Te pasas miles de años sin tener problemas mecánicos y justo en el momento cumbre de la temporada y de tu carrera deportiva, el coche empieza a jugarte malas pasadas. Es como si Schumacher estuviera recibiendo juntas todas las facturas pendientes. Unos extraños problemas de alimentación han dejado a Michael tirado en la Q3, por lo que en el mejor de los casos será décimo en parrilla, y si tiene que cambiar de motor, último o penúltimo.
Y aún si la cosa es leve, y sale décimo, tendría complicado ganar la carrera contra su propio compañero, o dicho de otra manera, sería difícil de justificar de forma “natural” que el misil que está siendo Massa se viese superado por Schumacher desde tan atrás, y menos luchando por constructores. Sólo una primera vuelta espectacular de Michael permitiría al alemán seguir soñando.
En ese punto entrarían en acción Fisichella (que ni con especificación E supera a Fernando) y el propio Alonso, clasificado cuarto, que sólo tendría que retener a Schumacher lo suficiente para que no pudiese seguir remontando. O sea, que todo juega a favor de Renault y Alonso, que incluso ve posible ganar la carrera gracias a la consistencia de Michelin, como sucedió en Japón.
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