Opel Mokka, presentación y prueba en Hamburgo (parte 1)

Opel Mokka, presentación y prueba en Hamburgo (parte 1)
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Ya conocemos el Opel Mokka, y ahora tomamos los mandos del SUV-B con el que la firma del rayo quiere abrir mercado en Alemania, Rusia, Italia y el Reino Unido, países en los que el todoterreno ha de concentrar la mitad de sus ventas. Vamos a ver cómo se toma el Opel Mokka lo de pasear desde Hamburgo hasta Sankt Peter-Ording, un pueblecito costero donde Alemania flirtea con Dinamarca.

¿Será un SUV más ciudadano que campestre? ¿Nos sorprenderá su sistema 4×4? ¿Estará hecho a prueba de las condiciones que se viven en Rusia? Bueno, de entrada el recorrido que nos toca hacer tiene más autopista que otra cosa, algo de carreterita sí que tocaremos, cuatro pueblos y, para poner un poquito a prueba sus capacidades fuera del asfalto… habrá una sorpresita lúdica.

De momento, vamos a ver lo que nos depara el Opel Mokka visto por fuera y visto por dentro. Vamos a comprobar si es tan grandote como parece, si los asientos son capaces de albergar un conductor exigente con los reglajes y si los mandos nos sientan bien a las manos. Tendremos dos unidades: la de color azul Bocaray lleva acabados textiles, mientras que la rojo Terciopelo monta tapicería de cuero.

Opel Mokka 2012

Opel Mokka, robusto pero no pesado

Que el frontal del Mokka es contundente no merece discusión. La línea iniciada con los Insignia, Adam y Cascad… Cabrio se traduce aquí en robustez. Sin embargo, algo tiene cuando lo ves al natural que no te transmite dureza sino rotundidad de formas. Es grandote, pero de aspecto afable. Grandullón es la palabra que buscamos, sí, pero en plan cariñoso.

En la parte lateral y posterior, se aprecia una buena dosis de dinamismo y una deportividad comedida gracias a las líneas curvas que matizan los ángulos que son imagen de la marca. Sin embargo, la altura domina mucho las líneas generales, y es imposible dejar de pensar en el Mokka como un compacto alto.

Opel Mokka

Tanto los hombros fuertemente delimitados como las piezas de plástico negro que recubren los bajos alrededor de todo su perímetro no hacen sino marcar distancia con el terreno, elevar la parte de la carrocería pintada y aumentar la sensación de altura.

Observándolo en global, se aprecia una coherencia de líneas que hacen del diseño exterior un conjunto visual bastante equilibrado. Mirándolo en detalle se perciben algunas sensaciones contradictorias. Si en el frontal hay un cierto abuso de parrillas ciegas en plástico negro, la zaga presenta un diseño ecléctico que no le sienta nada mal.

Opel Mokka, portón trasero

Sí, aquí nadie se podrá quejar de aburrimiento y de que Opel no ha querido arriesgarse… aunque también es verdad que si cogemos la trasera y le quitamos los característicos pasos de rueda rematados con los faros, nos quedamos con un portón que podría ser común a cualquier otro coche de la marca. Bueno, el Opel Cabrio se escapa a este experimento, vale.

Opel Mokka, detalle del techo

Y como hablamos de detalles, nos vamos hasta otear el techo, donde las barras que incorpora de serie (y que son preciosas, por cierto) ocultan a la altura de los ojos una suerte de nerviado que resulta algo anacrónico, por no decir que recuerda a una furgoneta de las de antaño.

Pero son cosas de mirarse el coche con lupa. En conjunto, ofrece una buena imagen exterior y desde luego resulta más agradable desde un punto de vista estético que alguno de sus competidores, especialmente uno que parece que fue diseñado en el campanario de una conocida catedral parisina aunque en realidad nos llegó del país del sol naciente.

Opel Mokka, maletero

Al abrir el maletero del Opel Mokka, si traducimos los 356 litros a maletas de tamaño cabina, tenemos para un par de ellas colocadas planas y una tercera puesta en vertical en el hueco que queda. Lógicamente encima se pueden añadir un par de bultos más. De todas formas, evaluando desde fuera las formas rotundas del vehículo, daba la sensación de que íbamos a tener más espacio.

Abatiendo los asientos y los respaldos traseros, obtenemos los ansiados 785 litros que nos dan una longitud de carga de 1,53 metros sobre una superficie que resulta razonablemente plana debido al diseño de los asientos traseros, que no ofrecen problema alguno al plegado.

Precisamente por la altura que tiene el vehículo, 72 cm de suelo a piso, izar un trasto pesado puede ser algo traumático si no lo apalancamos contra el paragolpes. Eso sí, la boca de carga está prácticamente libre y a nivel, por lo que acceder al interior del maletero es realmente cómodo. En el lateral derecho nos espera una trampilla portaobjetos, en el izquierdo hay un hueco descubierto y bajo el piso, una rueda de uso temporal que constituye un elemento opcional.

Aspecto interior, acomodación y mandos

Opel Mokka, vista interior

En el interior nos espera una línea 100 % Opel, caracterizada por el ambiente envolvente que marcan las principales piezas de los guarnecidos, que son mullidos hasta allí donde las manos suelen tocar. El aspecto general es bastante correcto, aunque es en los detalles donde nos vamos a detener para evaluarlos, conscientes de que los hay que marcan diferencia en positivo y los hay que son mejorables.

Para empezar por alguna parte, ya que nos ponemos a los mandos y en la foto anterior se ve el detalle, hay que destacar el cláusor de la llave de contacto, en cromado y a la vista, que queda ciertamente fuera de lugar y de época. Su tacto es, además, impreciso. En el plato opuesto de la balanza, los mandos del volante son altamente intuitivos y reaccionan bien al tocarlos. La otra botonera que vemos, la gran botonera de la consola central, la dejaremos para cuando nos pongamos en marcha.

Opel Mokka, panel de instrumentos

Visto desde la posición del acompañante, el panel de instrumentos parece quedar extrañamente bajo, pero es una ilusión óptica. Cuando nos sentamos a los mandos, la lectura de los controles es perfecta desde el punto de vista del conductor. Quizá quedan algo enmarcados los relojes y la pantallita cuyo tono rojo domina el conjunto, pero en general se leen bien estando al volante.

Vamos a ver qué tal funciona la acomodación en el asiento del conductor. Lo cierto es que los asientos AGR cuentan con una enorme combinatoria de reglajes, y eso representa una ventaja y a la vez un problema. La ventaja viene porque, cuando encuentras la posición idónea, el asiento se te ajusta como un guante.

De hecho, en algún caso se ajusta incluso un poco demasiado, pero eso es producto de los gustos de cada cual. Lo contrario sería quejarse de falta de agarre transversal. Y es que, en materia de asientos, nunca llueve a gusto de todos.

Un momento, que cierro la puerta.

Opel Mokka, cierre de las puertas

¿¡Y esto!? Bueno, vale, a esto me refería con lo de los detallitos que te dejan un poco fuera de órbita. Sigamos con la acomodación en el asiento, por favor, que tiene más interés que el pitorrín este.

Nada que ver con la tortura que suponían los asientos del Opel Astra de la segunda generación, por ejemplo, del cual guardo un ingrato recuerdo. El Opel Mokka, bien graduado, resulta muy cómodo, aunque hay que hacer una distinción entre acabados. El textil es mucho más mullido que el cuero, que quizá lo catamos demasiado nuevo y su apoyo lumbar presenta una dureza algo extrema.

En definitiva, la cosa es que hay que saber graduarse el asiento y dedicarle unos minuticos antes de salir corriendo. Y con la multitud de reglajes y sin una memoria que se encargue de… bueno, es que la mayoría de los movimientos se realizan con mandos manuales. Dicho todo esto, no es de extrañar que algún que otro compañero acabase la sesión quejándose de dolor de espalda.

Opel Mokka, acomodación en el asiento

Por cierto, si alguien ha tenido la sensación de abigarramiento al contemplar esta imagen, eso es lo que (según cómo) puede transmitir el interior del Opel Mokka. No es que esté mal, pero a veces te ves entre la espada y la pared. Por supuesto, el apoyabrazos delantero se pasó la jornada entera izado.

En cuanto a la posición de conducción, esta es lógicamente elevada… ma non troppo, no se hace nada incómoda. Los espejos exteriores responden con mucha fiabilidad a las necesidades que presenta un SUV-B como este, y ya desde parado uno tiene la sensación de que al ponerse en marcha el coche no dará problema alguno de visibilidad o cálculo de distancias.

Si pasamos un momento a las plazas traseras, que aquí vemos en cuero bicolor, cuesta un poco creer que viajen cómodamente tres adultos si no se tienen mucha confianza. Es más una banqueta para dos adultos y un chaval sin un sistema de retención infantil aparatoso. Realmente, la división 60/40 pesa mucho sobre la parte de los asientos para un SUV de 1,78 metros de anchura sin contar espejos.

Opel Mokka, vista asientos posteriores

En cuanto a accesibilidad, está perfecto. Y sobre el espacio libre para las rodillas, es como un compacto en el que si mides cerca de 1,80 metros te sobran unos ocho centímetros siempre que vayas bien sentadito en tu sitio. Por supuesto, la altura de la cabeza hasta el techo no hace falta ni comentarla.

Bien, una vez observado todo esto, destacadas las bondades y los puntos débiles del coche, lo que toca ahora es cerrar la puerta, abrocharse el cinturón y disponerse a realizar una travesía desde el Aeropuerto de Hamburgo hasta la costa Noroeste de Alemania, justo para tocar el Mar del Norte y experimentar divertidas sensaciones a bordo del Opel Mokka, y no es broma.

Contaremos con una motorización diésel en tracción delantera que no echa en falta un tren trasero motriz cuando lo sacas de la carretera… y contaremos también con un turbogasolina 4×4 que presenta un comportamiento impecable en pleno asfalto. ¿Es el mundo al revés? No, es un SUV muy versátil.

Continuará… Continúa.

En Motorpasión | Opel Mokka

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