
Audi está dando forma a una completa gama de modelos completamente eléctricos, pero no se olvida de los coches de combustión. La marca de los cuatro aros sigue renovando sus modelos térmicos, aunque siempre con mecánicas parcialmente electrificadas.
Uno de los últimos en llegar es el nuevo Audi Q5. Se trata de la tercera generación del SUV de tamaño medio y se estrena con dos carrocerías y motores diésel y gasolina micro híbridos, aunque más adelante llegarán las versiones híbridas enchufables.
El Audi Q5 se ha convertido en uno de los modelos más importantes para Audi
Si pensamos en casos de “gallina de los huevos de oro” aplicados a la industria del automóvil, es fácil encontrar muchos ejemplos. La mayoría de ellos son SUV, como el Porsche Cayenne en el caso de Porsche, el Nissan Qashqai en el caso de Nissan, el Toyota RAV4 en el caso de Toyota y el Audi Q5 si hablamos de Audi.
La marca de los cuatro aros lanzó este SUV de tamaño medio allá por 2008, cuando apenas había todocaminos en el mercado, para ampliar su por entonces pequeñísima gama SUV y ofrecer a sus clientes una alternativa más accesible que el Q7 y con un tamaño más comedido. Casi 20 años después, la gama SUV de Audi es enorme y no deja de crecer, pero el Q5 sigue siendo el SUV más vendido de la marca y uno de sus modelos más populares en todo el mundo.
El lanzamiento en 2021 de la variante Q5 Sportback con una carrocería de estilo coupé contribuyó a que el Q5 siga siendo un éxito, pero el tiempo pasa y la competencia cada vez es más dura, por lo que ha llegado el momento de que Audi estrene una nueva generación del Audi Q5.
Como la fórmula del Sportback ha funcionado tan bien, el nuevo Q5 llega desde el inicio con dos carrocerías, Q5 SUV y Q5 Sportback, pero esta vez hay muchas más diferencias a nivel estético entre ambas, aunque, lógicamente, comparten la misma plataforma: la PPC.
Se trata de la Plataforma Premium de Combustión, la misma que estrenó hace unos meses el nuevo Audi A5. El Q5 es el primer SUV que utiliza esta arquitectura, pero es prácticamente igual de grande que su predecesor: 4,72 metros de largo (tanto el SUV como el Sportback), por lo que apenas es 3 cm más largo.
Aunque el diseño es continuista respecto al Q5 previo, sigue el mismo patrón que el de los últimos lanzamientos de Audi y eso incluye una iluminación exterior a la que el equipo de diseñadores ha dedicado muchas horas.
Hoy por hoy, la iluminación se ha convertido en una firma para las marcas y en Audi tiene especial relevancia, de hecho, en el Q5 se puede escoger entre varios diseños de luces diurnas, tanto para los faros delanteros como para los pilotos traseros, es decir, se pueden personalizar las luces, de la misma forma que la iluminación ambiental interior.
Tampoco falta la franja de led que recorre el portón trasero para unir los pilotos traseros, un elemento que está muy de moda, como algunos de los colores que se ofrecen para la carrocería.
Audi Q5: así es por dentro
Por dentro hay un salto más evidente respecto a su predecesor. Sigue la tónica iniciada por el Audi Q6 e-tron, con un enorme marco que aglutina el cuadro digital y la pantalla táctil central, de 11,9” y 14,5”, respectivamente. A esas dos pantallas se puede sumar una tercera opcional de 10,9” que también va situada en el salpicadero, pero delante del acompañante; sirve para que el copiloto pueda manejar algunas funciones del vehículo, como la radio, el clima o el navegador, pero también para que se entretenga con algunas apps, como las de YouTube o Disney. Cuando esta pantalla reproduce vídeo o un juego, un modo privacidad puede ocultar el contenido al conductor para que no se distraiga.
El sistema multimedia está basado en Android Automotive OS y funciona con fluidez, pero requiere un tiempo acostumbrarse a su interfaz, a navegar por sus menús y a utilizar todas sus funciones. Cuando se le coge el punto es intuitivo y práctico. Lo que se echa en falta es el Virtual Cockpit anterior; el nuevo muestra mucha información de forma muy clara, pero el del Q5 anterior tenía más posibilidades de configuración y era más fácil manejarlo a través de los botones del volante.
Otra de las cosas que estrena este Q5 por dentro es la botonera de la puerta del conductor que está colocada junto al asidero de la propia puerta. Permite controlar cosas básicas de forma rápida y fácil, como las luces o el ajuste de los retrovisores; al principio cuesta un poco acostumbrarse a agarrar bien la puerta para abrir y cerrar, pero es una cuestión de práctica.
En términos de calidad, el Audi Q5 sigue estando a un nivel muy alto, tanto por los materiales que utiliza como por los ajustes. Solo se le puede poner un pero: la moldura del tirador de las puertas tiene una tapa de plástico ciega que viene heredada del modelo anterior y en este no tiene ninguna función, precisamente por esa nueva botonera, porque los botones del cierre centralizado que antes estaban colocados ahí ahora se encuentran en la nueva botonera.
En el anterior Q5 la tapa servía para dejar hueco a esos botones de abrir y cerrar las puertas en ambos lados del coche en función del mercado donde se vendiera (volante a la derecha o a la izquierda), puesto que esos botones se instalaban siempre en el lado del conductor, por lo que solo había tapa en el lado del acompañante, pero ahora hay tapa en los dos lados y ambas sobran. Es simplemente un detalle, pero empaña un poco lo bien hecho que está todo el interior.
Y es que además de calidad, buena ergonomía y una conectividad sobresaliente, el Q5 tiene mucho espacio. Es algo común a las dos versiones, Q5 SUV y Q5 Sportback. Las plazas traseras son amplias en todas las cotas y el maletero tiene 520 litros de capacidad.
No es la mejor cifra de la categoría, pero es más que suficiente para llevar el equipaje de una familia y la modularidad es buena: en caso de necesitar más espacio de carga se pueden desplazar longitudinalmente hasta 10 cm los asientos traseros hacia delante (también se puede reclinar el respaldo). Otra posibilidad es plegar los respaldos de los asientos posteriores para llegar hasta los 1.473 litros de capacidad.
Así va el Audi Q5
Lo bueno es que sigue quedando espacio para algo que ya no está tan de moda: un buen depósito de combustible (de 65 litros concretamente). Gracias a ello, el Q5 ofrece autonomías imposibles de alcanzar por cualquier coche eléctrico, tanto en sus versiones de gasolina, como, sobre todo, en la diésel, con la que se pueden superar los 1.000 km con un depósito.
De momento, el Q5 solo se ofrece con un motor diésel de 204 CV y uno gasolina de idéntica potencia, ambos 2.0 turbo de cuatro cilindros en línea y con un sistema de hibridación ligera (también es MHEV el SQ5 gasolina de 367 CV). La transmisión es automática de doble embrague y siete relaciones.
Más adelante se ampliará la gama mecánica con opciones híbridas enchufables con más de 100 km de autonomía eléctrica y carga rápida, aunque ya es considerable el grado de electrificación que tienen los motores disponibles actualmente.
El sistema de hibridación ligera con red eléctrica de 48 voltios que utilizan es mucho más avanzado que el que tenían los motores micro híbridos del anterior Q5. El nuevo Q5 puede moverse de forma completamente eléctrica, muy puntualmente, pero puede hacerlo, básicamente, al maniobrar a baja velocidad (por ejemplo, al aparcar) y en algunos momentos cuando se circula a punta de gas.
En teoría, de esta forma se puede rebajar el consumo, pero una toma de contacto no es suficiente para sacar conclusiones. Lo que sí se puede decir es que el tímido protagonismo de la parte eléctrica hace que sea un coche un poco más cómodo.
El confort de marcha ya era uno de las mejores cualidades de su predecesor y este nuevo Q5 es todavía más cómodo, al menos con la suspensión neumática que montaban las unidades de Q5 SUV y Q5 Sportback probadas en la toma de contacto. La calidad de rodadura es altísima, en buena medida porque la suspensión neumática hace un gran trabajo en cualquier superficie para filtrarlo todo, incluso en carreteras rotas y en pistas, pero también sujeta bien la carrocería para que los más de 1.900 kg del gasolina y los más de 2.000 kg del diésel no se noten demasiado.
También ayuda la tracción total quattro (en las versiones que la llevan), aunque lo que más llama la atención es lo ágil que es este coche, a pesar de su peso y su tamaño, la dirección tiene un tacto muy agradable y es tan rápida que da la sensación de llevar un compacto y no un SUV de dos toneladas. Eso hace que sea un coche muy fácil de conducir, pero también hace que sea más divertido de lo que a priori debería ser un SUV alemán de tamaño medio sin pretensiones deportivas (me refiero al Q5, no al SQ5).
Con el SQ5, esto último tiene todavía más sentido. Su puesta a punto específica y su motor 3.0 V6 turbo MHEV de 367 CV lo convierten en un coche más divertido y más rápido, aunque no menos cómodo. Con 2.115 kg, es la versión más pesada de la gama, pero basta con echar un vistazo a la ficha técnica para entender que ese peso no es un lastre porque acelera de 0 a 100 km/h en 4,5 segundos.
Una de las cosas que más me ha gustado del SQ5 es el sonido del escape. Las normativas de emisiones han conseguido que los coches cada vez suenen menos y suenen peor, pero el SQ5 suena bastante y muy bien, al menos en el modo de conducción Dynamic, incluso petardea con frecuencia. Es algo crucial en un coche con enfoque deportivo y que sea un SUV premium no debería ser una excepción. Bien por Audi.
En cambio, el tacto del freno no ayuda a la hora de conducir de forma animada. En realidad, no es agradable, independientemente del tipo de conducción que se haga, o al menos no se puede poner como ejemplo de tacto de freno ideal, porque da la sensación de que el coche casi no frena en la primera parte del recorrido del pedal del freno.
En el SQ5 lo noté más que en el Q5, de hecho, por un instante, al llegar a una curva muy cerrada en una de las carreteras de montaña de Valencia donde lo conduje pensé que me había quedado sin frenos.
Hay que pisar el pedal izquierdo bastante para que los frenos “muerdan”; es algo habitual en muchos híbridos e híbridos enchufables, pero es la primera vez que lo noto tanto en un micro híbrido. Te acostumbras en cuando llevas unos minutos conduciendo, pero llama la atención cuando coges el coche por primera vez y contrasta con el buen tacto que tiene el resto del coche, en general.
Precio del Audi Q5
El Audi Q5 SUV está a la venta desde 61.600 euros y el Audi Q5 Sportback tiene un precio de partida de 63.910 euros. En el caso de las versiones SQ5, el SQ5 SUV parte desde los 94.690 euros y el Audi SQ5 Sportback arranca en 96.930 euros.
versión |
pvp |
---|---|
Audi Q5 SUV tfsi s tronic 204 CV |
61.600 € |
Audi Q5 SUV tfsi QUATTRO s tronic 204 CV |
63.900 € |
Audi Q5 SUV tdi QUATTRO s tronic 204 CV |
65.250 € |
Audi SQ5 SUV tfsi quattro s tronic |
94.690 € |
Audi Q5 SPORTBACK tfsi s tronic 204 CV |
63.910 € |
Audi Q5 SPORTBACK tfsi QUATTRO s tronic 204 CV |
66.210 € |
Audi Q5 SPORTBACK tdi QUATTRO s tronic 204 CV |
67.560 € |
Audi SQ5 SPORTBACK tfsi quattro s tronic |
96.930 € |
Tanto el Audi Q5 SUV como el Audi Q5 Sportback están disponibles con tres niveles de acabado: Advanced, S line edition y Black line edition. En lo que respecta a la gama de motores, de momento hay dos opciones (además del SQ5): el gasolina MHEV TFSI S tronic de 204 CV, que puede ser tracción delantera o tracción total, y el diésel MHEV TDI quatro S tronic, que siempre se asocia a la tracción quattro.
Imágenes | Audi
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