Una de las principales atracciones de las 24 horas de Nürburgring que empezaron ayer y que terminarán pronto (después de haber estado en situación de bandera roja literalmente toda la noche) era en realidad uno de los actos pre-carrera. Ya lo comentamos hace aproximadamente un mes, y es que Michael Schumacher tomó el circuito con un W02, liderando una comitiva de varios coches de Mercedes-Benz, la famosa marca de la estrella a la que representa.
Tras el heptacampeón con el W02, varios pilotos de Mercedes-Benz circularon por el "Infierno verde" con coches de la marca. Nico Rosberg en un SLS Black Series, Karl Wendlinger en un E63 AMG, Bernd Maylander pilotando un A45 AMG y Bernd Schneider con un SLS GT3. Desde luego, una caravana de lujo, la que pudieron disfrutar los presentes en tal legendario circuito. Además de una carrera siempre espectacular de ver, una oportunidad única de ver a varios pilotos de leyenda de la marca.
Evidentemente, está claro que en esta ocasión el protagonista era el que fuera piloto de Fórmula 1 hasta la temporada pasada, que escogía este escenario junto a Mercedes para "despedirse" de sus seguidores alemanes a lo grande. Puesto que la última vez que compitió en su país natal, la decisión de la retirada no estaba tomada, le faltaba la posibilidad de dar las gracias a los suyos por el apoyo recibido tanto en su época de Ferrari como quizás sobre todo la de Mercedes.
Aunque la vuelta fue particularmente lenta, para decepción de aquellos que esperaban que el Kaiser quisiera impresionar una vez más, al menos tal y como lo hizo Nick Heidfeld en el pasado, fue algo bonito de ver. Claro que, habría sido mejor que Mercedes hubiera decidido dar un poco de espectáculo y escribir el nombre de la marca en la historia del circuito, marcando la vuelta más rápida que un Fórmula 1 hubiera marcado en el cirucito alemán. Quien sabe, quizás en otra ocasión...
