La Fórmula 1 regresó a Las Vegas 41 años después y en un nuevo circuito. Del cutre aparcamiento del Caesars Palace se pasó a un espectacular trazado por la ciudad del pecado, y el evento no ha dejado indiferente a nadie. Alcantarillas voladoras, demandas colectivas, pérdidas de aceite y retrasos horarios fueron algunos de los problemas de la inauguración.
Pero también hubo cosas positivas. Entre ellas, que el Gran Premio de Las Vegas batió el récord de adelantamientos en una carrera de Fórmula 1 en seco de la presente temporada, incluyendo cuatro en cabeza de carrera. Porque sí, volvió a ganar Max Verstappen, pero en Las Vegas al menos hubo emoción.
Un bache provocó que Lando Norris se estrellase contra el muro a 307 km/h
El viernes no fue un buen día en Las Vegas. A los 10 minutos de comenzar el primer entrenamiento libre quedó patente la falta de experiencia de los organizadores: las tapas de alcantarilla estaban sueltas, algo gravísimo en un circuito urbano. Una de ellas salió volando al paso del Ferrari de Carlos Sainz.
El resultado fue grave, pero pudo ser gravísimo. La alcantarilla rajó todo el fondo del Ferrari e incluso destrozó el asiento del piloto. Además, después salió disparada contra el Aston Martin de Fernando Alonso, quien por suerte pudo tirar de reflejos para esquivarla. La alcantarilla también dañó la batería de Sainz, que tuvo que cambiarla y penalizar en parrilla.
Un incidente que desencadenó todo un dominó de consecuencias. Los FP1 fueron cancelados, y los FP2 se retrasaron tres horas para dar tiempo a sellar todas las alcantarillas del circuito. Lo más increíble es que la organización echó a todos los aficionados que estaban en las gradas para hacer a puerta cerrada los FP2.
Y es que al ser un Gran Premio nocturno, el retraso provocó que el personal de seguridad contratado ya excediese sus horas de trabajo, por lo que nadie podría controlar al público. La solución fue echarlos a todos y compensarles con un bono de 200 dólares para gastar en la tienda del circuito. Las entradas habían costado hasta 400 dólares.
Los aficionados expulsados del circuito de Las Vegas el viernes ya han anunciado una demanda colectiva contra la Fórmula 1 y los organizadores. Piden unos 30.000 dólares como compensación para cada una de las personas que fueron expulsadas de Las Vegas. Y puede ser el enésimo desastre económico para el evento.
THREAD: You can try to stop people in Las Vegas from watching an F1 race for free, but they will still find a way…
— Brett Forrest (@brettforrest89) November 18, 2023
Just ride the escalators over and over again.
1/5 pic.twitter.com/0KZiJY531i
Porque el viernes y el sábado tampoco hubo lleno, ni mucho menos. De hecho el día de la clasificación las gradas estaban prácticamente vacías, a pesar del juego de luces con el que Liberty Media trató de ocultarlo. El sábado hubo algo más de afluencia, también en las inmediaciones del circuito, desde donde era fácil ver la carrera sin pagar ni un dólar.
El día de la carrera fue otro día para olvidar. Para empezar, porque el Live Timming, un servicio de pago que ofrece la Fórmula 1 para seguir los tiempos en directo, no funcionó en ningún momento. Pero es que además volvió a haber un incidente en pista: el coche clásico de Lewis Hamilton para la 'Drivers Parade' perdió aceite justo en la frenada de la primera curva.
Nadie limpió bien ese aceite, y el resultado fue que pilotos de la talla de Max Verstappen, Fernando Alonso o Carlos Sainz patinaron al pisarlo en la salida, se fueron largos en la primera curva y provocaron un accidente múltiple en el que se vio implicado media parrilla, afortunadamente sin tener que lamentar daños mayores.
82 adelantamientos, el récord en seco de lo que llevamos de año
Eso sí, no todo fue malo en Las Vegas. El regreso al estado de Nevada trajo consigo la carrera en seco con más adelantamientos de lo que llevamos de temporada. Hubo 82 pasadas, cuatro de ellas en la pelea por la primera posición. Solo Zandvoort, que fue parcialmente en lluvia, supera el récord de Las Vegas.
Sí, el ganador volvió a ser Verstappen, pero al menos Las Vegas nos dio algo de emoción por la victoria, con Charles Leclerc y Sergio Pérez también metidos en la pelea. Fue el premio de consolación para un fin de semana complicado. Lo que pasa en Las Vegas se queda en Las Vegas. O quizá no.
