En la segunda semana de septiembre se ha desarrollado el evento de las 24 horas de Barcelona, tercera prueba de las 24h Series que recorre todo el mundo realizando estas intensas carreras.
Más de 50 equipos, enmarcados en las múltiples categorías que pueden participar en la competición, han estado girando al límite de sus pilotos y sus mecánicas desde el mediodía del sábado, durante toda la noche, hasta las 12:00 del domingo.
Y durante toda la prueba las paradas las han marcado los repostajes de combustible y los cambios de ruedas. Que no solamente significa poner unas frescas, si no las adecuadas a las condiciones cambiantes del asfalto.
De día o de noche, con lluvia o con sol
En España, el suministrador oficial de neumáticos Dunlop de competición para automóviles es la empresa Barcelonesa Kernel Racing Equipment. La cual ha realizado un impresionante despliegue técnico y humano para asegurar un servicio profesional y con garantías a los competidores de la prueba.
Así para las necesidades previstas, desplazó más de 5.000 neumáticos incluyendo los de mojado, de unos 60 tipos diferentes, 18 personas y cuatro tráilers se dispusieron en forma de rectángulo y en el lado más próximo a los boxes se situó una cadena de montaje de dos carriles diferenciados que permiten mantener el altísimo ritmo necesario para que no se agolpen los pedidos y fluyan las entregas.
El primer paso de los equipos es realizar el pedido y que sea facturado. Así, adquieren los neumáticos que la organización va a marcar con una pegatina para llevar el control de los cambios y de los juegos de ruedas.
La cadena se inicia cuando llega el mecánico del equipo con las llantas con las gomas gastadas en un carrito, y encima de cada una se sitúa las nuevas, que son marcadas por equipos y técnicos, que han de ser montadas. Inmediatamente son desmontadas las ruedas viejas y pasadas las llantas a la siguiente fase de la cadena.
Aquí se montan las ruedas frescas y se pasan a un técnico que se encarga de darle la presión adecuada a cada una. No me quiero imaginar cuantas presiones tiene memorizadas en la cabeza.
El siguiente paso y final es el equilibrado de las llantas, que se hacen girar en las máquinas que miden el equilibrio y que, de acuerdo a las indicaciones que se muestra, se le sitúan unos pesos de metal en el sitio adecuado para que no vibren en ningún momento.
Teniendo en cuenta que hay dos carriles de montaje/desmontaje y cuatro máquinas de equilibrado funcionando cada uno con personal suficiente, aun cuando el ritmo a veces es muy alto, el servicio es impecable y el trasiego constante.
Por último y no el menos importante, tenemos el ingeniero de pista. Su trabajo es el de supervisar y aconsejar al ingeniero del equipo la mejor puesta a punto de los neumáticos y eso implica todo lo referente a suspensión, caídas, avances, presiones, compuestos y un sin fin de pequeños detalles que hacen que el conjunto de todos ellos saque el mejor partido al coche.
Los neumáticos no vienen de París, vienen de Birmingham
Cuando vemos a las empresas suministradores trabajando en el circuito, estamos viendo apenas la superficie de una organización que tiene como fundamento el diseño y la producción de los neumáticos, en la base de Dunlop Motorsport, en Birmingham, Reino Unido.
La planta de la fábrica de Fort Dunlop, en donde más de 300 personas se dedican a la investigación, desarrollo, fabricación e ingeniería, produce actualmente alrededor de 250.000 neumáticos de competición al año. Encargándose una flota de 23 camiones del transporte de los neumáticos por toda Europa, asistiendo a las más de 200 carreras y pruebas anuales atendidas por el equipo de Dunlop Motorsport.
La gama de ruedas es enorme, incorporando los últimos avances de la técnica tanto para coches como motocicletas y siendo utilizados en competiciones tan diferentes como el Campeonato del Mundo FIA de Resistencia, las Le Mans series, el BTCC o, en motociclismo, Moto2 y Moto3, AMA y el Campeonato Mundial de Resistencia (WEC).
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