Este país compra los coches de gasolina desterrados de Europa para revenderlos a toda África en mercadillos gigantescos

Este país compra los coches de gasolina desterrados de Europa para revenderlos a toda África en mercadillos gigantescos
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Europa ha optado por abrazar el coche eléctrico a base de ley, pero ¿qué hacemos con los viejos coches usados que ya no queremos? Algunos terminan en el desguace y otros muchos terminan en Benín, un pequeño país del oeste africano que sirve de puerta de entrada para los millones de coches de segunda mano que entran cada año en el continente africano.

África es el principal destino de los vehículos usados. Más de un cuarto de los coches de segunda mano exportados entre 2015 y 2020, unos 5,6 millones, terminaron en este continente, según la ONU.

Los coches proceden principalmente de Europa, Estados Unidos y Canadá, pero también de Turquía o Corea del Sur o Japón. Y a menudo son modelos viejos, más contaminantes que los actuales y no siempre en buen estado.

Más coches que en una campa de SEAT o Stellantis

El bullicioso puerto de Cotonú es el alma de la economía de Benín, uno de los países más pobres de África. Entre los sacos de cacao y arroz o de algodón que salen, otros cargueros desembarcan coches usados procedentes esencialmente de Europa, vía Bélgica, Estados Unidos y Canadá vía los Emiratos Árabes Unidos (una suerte de hub mundial para los coches de segunda mano). Tanto es así que en 2021, Benín importó coches usados por valor de 343 millones de dólares.

Por momentos, los mercados de coches del puerto parecen esas campas inmensas, como las que hay en Santander, Barcelona o Valencia, llenas de coches nuevos que llegan de Asia o que serán exportados.

"Los coches representan una parte muy importante de las actividades del puerto", explicaba Clement Godonou, director de operaciones de la naviera Grimaldi en Benín, a la BBC. Cada año, cerca de 400.000 coches pasan por el puerto de Cotonú. La importación, mantenimiento y venta de coches usados importados da trabajo directo a unas 10.000 personas en Cotonú y hasta 100.000 personas de forma indirecta.

Uno de los mayores mercados de coches usados del país tiene una superficie de 140 ha, aproximadamente 1,4 km² (algo más grande que el Parque del Retiro en Madrid) y es el hub africano del coche usado. Entre todos esos mercados, al este de la ciudad, conforman un entramado de cerca de 3,5 km², lo que equivale más o menos la mitad de Gibraltar. 

Benín solo tiene 11 millones de habitantes, pero es la puerta de entrada a los mercados de Burkina Faso, Níger, Chad y especialmente su enorme vecino Nigeria, el país más poblado del continente y con un parque automóvil de 15 millones de coches, en el que menos de un cuarto son coches nuevos.

Coches que no superarían una ITV en Europa

A menudo, los coches que llegan a Cotonú no están precisamente en buen estado. Algunos solo tienen pequeños desperfectos, pero son o bien demasiado viejos  o con demasiados kilómetros para encontrar comprador en Europa, pero otros no podrían superar una ITV en Europa o directamente han sido declarados siniestro total.

No es un problema, en unos de esos parques de coches de ocasión, un ejército de mecánicos y carroceros vuelven a dar una segunda vida a esos coches allí mismo. No hay elevadores ni cabinas de pintura, como mucho un techo de uralita para resguardarse del sol, pero ahí están, a base de martillazos en el chasis y masilla en la carrocería devuelven un aparente esplendor a un Lexus RX o a un Hyundai Sonata.

Lexus RX arreglado en Benín

Obviamente, no es el caso de todos los coches ni mucho menos, pero según un informe del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente publicado en 2021, la mayor parte de estos vehículos exportados en los países en desarrollo son muy viejos, contaminantes, energéticamente nocivos, peligrosos y ponen en riesgo los objetivos de lucha contra el cambio climático en el mundo.

En 2019, durante una inspección en el puerto de Ámsterdam, las autoridades neerlandesas comprobaron que la edad media de los vehículos en espera para Benín era de 18 años y sus cuentakilómetros superaban los 200.000 kilómetros de media. Eran en su mayoría coches que apenas cumplían con la norma Euro 3 o eran anteriores a ella.

Los países más desarrollados ponen en marcha políticas para que compremos coches menos contaminantes y en algunos casos prohíben la entrada en las ciudades a los coches más antiguos, como las ZBE en España, pero no hay ningún problema en exportar esos coches a África. Al final es esconder el problema debajo de la alfombra, pues la contaminación no se detiene en las fronteras.

Conscientes de ellos, el gobierno de Benín, pero también de otros países del oeste africano, promueven la compra de coches más recientes. Por ejemplo, desde 2021 el Benín ha eliminado los aranceles a la importación de coches posteriores a 2019 y que no sean diésel. El objetivo es intentar atraer coches menos contaminantes y más eficientes.

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