La semana pasada, con motivo de la Semana de la Movilidad, la marca Toyota instaló un simulador de conducción eficiente en la sede municipal de Recoletos, Madrid. Para quien no se pasase por allí (la mayoría), le explico qué se perdió. Se trata del mismo simulador que Toyota tuvo en su stand del Salón del Automóvil de Madrid.
El simulador tiene cuatro fases. En primer lugar, conduces con un Toyota Auris “a tu bola”, como siempre lo harías. Un sensor lee el giro del cuello, para que creamos que movemos la cabeza de verdad en el mundo virtual. Cuenta también con un volante, cambio de marchas clásico y tres pedales.
A nivel gráfico no es una simulación sobresaliente, si la queremos comparar con la de los últimos juegos del mercado, de hecho, es más bien comparable al de simuladores caseros de hace unos años. Lo que más despista al conductor es el manejo de los mandos, pues no se percibe “tacto”, ni resistencia, es un poco artificial.
Tras haber hecho un recorrido corto, el simulador nos indica cuál ha sido nuestro consumo medio, las emisiones de CO2 que hemos provocado y qué podemos hacer para mejorar nuestra conducción de forma breve. Podemos repetir el paseo pero aplicando los consejos, y a nada que los hayamos entendido, lograremos mejorar nuestra marca.
La tercera y cuarta fase se hace con Toyota Prius, el cual está con la batería totalmente cargada (situación ideal). En el segundo intento mi marca personal creo que bajó a 0,9 l/100 Km, ya que había practicado con un Prius de verdad poco antes.
Es un avance en simulación, no lo niego, y comenté con uno de los responsables de la máquina mis impresiones sobre el realismo percibido y qué tendría que cambiar, a mi parecer, para que el conductor sintiese más que estaba conduciendo. Lo malo de este simulador, es que una persona que no ha tocado en su vida un videojuego lo ve como un pasatiempo más que como algo educativo, y el efecto buscado puede ser nulo.
La conducción eficiente es como el amor, cuando te toca, crees, y cuando no, pues es algo que tienen/hacen los demás. Si no se practica con un coche de verdad y uno no ve por sí mismo los resultados, es un poco difícil que se crea en ello. Los tópicos dicen que vas más lento y estorbando. Pues entonces no entiendo cómo en los semáforos siempre salgo el primero aunque cambie a 2ª en menos de 10 metros. Supongo que basta con salir cuando tengo la luz verde…
Debería empezarse a enseñar esto en la misma autoescuela, sin temor a que luego el cachondo examinador de turno te suspenda por mal uso del cambio, mal uso del embrague… En otros países europeos ya se hace así, pero “Spain’s different”.
Vía | Construíble
Fuente | Ayuntamiento de Madrid
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