Acaba de aparecer una nueva publicación de GANVAM, es decir, la Asociación Nacional de Vendedores de Vehículos a Motor, Reparación y Recambios. Se llama Libro Blanco del VO y entre otras cuestiones aborda la cuestión de qué pasa cuando se compra un coche a un particular y a un concesionario o compraventa profesional.
El informe se basa en las respuestas de 800 compradores y potenciales compradores, así que su relevancia estadística no es muy alta que digamos. El motivo principal de arrepentimiento de la compra, haberlo hecho a un particular (no conocido), 52% de las respuestas. El 13% se arrepiente de haberlo hecho con un conocido, segundo motivo de mayor peso.
¿A qué se debe esta fuente de insatisfacción? A que el coche ha necesitado reparaciones posteriores y que el bajo precio inicial se ha ido engordando con lo que ha tenido que invertir en el coche. Normal si consideramos que el gasto medio en compras a particulares no ha llegado a 3.000 euros. Coches con mucho trote, vaya.
En cambio, el cliente típico de un vendedor profesional ha hecho un gasto de media el doble de alto, 6.000 euros, y ha estado cubierto por un año de garantía comercial. Como es lógico, la satisfacción ha sido más alta (70%). Los particulares tienen que dar seis meses de garantía contra defectos ocultos o "vicios", sea consciente de ellos o no, por Ley (Código Civil).
Quien se compra un coche con muchos kilómetros o años, es decir, que gasta 3.000 euros o menos, y tiene en mente que es un coche que no le va a dar problemas en una temporada es un iluso. Lo raro es que pase lo contrario. Más iluso es pensar que el mantenimiento ha sido riguroso sin facturas o pruebas que lo respalden.
La conclusión de este informe está parcialmente envenenada. No estamos comparando coches con el mismo estado de conservación o garantías legales, normal que sea favorable al vendedor profesional: está vendiendo coches en mejor estado, con menos kilómetros, o con menos años, o todo a la vez.
El mismo informe comenta que casi el 40% de los compradores que acudieron a un particular no se llevaron el coche que tenían en mente. Desconozco qué porcentaje de clientes han tenido ese mismo problema habiendo acudido a un profesional. Entiendo que casi el 60% sí se llevó lo que había querido comprar.
Podemos encontrar (o no) la honradez tanto en desconocidos particulares, familiares/amigos o profesionales. Por otro lado, está claro que no es lo mismo, a efectos legales, comprar a un profesional que a un particular. Y luego queda la cuestión final, y es que no todo el mundo sabe lo que está comprando.
Ese es el auténtico fondo del asunto. Los que nos dedicamos profesionalmente a la información hemos comentado todo esto muchas veces. Peor aunque vivimos en un mundo donde la información es fácilmente accesible, es inevitable que haya consumidores mal asesorados. Luego pasa lo que pasa.
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