Spada Codatronca Monza ¡A barchettear!

Spada Codatronca Monza ¡A barchettear!
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Hace apenas tres semanas volví a traer a las prensas al Spada Codatronca. En aquella ocasión os contaba que este oscuro supercar turinés gustaba de guardar practicamente hasta el secreto de su existencia. Y es que jamás se han desvelado ni características técnicas lo suficientemente definidas, ni precio, ni planes para el modelo, ni unidades vendidas… Es decir, que constituye todo un misterio.

La familia Spada, el fabricante, trató de resucitar a costa del Codatronca las teorías radicales cola cortada o kammback, divulgadas por Ercole en Alfa-Romeo durante la década de los sesenta. Sobre una base probablemente corvettiana (Z06), alumbraron uno de los deportivos con mayor personalidad actual. Es así porque o te fascina o lo detestas, tal y como puede leerse en los comentarios del artículo referido.

En 2008 se puso a la venta la variente básica TS cuyo motor V8 LS7 Small Block de 7 litros entrega 630 CV y 668 Nm de par. En aquel momento se profetizó también el advenimiento de una versión TSS ultravitaminada. Sin embargo, desde entonces y de nuevo no hemos sabido nada… Hasta la llegada en julio de esta barchetta de 720 CV, 950 Nm y 1180 kilogramos de peso que ostenta en su chapa identificativa las enigmáticas letras.

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¿Qué es una barchetta?

Antes de entrar en harina debemos definir el término que conceptualiza al modelo, ya que no es muy común hoy en día.

La filosofía barchetta (pronunciado barqueta) que rige el vehículo posteado se popularizó a partir de 1945 y durante la década de los ciencuenta para designar un vehículo de competición abierto y casi desnudo. Sus carrocerías eran macizas y, aparte del capó, en ocasiones no tenían ni puertas. El cockpit consistía simplemente en dos exiguos asientos, un volante de madera y una palanca de cambios con la rejilla bien a la vista.

Estos pequeños y bonitos barcos tenían apenas parabrisas y carecían de ventanas. Por supuesto, también de capota. Son máxima expresión de ligereza deportiva y fueron cultivados por Ferrari, Mercedes-Benz, Maserati, Jaguar o todo aquel fabricante que quisiera ganar una carrera de alto nivel (por debajo de la F1) durante la época mencionada.

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Ferrari 250 Testarrosa, 1957

En la actualidad, la palabra ha perdurado en la nomenclatura de coches como el Fiat Barchetta, evidentemente en su significado más vago. La radicalidad más pura del término ha sido hasta ahora custodiada por el Mercedes SLR Stirling Moss, si bien éste ofrece ciertas comodidades que van más allá de las originales.

En realidad, personalmente creo que el concepto clásico, como un todo, ha sido preservado con fidelidad en automóviles del estilo del Renault Spyder o el Ginetta G20. Incluso quizá en el Lotus Elise. Y, por supuesto, en los prototipos que encarnan su evolución moderna: Los relámpagos tipo Le Mans.

A partir de ahora también en el Spada Codatronca Monza.

¿Qué hay de nuevo en este Codatronca?

La historia de la nueva barchetta turinesa empieza con el pedido de Aznom de un vehículo único en homenaje al venerable circuito de Monza. Esta compañía italiana de artesanos fabricantes de objetos de lujo para el hogar y el automóvil es socio comercial de Spada Vetture Sport. Basicamente, le ayudan a vender el Codatronca TS además de proveer el juego de maletas de su atípico maletero bebedor de 400 litros.

Precisamente, el mantenimiento de este hueco es la única característica que desvirtúa la pureza de la nueva pequeña barca que traemos a estas ciberpáginas. Que yo sepa, las barchettas de época no tienen siquiera un minúsculo compartimento de carga. En fin, supongo que los tiempos cambian…

En todo lo demás semeja su nombre: No existe en él nada más allá del mundo de la competición. Es un coche de carreras apenas adecentado para salir a las calles.

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Con respecto a la versión básica TS y aparte del aligeramiento general, el cambio de mayor importacia corresponde al operado en el propulsor Corvette Z06 LS7 Small Block de 7 litros. En ésta joya ya era gordissimo, si bien ahora la turinesa Italtecnica lo ha musculado más a base de dos compresores C38 Rotrex y un par de intercoolers. El resultado es una compresión de 11,5:1, 720 CV a 6200 rpm y 950 Nm de par a dos mil vueltas menos. Fascinante.

Asimismo, la acelaración del superdeportivo a cielo abierto ha bajado cuatro décimas, hasta quedar en tres segundos. Mientras, su velocidad ha permanecido inalterada: La filosofía Spada postula que lo más importante es el placer de conducción mediante caja de cambios de desarrollos cortos, lo cual no permite al Monza sobrepasar los 335 Km/h. La variante original cerrada no va más allá de 340.

Otras modificaciones atañen al salpicadero: Cualquier cosa no elemental desaparece y los relojes se mudan al volante AIM Sportline. A este aro de tecnología puntera llega también a partir de ahora la información de los 40 parámetros del sistema de telemetría anclado al chasis, suministrado por la misma compañía.

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El cacharro parece divertido así que le han instalado una cámara HD con la que poder grabar las diabluras que su conductor perpetre en circuito. Finalmente, los asientos Recaro han sido sustituídos por unos Sabelt con el correaje de rigor.

¿Serie limitada o ejemplar único?

Oh no, todo vuelve a empezar: La desinformación asume de nuevo el papel protagonista y la falta de transparencia de los Spada no nos deja ver con suficiente claridad. Por suerte, al menos podemos intuir qué será de esta singular barchetta gracias a distintos indicios.

Así, por un lado están las declaraciones de la casa fabricante las cuales afirman que se construirá una serie limitada. Por otro, la prensa especializada habla de que éste es un one-off, es decir un prototipo único que servirá de reclamo publicitario y como base para un sin techo menos radical.

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Sea como fuere, es posible que haya algo más evidente. En la chapa identificativa del Spada Codatronca Monza se puede leer la sigla TSS. Dichas letras corresponden a Turismo Super Sportivo, la versión perdida conanizada que fue anunciada por la marca en 2008 y de la que no se ha vuelto a saber nada.

A partir de la pista y de la necesidad de rentabilizar el motor del a las malas prototipo analizado, podemos inferir con cierta seguridad que éste propulsará al quizá algún día nuevo rockero de la marca turinesa.

Fotografía Testarrosa ’57 | Flickr (stuff_and_nonsense)
Video | Youtube (I.Riconijhof,II.aznom01)
En Motorpasion | Resurrección del pasado: Spada Codatronca TS ’08, Los coches de Ercole Spada (Parte 1), Los coches de Ercole Spada (Parte 2)

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