Alejandra Otero
El que se señala como el puente colgante más largo del mundo es una obra faraónica que lleva años sobre la mesa del Gobierno italiano. Este verano se reactivó de nuevo este proyecto de megapuente que une la península con Sicilia, como también lo ha hecho por parte de nuestro Ejecutivo el túnel submarino entre España y Marruecos, un pozo sin fondo de gasto público que ha estado coleando 45 años.
Recién rechazado por la Corte de Cuentas italiana, el Gobierno de Meloni podría aún así llevarlo acabo. El Ejecutivo considera que se trata de una obra de interés público imperativo, a la par que señala su valor estratégico militar. Tanto es así que Italia quiere incluirlo en el gasto militar que debe aportar a la OTAN. Argumento que no tiene mucho sentido: un puente colgante es una infraestructura tremendamente vulnerable.
Un estupendo blanco para misiles aéreos
Este megapuente colgante de récord se va a levantar en el estrecho de Mesina, uniendo la isla de Sicilia con la región de Calabria, al sur de la península de Italia. Con una distancia total de más de 5 km y un vano suspendido que supera los 3 km, es tres veces más grande que el Golden Gate de San Francisco. De ver la luz, se convertirá en el puente colgante más largo del mundo.
Este agosto, el viceprimer ministro y ministro de Infraestructuras italiano, Matteo Salvini, anunció que el Ejecutivo había dado luz verde a este megaproyecto. No pocos han levantado la voz en su contra: se va a construir en una zona de alta actividad sísmica y tendrá un elevado impacto medioambiental. Ahora, la Corte de Cuentas italiana acaba de rechazarlo.
Demasiado caro y lagunas técnicas. Fue la semana pasada cuando este organismo, que vela por el control del gasto público en Italia, se posicionó en contra de la construcción de este puente en el estrecho de Mesina. Según recoge Reuters, consideran que no se puede sostener jurídicamente una inversión que ha triplicado su coste estimado en 2005: entonces se fijó en 3.800 millones en comparación a los 13.500 millones actuales proyectados por Salvini.
Asimismo, argumentan que presenta lagunas documentales notables a nivel técnico y que tampoco se han presentado informes de sus consecuencias en el ecosistema natural, pues su construcción podría afectar al fondo marino y causar "una masacre" de "millones de aves", alterando los ciclos migratorios. El Ejecutivo italiano se ha dado mucha prisa en anunciar este proyecto, demostrando cierta ansiedad en que lleve la firma del actual grupo de gobierno: el Ministerio de Transportes había pedido más margen para poder completar toda la documentación.
Aunque que lo haya rechazado el tribunal de cuentas no significa que vaya a tumbarse: la ley italiana permite al Ejecutivo seguir adelante con el proyecto aun sin contar con el apoyo de este organismo. En todo caso, tiene complicados frentes que acometer: por ejemplo, la licitación de la obra, ya que los jueces consideran que el nuevo presupuesto podrían exigir un nuevo concurso. Esto podría demorarlo una década.
"La obra pública más grande de Occidente". El gobierno italiano presenta este megapuente como "la obra pública más importante de Occidente" que "representará parte de la solución a los problemas del Mezzogiorno y un factor de crecimiento para el país". El Ejecutivo lo ha blindando como de interés público imperativo, lo que permite salvar su impacto medioambiental en un área marina y costera altamente sensible.
Sostienen que supondrá el impulso de una de las zonas más pobres del país, generando más de 36.000 empleos y generando un crecimiento económico superior a 23.000 millones de euros. Además de resaltar su valor como infraestructura de comunicación con la Sicilia: reduciría los tiempos en cruzar el estrecho a 10 minutos, la mitad de lo que tarda el ferry.
"No es una infraestructura militar, sino un objetivo militar". El Ejecutivo transalpino también lo ha declarado como infraestructura de valor estratégico militar, pues facilitaría el movimiento de tropas terrestres. Un movimiento que tiene como objetivo incluirlo en el 5 % de gasto que debe invertir Italia en la OTAN. Este argumento tampoco se sostiene para el tribunal de cuentas.
"El puente no es una infraestructura militar. Como mucho, es un objetivo militar", ha señalado Aurelio Angelini, exdirector del organismo de evaluación ambiental de la región siciliana. Angelini replica el análisis del general Gualtiero Corsini, que a finales de los 80 declaró que los puentes colgantes son la "infraestructura más vulnerable" y que "está destinada a atraer la atención de cualquier agresor potencial".
Lo que significa que es poco probable que tanques y tropas de tierra lo crucen: no porque no pueda soportar el peso de los acorazados terrestres sino porque se convertirían en un estupendo blanco para ataques con misiles.
Ya cuando en verano el Gobierno señaló que lo incluiría como gasto militar, Alessando Marrone, responsable del programa de defensa en el Instituto de Asuntos Internacionales de Roma, criticó este movimiento por estar "forzando conceptos". Si lo que se busca es facilitar el despliegue de tropas, el gasto militar debería ir destinado a modernizar infraestructuras como aeropuertos, puertos o sus carreteras cercanas. No a una carretera a Sicilia extremadamente vulnerable y que necesitaría constante protección contra misiles aéreos.
Este coloso apunta más a ser un símbolo político para el vigente Ejecutivo: presumir de haber hecho posible el puente colgante más largo del planeta. Algo por otra parte habitual en otros países y gobiernos, pues queda estupendamente en el curriculum. Sus cifras son mareantes: lo proyectado es que se extienda 5.320 m de los cuales 3.300 m irían suspendidos. Dos torres de acero de 400 m de altura sujetarán la estructura gracias a un cableado de 1,26 m de diámetro. Será tanto de carretera como ferroviario.
Imágenes | Stretto Di Messina
En Motorpasión | Reino Unido canceló el Eurotúnel en los años 70 porque era demasiado caro. Metió la pata: Francia está facturando más de 1.000 millones al año
Ver 0 comentarios