Equipaba tracción integral con diferencial Torsen y cambio manual de cinco velocidades, todo un compendio de deportividad al estilo Audi.
Estéticamente era más conservador que el AVUS, pero su interior ya anticipaba rasgos que más tarde veríamos en modelos como el TT. Y técnicamente, fue el primer paso en firme hacia la construcción ligera que culminaría con el A8 de aluminio en 1994.
A pesar del entusiasmo que despertó, el Quattro Spyder tampoco llegó a producción. La causa fue puramente económica: desarrollar un deportivo de motor central requería una inversión que Audi no podía justificar en aquel momento, y su colaboración con Porsche para lanzar el RS2 se acabó imponiendo como prioridad.
¿Y qué es AVUS? Un circuito tan legendario como letal
Llamar a este prototipo “AVUS” no fue una elección aleatoria. Se trató de un homenaje al Automobil-Verkehrs und Übungsstraße, el mítico circuito situado a las afueras de Berlín. Su historia es tan fascinante como peligrosa.
Inaugurado en 1921 como una carretera de pruebas y considerado como la primera autopista del mundo moderno, el AVUS era básicamente dos rectas de casi 10 km de ida y vuelta, unidas por curvas peraltadas. Su forma lo convirtió en el circuito más rápido del planeta, pero también en uno de los más temerarios.
En 1937, Hermann Lang alcanzó una media de 260 km/h con su Mercedes, y en 1938, Rudolf Caracciola llegó a los 438 km/h en un W125.
Sin embargo, la velocidad extrema trajo consigo tragedias. Jean Behra murió allí en 1959 y, con el paso de los años, el AVUS fue cayendo en desuso. Hoy en día sus restos forman parte de la autovía A-115 de Berlín, pero aún quedan algunas gradas y estructuras originales que rememoran su historia.
El Audi AVUS Quattro nunca se fabricó, pero fue mucho más que un ejercicio de estilo: sirvió como escaparate tecnológico e inspiración de diseño. Fue, sin duda, el primer gran sueño de Audi de crear un superdeportivo. Una joya de aluminio que brilló solo una vez, pero cuyo reflejo sigue presente en cada R8: un superdeportivo mítico que dejó de producirse en 2024.
Imágenes | Audi, Supercars.net