Mercedes-Benz SL 63 AMG, presentación y prueba en Saint-Tropez (parte 1)

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Esta misma semana Mercedes-Benz nos llevó a la Costa Azul francesa, y más concretamente a la localidad de Saint-Tropez para presentarnos uno de sus coches deportivos biplaza, pero no un SLK o un SL cualquiera, sino uno digno de este entorno de lujo y poderío, el Mercedes-Benz SL 63 AMG.

El programa de la presentación suponía trabajar el día 1 de mayo, Día del Trabajador. Pero sinceramente, poder probar un coche que está fuera del alcance de cualquier trabajador de “a pie”, hacía que el esfuerzo mereciese la pena.

Así que pusimos rumbo a Niza, para desde allí irnos hasta Saint-Tropez dónde nos esperaba una completa flota de Mercedes-Benz SL 63 AMG deseando que le sacásemos todo el partido a sus 537 caballos de potencia. ¿Os venís con nosotros?

Mercedes-Benz SL 63 AMG

El programa de la presentación organizada por Mercedes, estaba preparado para que nos sintiésemos igual que los dueños de estos potentes deportivos. A la llegada al aeropuerto de Niza un helicóptero nos debería llevar hasta el exclusivo Club de Polo Saint-Tropez, dónde comenzaría la ruta de pruebas.

Por desgracia, el mal tiempo me ha vuelto a acompañar en ésta ocasión, por lo que tuvimos que olvidarnos del vuelo en helicóptero e irnos en una Mercedes Vito. Algo debo de tener pendiente con el dios de la lluvia que ha hecho que éste año, los dos coches más potentes que he probado hayan sido bajo el líquido elemento (recordad la prueba del McLaren MP4-12C).

A la llegada al Club de Polo Saint-Tropez, una flota de 20 Mercedes-Benz SL 63 AMG nos esperaban en la puerta, con la capota rígida debidamente cerrada para resguardarse del aguacero que encharcaba el suelo.

Mercedes-Benz SL 63 AMG

No pude evitar quedarme viendo un buen rato el aspecto imponente de éste coche. La linea elegante y deportiva del nuevo SL, que para mi gusto es muy acertada, gana carácter con la mano de AMG. Mantiene ese tamaño largo de 4,6 metros, pero se ve más deportivo lo mires por dónde lo mires.

El paragolpes delantero es más voluminoso, más bajo y por tanto más deportivo. La parrilla del radiador tiene ahora la característica estrella de Mercedes flanqueada por dos franjas horizontales cromadas, que lo hacen diferente del resto de la gama SL.

Las aletas delanteras también han ganado en tamaño respecto al SL normal, son más anchas para albergar en su interior las llantas de 19 pulgadas delanteras y de 20 traseras de serie y hacerlo con holgura. De ahí ese aspecto imponente y bien plantado sobre el asfalto con los 1.621 y 1.604 milímetros de ancho delante y detrás respectivamente.

Mercedes-Benz SL 63 AMG

A su lado, las branquias laterales van acompañadas del logotipo V8 Biturbo que indica que no estamos ante un SL cualquiera, si es que se puede usar este calificativo para un SL.

Por último la trasera, no da lugar a dudas. El Mercedes SL 63 AMG irradia deportividad en esta vista gracias a las cuatro salidas de escape, y al discreto pero efectivo alerón trasero que se puede pedir opcionalmente en fibra de carbono.

Tengo ganas de montarme en el coche y ver como va, aunque iba a ser complicado sacarle todo el partido a los 537 caballos de su motor con las carreteras llenas de agua como estaban. Además muchas de las unidades de pruebas llevaban el paquete AMG Performance, que hace que la potencia aumente hasta los 564 caballos de potencia por 17.523 euros con impuestos incluídos. ¿Mucha potencia para el diluvio?

Mercedes-Benz SL 63 AMG

Después de una breve charla de presentación del coche, llegaba el momento más esperado. Nos poníamos a los mandos del Mercedes SL 63 AMG para una ruta de 200 kilómetros.

En las presentaciones lo habitual es ir dos periodistas por coche, así que te da tiempo a analizar el coche desde el puesto del copiloto, como si fueses un pasajero normal y luego conduciéndolo.

Le cedí a mi compañero el privilegio de ser el primero en conducir la máquina, así yo podría dedicar los 100 primeros kilómetros a analizar con detalle el interior y ver si está al mismo nivel que el exterior, que ya me había enamorado.

Mercedes-Benz SL 63 AMG

Sin problemas metimos los dos pequeños trolley en el maletero y pusimos en marcha el motor. El maletero, con la tapa que permite albergar el techo rígido cuando está descapotado tiene una capacidad de 364 litros, pero llega a los 504 si no tenemos previsto descapotarlo.

El zumbido que emite el coche cada vez que lo enciendes es impresionante. Y digo “cada vez” porque en el modo ECO que premia el ahorro de combustible, entra en funcionamiento el Start&Stop que es una maravilla por el sonido del motor al despertar después de una parada en un semáforo o en un atasco.

Comenzamos la ruta que nos llevaría a una parada intermedia, y no pierdo detalle del interior. La calidad de los materiales y de los acabados salta a la vista y se percibe al tacto. Me gusta lo que toco y me gusta también lo que veo.

Mercedes-Benz SL 63 AMG

Las formas del salpicadero son casi idénticas a las del SLS AMG, me costaría saber si estoy subido en uno o en otro si no lo supiese previamente. Es una fórmula, la de hacer todos los coches con interiores muy similares que funciona seguro, si no que se lo pregunten a Audi y se lo expliquen a BMW.

La consola central que separa ambos asientos va muy elevada y hace las funciones de apoyabrazos. En ella hay hueco para objetos pequeños, algunos cuentan incluso con tapa y si no es suficiente puedes encontrar más hueco detrás de los asientos.

Éstos son una auténtica maravilla. Son butacas deportivas, cómodas y que sujetan bien el cuerpo incluso rodando al límite. Tienen todo tipo de reglajes eléctricos que se pueden manejar desde la puerta, para que encuentres la posición más adecuada tanto cuando vas al volante con ganas de disfrutar de la conducción deportiva como cuando vas sentado al lado con ganas de relajarte.

Mercedes-Benz SL 63 AMG

En la unidad de pruebas del primer día el interior iba forrado en tapicería roja, que combinaba de maravilla con las múltiples piezas en fibra de carbono y con los detalles en aluminio. La posición sobre el asiento es muy baja y con las piernas estiradas, lo cual invita a relajarse y a dejar que el conductor se encargue de todo.

La capota rígida, como es lógico insonoriza muy bien el habitáculo. El sonido del motor se aprecia, pero en conducción relajada en ningún momento llega a ser molesto. Solo cuando sacas el máximo de potencia al V8 y lo subes de vueltas es cuando realmente se aprecia el rugido de la bestia.

Una mención especial merece el Magic Sky Control, que convierte al techo de cristal en una ventana mágica como su propio nombre indica. Con solo pulsar un botón puedes variar la intensidad de la luz que se cuela a través de él, algo que se agradece en los días más soleados.

Mercedes-Benz SL 63 AMG

Los 100 kilómetros de la ruta hasta la primera parada me sirvieron para apreciar varias características del carácter del SL 63 AMG que luego pude corroborar cuando me puse a los mandos.

Lo primero, es que a pesar de su carácter deportivo, han conseguido mantener el nivel de confort que te esperas en un Mercedes. Las suspensiones tienen un punto óptimo entre confort y rigidez que me gustó mucho.

Por otro lado, y aunque Emilio iba conduciendo muy fino y a ritmo alegre, el coche en ningún momento se mostró nervioso ni incitó a derrapar de atrás, y eso que las curvas encharcadas hicieron trabajar fuerte a los neumáticos para evacuar toda el agua que había en la carretera.

Mercedes-Benz SL 63 AMG

Llegamos bajo el intenso aguacero a la parada intermedia, situada en un castillo (Chateau en francés) en medio de la montaña. La niebla cubría los campos cercanos y el ambiente parecía más cercano al de una película de terror que al que me esperaba en la Costa Azul. Un café y me toca ponerme al volante.

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