Nunca es fácil ser "hijo de" o "hermano de" en un trabajo. Y apellidarse Schumacher en el mundo del motor y para colmo, llevar el nombre de tu padre, que da la "casualidad" que es el piloto de la historia con más Campeonatos del Mundo de Fórmula 1 en su haber, es más que una suerte un problema.
Mick Schumacher lleva varios años luchando por su sueño, llegar a la Fórmula 1. Si bien en alguna ocasión su familia le habrá abierto alguna puerta, seguro que también ha provocado que se le exija más que a cualquier otro piloto.
Su salto a los monoplazas estuvo empañado por un complicado inicio en la Fórmula 4 y sus primeros pasos en la Fórmula 3, donde corre este año, tampoco fueron tan deslumbrantes como le hubiese gustado. Sin embargo, cuando parecía que tenía el campeonato fuera de alcance, el alemán comenzó a sumar puntos victoria tras victoria disparando la euforia entre los aficionados. Y su nombre ya empieza a sonar en los paddock de Fórmula 1.
Futuro prometedor
El ascenso hacia la Fórmula 2 la próxima temporada parece el paso evidente para la que sería la segunda generación de los Schumacher en las carreras. De hecho, en el pasado Gran Premio de Italia se reunió con Nicolas Todt para hablar sobre un posible asiento en el equipo ART del que el francés es copropietario, eso si finalmente se decide a salir de Prema, con quienes lleva compitiendo las dos últimas temporadas.
Sin embargo, tras sus recientes triunfos y exhibiciones en pista, Mick podría haber llamado la atención de Toro Rosso para la próxima temporada. Los de Faenza tienen dos asientos libres para la próxima temporada y aunque parece que podrían tirar de expilotos Red Bull de los que prescindieron en el pasado, contar con él para sus filas tendría todo el sentido del mundo.
¿Está preparado para debutar en Fórmula 1? Esa es la pregunta. Por el momento, al final del año dispondrá de todos los puntos necesarios para solicitar la Superlicencia por sus méritos deportivos, por lo que nada debería frenarle.
