Renault Mégane RS, presentación y prueba en el Circuito Ascari (parte 1)

Renault Mégane RS, presentación y prueba en el Circuito Ascari (parte 1)
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En el año 2004, Renault lanzó su primer modelo de aspiraciones claramente deportivas dentro de la familia Mégane, el Mégane Sport. Desde entonces se han vendido en todo el mundo un total de 22.600 unidades de su modelo más deportivo, un dato nada despreciable.

Ahora llega la nueva versión, el Mégane RS que con un 250 caballos de potencia y un aspecto exterior de lo más imponente, tiene la difícil tarea de continuar con los anteriores niveles de ventas, algo complicado en épocas de incertidumbre económica.

Para ver como se comporta, nos hemos ido hasta Málaga, y más concretamente al Circuito Ascari y sus alrededores, un entorno perfecto para sacarle todo el partido a esta máquina de 250 caballos. ¿Os subís?

Por suerte para mi he tenido la oportunidad de probar todas las versiones que han salido del Mégane Sport excepto el único y exclusivo Mégane R26 R, que se me escapó por poco. Por eso tenía muchas ganas de echarle el guante a esta nueva versión.

Renault Mégane R.S

Llegamos a Málaga un soleado y caluroso día de finales de octubre. Del aeropuerto al hotel, dónde en la puerta nos esperaban unos 30 Mégane RS, siglas que vienen de Renault Sport.

Los había de colores grises y blancos, y me fijé que estos últimos llevaban las pinzas de freno Brembo pintadas en rojo y unos asientos muy semejantes a los del Clio Sport F1 Team firmados por Recaro.

Estos coches con detalles “extra” eran las versiones denominadas Cup. Estas versiones especiales están desarrolladas pensando en aquellos que de vez en cuando quieren entrar en circuito, y por eso disponen de un chasis más deportivo, un efectivo diferencial de deslizamiento limitado en la parte delantera y los asientos y pinzas de freno específicas.

Respecto al modelo normal, el sobreprecio que hay que pagar por el kit Cup es de 2.650 euros, un dinero que considero que está más que justificado.

Renault Mégane R.S

Mientras llegaban el resto de periodistas que acudían a la presentación internacional del nuevo modelo, me dediqué a contemplar el exterior de un Mégane RS aparcado en la puerta del hotel.

Hacía solo unas horas había devuelto el que probablemente es el compacto actual más impresionante del mercado, que probaré en breve para vosotros. Por eso, era difícil que el Mégane RS me impresionase mucho.

Pero he de decir que su línea exterior, basada en el Mégane Coupé, tiene gancho y me enganchó. Los faldones delantero, trasero y taloneras laterales están considerablemente sobredimensionadas para poder alojar las llantas, que son de 18 pulgadas de serie y de 19 si queremos meternos en opciones.

Precisamente el diseño de las llantas me pareció el detalle que menos encaja en el aspecto deportivo del coche, ya que unas llantas completamente oscuras en lugar de estas que combinan tonos oscuros con el color metal en el centro de los radios, hubiesen quedado mejor. Al menos esa es mi impresión.

Renault Mégane R.S

Por lo demás nada que objetarle al Mégane RS en cuanto a imagen. Es deportivo y discreto al mismo tiempo, al menos en color gris oscuro y blanco. En la parte delantera del paragolpes se esconden las luces diurnas de leds, que ayudan a darle agresividad al frontal, que con un pequeño y fino alerón claramente indica que tiene algo de herencia de la Fórmula 1.

En la parte trasera el escape va situado en posición central, y debajo tiene un difusor de aire que junto con el discreto alerón confieren el aspecto de la zaga.

Los detalles como que los espejos retrovisores, el difusor de aire y la lámina aerodinámica del paragolpes vayan pintados en un color negro brillante, no hacen más que ratificar que el Mégane RS está cuidado con detalle.

El interior del Mégane RS

Si el exterior está a un gran nivel, el interior no se queda corto. Los materiales del salpicadero son de gran calidad, y también ahí encontramos detalles que le sitúan un nivel por encima de otros coches mucho más caros y de su segmento como el Audi S3 o el Golf GTI.

Renault Mégane R.S

Empezamos por el cuentarrevoluciones, muy vistoso gracias a la esfera de color amarillo que nos indica las revoluciones, como si estuviésemos al volante de un Ferrari F430. Además el color amarillo va a juego con las costuras del volante, que incluyen una marca que indica el punto central de la dirección.

Opcionalmente hay un pack que se llama Ambiance Amarillo, que además combina también en color amarillo los cinturones de seguridad, las costuras de los paneles de las puertas y el pomo de la palanca de marchas.

Me gustó mucho la calidad de los materiales que se han empleado para el salpicadero, plásticos de aspecto acolchado y cuero de calidad en el volante. La posición de conducción era lo siguiente que iba a comprobar, pero justo en ese momento nos llaman para contarnos la agenda del día. Toca ver que vamos a hacer al volante del Mégane RS…

Una ruta de ensueño para un coche que promete

Entramos en la sala de briefing y la gente de Renault Prensa nos da las indicaciones pertinentes. Hay varias rutas para llegar desde Málaga al Ascari Race Resort, todas ellas combinando carreteras de curvas con zonas de autopista y autovía.

Renault Mégane R.S

Nos decantamos por la ruta de 90 kilómetros, la opción perfecta para testar el coche y no tardar demasiado en llegar al esperado circuito.

Elegí un Mégane RS con el chasis deportivo Cup en un precioso color blanco. Cuando me siento al volante, me doy cuenta con pequeños ajustes de que en el Mégane RS es fácil conseguir una posición de conducción cómoda.

El volante se regula en altura y en profundidad, el asiento baja mucho y es fácil conseguir sentarnos en una posición realmente deportiva, con el trasero pegadito al suelo, como tiene que ser.

Los asientos son sencillamente magníficos, y además de bonitos, tienen un buen compromiso entre confort y deportividad, algo que no es fácil de conseguir.

Renault Mégane R.S

Ponemos en marcha el motor, que es un 2.0 turbo con 16 válvulas y que genera 250 caballos de potencia a 5.500 revoluciones por minuto. El par máximo es de 340 Nm a 3.000 revoluciones pero desde 1.900 revoluciones se entrega el 80% del mismo.

Se trata de una evolución del motor del R26 R, en el que el 25% de las piezas son nuevas. Para pasar de los 230 caballos del R26 R a los 250 del nuevo Mégane RS. Los principales cambios son nuevos conductos de admisión, los pistones y bielas reforzados, los intercambiadores aire/aire y agua/aceite, válvulas enfriadas con sodio, y el pistón con anillo porta-segmento.

Salimos callejeando por los alrededores del aeropuerto de Málaga. Me sorprende la suavidad general del conjunto, nada que ver con el último deportivo compacto que había probado.

El Mégane RS empieza a demostrar su potencial en cuanto enfilamos la primera recta de la autovía. El motor empuja de forma muy progresiva, pero a la vez con contundencia. Te pega al respaldo del asiento a medida que vas metiendo una marcha tras otra con la palanca manual de seis velocidades.

Renault Mégane R.S

Muchos de los compañeros de la prensa del motor comentaron que este coche con un cambio secuencial con levas en el volante sería una combinación perfecta, pero sinceramente creo que no le hace falta. El cambio funciona muy bien, es suave y tanto en reducciones como subiendo marchas es difícil fallar un cambio.

La posición de conducción me gusta, ya que puedes llevar el asiento muy bajo y conseguir una combinación muy cómoda con el volante. También me gustó el tacto general de todos los materiales, empezando por el volante de piel que es una auténtica maravilla.

Cuando el tráfico empezó a despejarse ante mi, decidí darle un poco más de “alegría” y ver como empujan los 250 caballos cuando los aprietas. El sonido cuando pisas a fondo el acelerador se hace especialmente llamativo en el habitáculo. Parce que llevas una turbina en la parte trasera, ya que lo que se escucha es una especie de soplido grave.

Es un ruido curioso, y tal y como ocurría en el Ibiza Cupra que probamos recientemente, se nota que es un ruido estudiado y afinado en el estudio de sonido, no es natural.

Renault Mégane R.S

En curvas rápidas de autovía, el aplomo general del coche es muy bueno. Los movimientos de carrocería incluso entrando fuerte en las curvas son mínimos gracias a unas suspensiones bien puestas a punto, ya que ofrecen un punto muy bueno entre confort y deportividad.

La sensación de ligereza del conjunto es una constante, a pesar de que por su tamaño y aspecto parece lo contrario. El tren delantero se siente muy ligero, gracias en parte al trabajo que han hecho para disminuir las masas no suspendidas, tan importantes a la hora de entrar fuerte en curvas.

El pivote, el portapivote y el brazo inferior que une el tren a la cuna del motor son ahora de aluminio. En cuanto a los amortiguadores, si se comparan con el Mégane Coupé, los diámetros del cuerpo y de la varilla han sido aumentados en la versión RS, duplicando la rigidez del conjunto muelle-amortiguador.

Al poco tiempo, abandonamos la autovía para comenzar a subir hacia la Sierra de Ronda. Una preciosa carretera secundaria con buen firme se abría ante nosotros, pero la Guardia Civil estaba acechando por todas partes y había que medirse con el acelerador.

Los adelantamientos fueron una constante durante las largas subidas hacia Ascari, y ahí el motor demostró que si estiras las revoluciones, responde con contundencia. No es necesario jugar demasiado con la palanca de cambios, ya que tienes mucho par desde abajo.

Tras una hora y pico de conducción, por fin vemos a la izquierda entre preciosas montañas la entrada del Ascari Race Resort. Habíamos llegado al paraíso para los que amamos los coches deportivos, un circuito dónde todo el que tenga afición por los coches debería rodar alguna vez…

Continuará...

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