Audi SQ5 TDI, prueba (parte 2)

Audi SQ5 TDI, prueba (parte 2)
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El sonido del motor es más ronco de lo habitual y cambia considerablemente respecto a otros modelos que también montan este mismo motor. Mientras en un A7 SportBack el sonido se hace patente sólo cuando ruedas con el Audi drive select en modo Sport, en el Audi SQ5 TDI el sonido nos acompaña en todo momento.

Se trata de un sonido que trata de simular el de un motor de gasolina, pero que no lo consigue al 100%. Es ronco, especialmente en aceleración desde bajas revoluciones, pero me recordó más al de un camión cuando entrega toda su potencia que al que hace su hermano el Audi R8 V8, por poner un ejemplo de la misma familia.

Comenzamos la prueba usando el SQ5 TDI por ciudad, uno de los hábitats más habitual para este tipo de coches SUV. En general el tacto del coche es bueno, aunque se nota que llevas entre manos un coche de 1.920 kilos de peso.

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Son casi dos toneladas que si bien no supone un peso excesivo para los 313 caballos de potencia, si que lo hacen un tanto torpe a la hora de serpentear entre el tráfico urbano con un mínimo de agilidad. Un Audi Q5 3.0 TDI quattro normal pesa 1.830 kilos, así que los 90 kilos extra que se carga este equivalen a llevar a un adulto y un niño dentro del coche. Tal vez sea demasiado.

Sus 4,6 metros de longitud por su parte hacen de el un coche muy útil en el día a día, con el que no es complicado encontrar huecos dónde aparcarlo, no como ocurre con su hermano mayor el Q7 con sus más de cinco metros de largo. El Q5 se vende mejor que el Q7 en España entre otras cosas por eso, porque su tamaño y planteamiento son más acordes con las tendencias del mercado europeo.

Otro punto del que debemos hablar cuando analizamos su comportamiento en el tráfico urbano son los consumos, que no son precisamente bajos para tratarse de un TDI. El SQ5 TDI homologa 7,6 l/100 km, pero durante la prueba y usándolo como hay que utilizar un TDI de 313 caballos no conseguimos bajar de 10 l/100 km.

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A través del Audi Drive Select puedes elegir entre los modos Comfort (premia la comodidad), Efficiency (mejora de consumos) o Sport. Este último modo también se puede elegir a través de la palanca del cambio, “tirando” hacia abajo ya que de esta forma se activa el modo Sport y las reacciones son por tanto más rápidas cuando aceleras y se estiran más las marchas.

Las reacciones del conjunto se vuelven más instantáneas y el coche está predispuesto para que puedas sacar el máximo partido a sus 313 caballos y a los 650 Nm disponibles entre 1.450 y 2.800 RPM. La cifra de potencia es considerable, pero lo que más se nota cuando lo conduces es el par motor, ya que a nada que pises un con ímpetu el acelerador, te dejará pegado al asiento.

El secreto de este motor reside en los dos turbocompresores refrigerados por agua, conectados en serie mediante una válvula especial accionada por depresión.

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A bajas revoluciones la válvula está cerrada y es el turbocompresor más pequeño el que funciona. Cuando pasa de 2.500 RPM la válvula comienza a abrirse progresivamente, y el turbocompresor pequeño va dejando paso al segundo turbo, de mayor tamaño, que pasa a funcionar de forma individual entre las 3.500 y las 4.000 RPM.

El funcionamiento del motor es una maravilla, y destaca lo lleno que está principalmente en la zona baja del cuentarrevoluciones. En este coche no recomiendo estirar las marchas en exceso como harías en un gasolina, aquí el secreto para rodar a ritmo alto es engranar una marcha tras otra dentro del régimen de par. Puedes dejar que el Triptronic lo haga solo o hacerlo tu a través de las levas del cambio situadas en el volante.

Aceleramos de 0 a 100 km/h en 5,1 segundos, y comprobamos como el coche se mueve deleitándonos con un rendimiento digno de los mejores SUV de altas prestaciones. La velocidad máxima está autolimitada a 250 km/h electrónicamente, y aunque no la vamos a alcanzar en ningún momento, si que abandonamos el ámbito urbano para escaparnos en carretera.

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Demasiado duro para viajar

Por planteamiento, el Audi Q5 es un SUV pensado para viajar en familia disfrutando de un espacio interior más que suficiente, una capacidad del maletero amplia, un confort de marcha bueno y unos consumos medianamente contenidos.

Ese es el planteamiento del Q5 normal, pero hay cosas que cambian mucho en el SQ5 TDI. Durante los primeros días mientras circulábamos a diario por ciudad, nos dio la sensación de que el coche era demasiado duro, que el conjunto de chasis y suspensiones no filtraba todo lo que debería las irregularidades del terreno, muchas en los últimos años si tenemos en cuenta el mal estado del asfalto en nuestro país.

Esa fue una de las primeras impresiones que pudimos confirmar durante la ruta en carretera, que fue bastante intensa con casi 1.200 kilómetros de autovía en un fin de semana. Incluso en el modo Comfort, que debería ser el que más premiase la comodidad de los ocupantes, las suspensiones son tan duras que en un viaje largo llegarás con la espalda cansada.

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Tal vez tengan que ver las llantas opcionales de 21 pulgadas que montaba la unidad de pruebas, unas llantas que estéticamente quedan muy bien en un coche de estas características pero que también suponen montar unos neumáticos con un perfil 40 incapaces de amortiguar parte de las irregularidades del terreno como harían otros neumáticos con un perfil superior.

La carrocería va 30 milímetros más baja que en un Q5 normal, por lo que los recorridos de las suspensiones también son más cortos y de ahí que las reacciones sean más secas que las que esperas en un coche de estas características. Tal vez los amantes de los coches deportivos quieran ese tacto duro del coche para trazar las curvas con confianza, pero no lo neguemos, este coche no busca a ese perfil de clientes que ahorra para ir a hacer tandas a un circuito siempre que pueden.

Sin duda ese es el punto negativo más destacado en el SQ5 TDI, ya que por lo demás el comportamiento del coche es una auténtica delicia. Los 650 Nm de par motor empujan una barbaridad, y el coche parece ir pegado al suelo en todo momento gracias a la tracción permanente quattro.

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En este caso el sistema por el que han optado es un diferencial central autoblocante que en condiciones normales envía un 40% de fuerza al eje delantero y un 60% al trasero, pudiendo variar este reparto hasta un 85% al trasero cuando el eje delantero carece de agarre.

Además este coche también dispone del sistema que permite frenar muy levemente las ruedas situadas en el interior de la curva para mejorar el comportamiento deportivo, y eso se nota porque el paso por curva que permite hacer es muy, muy alto. Es más, me atrevo a decir que en el SQ5 TDI puedes trazar las curvas casi al mismo ritmo que en el modelo más deportivo compacto de la marca de los cuatro aros, el S3 en todas sus versiones.

Los consumos son más lógicos en carretera

Está claro que el que se compra un S Q5 TDI, no lo hace buscando un coche con unos consumos mínimos. Para eso están las múltiples motorizaciones TDI disponibles para los Q5 normales. Este es un coche para disfrutar y para exprimir su enorme caballería.

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Antes decíamos que los consumos en ciudad difícilmente bajaban de los 10 l/100 km. En carretera en cambio, las diferencias entre el consumo anunciado por Audi y las cifras reales que puedes obtener son proporcionalmente inferiores.

Audi anuncia para el SQ5 TDI un consumo de 6,4 l/100 km, a ritmo legal por autovía. Durante el viaje conseguimos un consumo sólo un litro superior al homologado por la propia marca, y lo hicimos con un ritmo ligeramente más alto que el que se utiliza para homologar los consumos y con tres ocupantes con maletas a bordo.

Así pues, el coche con un depósito de 75 litros de capacidad y unos consumos así de contenidos, es un auténtico devorador de kilómetros. La posición de conducción un poco más elevada que en una berlina y un motor que empuja sin concesiones desde abajo parecen ser las señas de identidad de este SQ5 TDI, un coche que en este sentido es un digno miembro de la familia de coches Audi deportivos.

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Por último, hay que destacar que el sonido del motor es demasiado intrusivo en el habitáculo y eso también le penaliza en los viajes largos. No llega a ser un sonido incómodo en el corto plazo, pero después de muchas horas dentro del coche acabas deseando que el TDI “apague” ese bramido constante que ronronea en tus oídos.

Audi SQ5: nuestra puntuación

.5

Diseño exterior 7
Diseño interior 7
Calidad 8
Habitabilidad 9
Maletero 9
Motor 9
Seguridad 8
Comportamiento 7
Comodidad 4
Precio 7

A favor

  • Capacidad de carga del maletero
  • Estética discreta
  • Interior amplio
  • Equipamiento de serie

En contra

  • Consumos en ciudad
  • Confort en carretera
  • Rumorosidad en viajes largos
  • Precio elevado

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El Audi SQ5 TDI con las Islas Cíes como fondo

Ficha técnica

Versión probada   TDI
Cilindrada2.967 cm³ Tipo de tracciónquattro
Bloque motor6 cilindros en V a 90° CombustibleDiésel
Potencia máxima (CV @ rpm)313 CV entre 3.900 y 4.500 Capacidad del depósito75 litros
Par máximo (Nm @ rpm)650 Nm entre 1.450 - 2.800 Consumo urbano7,6 l/100 km
Masa en vacío1.920 kg Consumo extraurbano6,4 l/100 km
Velocidad máxima250 (autolimitada) km/h Consumo mixto6,8 l/100 km
Aceleración 0-100 km/h5,1 segundos Capacidad maletero540 litros
TransmisiónTriptronic 8 velocidades Precio70.335 euros

El coche para esta prueba ha sido prestado por Audi. Para más información consulta nuestra guía de relaciones con empresas

Fotografía | Héctor Ares
En Motorpasión | (parte 1, parte 2)

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