
Durante 5 segundos a las 12:33 horas del 28 de abril de 2025 se han perdido 15 GW de potencia, un 60% de la demanda. Un suceso que ha provocado el descalabro del sistema eléctrico español y lo que se conoce como un 'cero eléctrico': la pérdida absoluta de capacidad de producción eléctrica.
Pedro Sánchez, presidente del Gobierno de España lo ha catalogado como un “suceso extraño” para el que no se ha podido ofrecer explicación alguna por el momento. Luis Atienza, presidente de Red Eléctrica Española entre 2004 y 2012, tampoco ha sido capaz de ofrecer una respuesta. Andalucía, Murcia, Valencia... varias comunidades han decretado el nivel 3 de emergencia.
"Se sabrá con toda seguridad lo que ha ocurrido"
“Nunca había ocurrido un caída a cero del sistema”, según Sánchez. “Las causas no están claras, pero se sabrá con toda seguridad lo que ha ocurrido. Se están analizando todas las causas potenciales sin descartar ningún escenario”, explicaba mientras el territorio recupera poco a poco la normalidad, dejando clara la crisis energética que ha convertido en un caos y un sistema eléctrico que no deja de ser vulnerable.
Jorge Fabra, exdelegado del Gobierno en la Explotación del Sistema Eléctrico y expresidente de la Oficina de Compensaciones de la Energía Eléctrica, explicaba que "los 15 GW no han desaparecido, existen, están en las centrales, lo que ha ocurrido es una pérdida de generación de potencia equivalente a esos 15 GW en un suceso de fuertes oscilaciones en los flujos eléctricos que se tiene que Red Eléctrica tendrá que explicar".
Como consecuencia de esta pérdida de tensión el presidente de Red Eléctrica Española ha explicado que “la interconexión con Francia ha fallado. El sistema eléctrico ha colapsado y como tal la interconexión con el sistema eléctrico europeo se ha cortado. Se han activado los protocolos de actuación para salir de una situación de crisis. Se ha coordinado con los organismos e instituciones implicadas y se ha procedido a reiniciar el sistema. Desde Francia y desde Marruecos se ha ido vertiendo electricidad a Cataluña y País Vasco por el norte y Andalucía por el sur”.
Por qué es tan difícil arrancar el sistema eléctrico
La desconexión del sistema eléctrico de la península ha provocado el colapso del sistema eléctrico español, produciendo una caída a cero de la producción energética. En principio las administraciones aseguraron que se restablecería el servicio de energía entre 6 y 8 horas después del apagón. A las 21:20 de la noche el presidente de Red Eléctrica Española no se atrevía a poner ni hora ni fecha para recuperar una normalidad absoluta.
“Está previsto que haya ciertas centrales hidroeléctricas preparadas para arrancar de manera autónoma para acoplarse a la red, estabilizarse y empezar a dar suministro y ayudando a estabilizar el sistema, especialmente asistiendo al proceso de arranque de las islas de generación españolas”, explicaba Atienza.
Según el profesor Ramón Blasco (profesor de integración de energías renovables en la Universidad de Valencia), “el sistema eléctrico se pone en marcha de una forma lenta y gradual. Es un proceso que se entrena, se hacen simulacros y hay preparación para lo peor. El plan de respuesta es rápido; recuperarse de un cero energético es lento”.
Explicado de forma muy simplificada, los generadores tienen que irse activando con apoyo de un respaldo y a medida que estos envían la electricidad hasta las subestaciones eléctricas se van abasteciendo zonas concretas. Este es el paso final, antes de eso se abre el grifo de la luz de manera muy gradual y pensada para no saturar y que la red pueda volver a caer.
No es solo una cuestión de suministro. La reposición del suministro eléctrico necesita un proceso muy pensado y probado para que la producción y la demanda eléctrica vuelvan a equilibrarse. Especialmente para que no se vuelva a caer el suministro, algo que a las 23:25 parece que está pasando en algunos barrios de la capital madrileña donde ya se había recuperado el suministro.
Las centrales nucleares serían una opción para funcionar de manera autónoma pero tienen el inconveniente de no ser precisamente generadoras flexibles que puedan encenderse y apagarse con rapidez para ofrecer respaldo a la red. Es más, las centrales nucleares "están apagadas porque no pueden operar con seguridad sin una red estable donde volcar la energía que producen", según María Teresa Vázquez Mateos, directora técnica de Seguridad Nuclear.
Las energía renovables tienen un problema similar: sin una red donde volcar la producción, tienen que pararse.
En cambio las centrales hidroeléctricas y combinadas han sido las primeras en empezar a funcionar, y ni por esas. Casi 10 horas después de habernos quedado ‘a oscuras’ el 50% de la población española sigue sin luz, así que paciencia. Solo la interconexión con Francia y Marruecos está permitiendo recuperar una normalidad anormal.
Dependencia eléctrica y fragilidad del sistema
Sin saber cómo ha ocurrido uno de los sucesos históricos que recordaremos igual que Filomena o la pandemia, lo que sí sabemos es que la dependencia de la eléctrica en nuestra sociedad es enorme y es tan frágil como la imagen de la gente volviendo en masa a comprar radios y pilas a falta de cobertura y electricidad.
Para solventar episodios como este, a nivel estructural técnicamente es posible que para casos tan críticos como el que ha ocurrido se podría implementar un respaldo con baterías y/o generadores autónomos en núcleos de población y empresas, pero económicamente sería una locura realmente inviable.
Vivimos en una sociedad tecnológica e interconectada con unas comodidades nunca vistas en la historia de la humanidad que al mismo tiempo también despierta ciertas vulnerabilidades de las que no somos plenamente conscientes.
No solo para la vida cotidiana, estratégicamente el sistema interconectado eléctrico que utilizamos es potencialmente propenso a colapsos como el que acabamos de sufrir. Y el mayor coste no es pasar unas horas sin electricidad, sino volver a arrancar un sistema desde cero con un coste muy elevado tanto para los centros de generación de energía o aquellas empresas grandes consumidoras de energía que necesitan un fuerte empujón energético y por tanto económico para recuperar la normalidad.
La conclusión de este suceso histórico es que no debemos dar por supuesto un bien tan fundamental como la energía. Es un sistema complejísimo del que no conocemos ni una milésima parte.
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