Limpiar los mosquitos y otros insectos del coche tras un viaje largo puede ser una tarea tediosa si queremos no solo atender a un criterio puramente estético, sino ganar en seguridad. Porque un parabrisas plagado de mosquitos frente a una puesta de sol puede convertirse en una pantalla borrosa.
Para evitar llegar a esta situación, podemos realizar un mantenimiento preventivo, y después, poner en práctica varias técnicas para que limpiar los insectos no sea una odisea, y no malgastemos agua.
Antes del viaje. Escobillas y líquido limpiaparabrisas, al día
Lo primero que debemos atender es el estado de nuestras escobillas, sea la estación que sea. Los primeros signos de alarma pueden ser desde una limpieza ineficaz (dejan un cerco), hasta un ruido desagradable cuando las activamos.
Si no atendemos a estas señales, es posible que empiece a arañar el parabrisas, bien porque la goma está muy dura o porque se ha ido desgastando. Se recomienda cambiar los limpiaparabrisas al menos una vez al año, especialmente antes de realizar un viaje largo.
Por otro lado, llevar las escobillas del limpiaparabrisas en mal estado puede llegar a ser penalizado con una multa de 80 euros (sin detracción de puntos).
Lo siguiente es atender al nivel del líquido del limpiaparabrisas. Existen líquidos específicos que sirven tanto para limpiar como para desengrasar. Además, estos productos consiguen repeler el agua de lluvia del cristal, y aguantan temperaturas cercanas a los 10 grados bajo cero.
Hay quien prefiere hacer su propio líquido para el depósito o usar agua del grifo. Ojo aquí porque la cal del agua puede obstruir los conductos de los limpiaparabrisas, además de que el punto de congelación del agua es de 0 grados. Por tanto, si vives en zonas con frío, no podrás utilizarla porque se congelará.
También ciertos jabones pueden obstruir los conductos al solidificarse.
Tras el viaje: cómo quitar los mosquitos del coche
Hemos llegado a nuestro destino y el coche parece un Pollock: lo que se ha ido estrellando en la luna delantera no es nada en comparación al parachoques. Y si aparcamos al sol, el problema empeora ya que la suciedad se seca.
De algo ha servido utilizar el limpiaparabrisas de forma preventiva según se iban chocando los insectos, pero el resultado sigue siendo el mismo: hay que limpiar. Y podemos hacerlo tanto en mojado como en seco:
Limpiar en seco con productos químicos específicos. Una vez hayamos elegido el producto que utilizaremos, es necesario ablandar la zona con agua o un paño húmedo antes de proceder a la limpieza para no dañar la pintura.
También se debe evitar aplicar ningún producto si la carrocería está caliente, ya que reducirá la efectividad. Otro punto a tener en cuenta es usar una bayeta de microfibra para aplicar el producto.
Truco. Si hay partes que se nos resisten, podemos cubrir la zona afectada con una toalla bañada en agua y jabón durante unas horas o incluso toda la noche para que la suciedad se reblandezca.
Limpiar en mojado. Aquí podemos optar por el método más fácil, pero no más eficaz, que sería meter el coche en un túnel de lavado.
Si procedemos a limpiar a mano en un lavadero, lo primero será realizar un primer lavado a presión con movimientos regulares y uniformes con agua y jabón en las en las zonas más expuestas del coche (parabrisas, frontal y espejos retrovisores).
Un vez hemos dejado que el agua reblandezca los restos de insectos, frotamos con el cepillo y volvemos al agua y jabón a presión. Así hasta que obtengamos el resultado deseado.
