¿Es tan preocupante que sólo el 2,8 % de los conductores puedan aprobar un examen de teórica?

¿Es tan preocupante que sólo el 2,8 % de los conductores puedan aprobar un examen de teórica?
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Respuesta breve: No tanto.

La respuesta no tan breve nos lleva a leer la información derivada del informe 'Los conductores a examen II', presentado por la Confederación Nacional de Autoescuelas. La nota, difundida por EFE, ha salido publicada aquí y allá, y a falta de hojear y ojear el informe en sí, el dato que se nos da es ese: que el 97,2 % de los conductores suspendería la teórica, o que el 2,8 % de los conductores aprobaría el examen, según el lado del que nos caiga la calculadora.

La cuestión de fondo en la que quizá se incide muy poco pese a su relevancia, aunque aparece en la misma nota escueta, está en la tipología de los errores detectados cuando han puesto a prueba a esos conductores que hacía años que no abrían un manual del conductor —y no digamos ya los reglamentos en el BOE. Y es en ese detallito donde radica el porqué de mi respuesta negativa aunque matizada a tan pintoresco titular.

Comencemos por el principio. El actual temario oficial para la obtención del permiso de conducción de la clase B (conocimientos comunes) se compone, grosso modo, de dos bloques: uno dedicado al área de Normativa y Señales de tráfico, y el otro dedicado a la Seguridad Vial y también a un cajón desastre formado por la Mecánica nivel 0 y los Primeros auxilios nivel absurdo —aunque ese es otro tema—; materias estas dos que hasta cierto punto se pueden vincular al área de la seguridad.

La importancia relativa de la Normativa

Aula de teórica

Bien. Recurramos ahora a la cita para conocer el principal detalle de la información publicada:

El informe, presentado este miércoles, revela que el 20,7% de los conductores, con menos de 22 aciertos, requieren formación urgente mientras que el 76,5%, que ha conseguido entre 22 y 27, la necesitan en áreas específicas.

El porcentaje más elevado de aciertos se da en seguridad vial y el más bajo en las cuestiones relacionadas con la normativa, área que muestra un descenso progresivo de conocimientos a partir de los 21 años de antigüedad.

Y ahora, la pregunta del millón —millón y pico de fallecidos cada año en el mundo, y cincuenta millones de heridos, que se dice pronto—: el riesgo vial, así en general, ¿con qué se identifica: con el desconocimiento de la normativa o con el pasotismo generalizado frente a la seguridad vial?

Premio: la segunda. Pongamos un ejemplo de siniestro vial. Dos conductores chocan porque uno de ellos ha decidido —y subrayo el verbo— saltarse un semáforo que estaba en rojo. ¿Ha sido por una cuestión de desconocimiento de la normativa, o bien porque al conductor le pareció que podía pasar o que le daba tiempo o que vaya usted a saber dónde demonios tenía la cabeza en ese momento?

Semáforo en rojo

Bravo: la segunda nuevamente. Nos vamos entendiendo.

El grueso de la siniestralidad vial no sucede por desconocimiento de la Normativa y las Señales de tráfico, sino por cuestiones ligadas a la Seguridad Vial. Salvo puntos específicos en los que hay un cierto desconocimiento de la Normativa (asuntos de alumbrado, circulación en glorietas, rotondas y glorietondas, o incorporaciones a vías de alta capacidad, por ejemplo), las cuestiones especialmente graves vienen dadas por falta de conciencia acerca de la materia que nos ocupa.

Un ejemplo práctico del desconocimiento teórico

Hombre, que si la DGT se pusiera a divulgar, vía campaña, esos fallos del sistema en cuanto a Normativa... a lo mejor hasta sacaríamos algo de provecho entre todos. Pero vamos, que si tomamos otro ejemplo clásico, el de las distancias de seguridad, veremos que la parte más evidente del problema viene más por no comprender la importancia de la distancia de seguridad, que por no saberse lo que dice la normativa vigente:

Aprendizaje de la teórica

Todo conductor de un vehículo que circule detrás de otro deberá dejar entre ambos un espacio libre que le permita detenerse, en caso de frenado brusco, sin colisionar con él, teniendo en cuenta especialmente la velocidad y las condiciones de adherencia y frenado. No obstante, se permitirá a los conductores de bicicletas circular en grupo, extremando en esta ocasión la atención a fin de evitar alcances entre ellos.

Además de lo dispuesto en el apartado anterior, la separación que debe guardar todo conductor de vehículo que circule detrás de otro sin señalar su propósito de adelantamiento, deberá ser tal que permita al que a su vez le siga adelantarlo con seguridad, excepto si se trata de ciclistas que circulan en grupo. Los vehículos con peso máximo superior al autorizado que reglamentariamente se determine y los vehículos o conjuntos de vehículos de más de 10 metros de longitud total, deberán guardar, a estos efectos, una separación mínima de 50 metros.

Lo dispuesto en el apartado anterior no será de aplicación:

a) En poblado.
b) Donde estuviere prohibido el adelantamiento.
c) Donde hubiere más de un carril destinado a la circulación en su mismo sentido.
d) Cuando la circulación estuviere tan saturada que no permita el adelantamiento.
Distancia de seguridad

Sí, yo también me duermo leyéndolo. Y eso que soy del gremio.

Y aquí es donde radica la base del problema: en la forma de evaluar a estos conductores sénior que no han pasado la nota de corte ni por asomo. A un preconductor hay que instruirlo en la base normativa que tenemos, para que de entrada asuma que no todo el monte es orégano, y que ahí fuera algunos todavía nos regimos por unas ciertas normas de convivencia, unos ciertos valores éticos y todo eso que si uno no aprende al final acaba coacheado por el 'Hermano Mayor' de turno.

Pero a un conductor sénior es absurdo evaluarle por el mismo patrón. No es la norma lo que hay que grabarle a fuego —salvo, como digo, cuestiones puntuales que seguramente nunca llegaron a aprender muchos conductores— sino la importancia práctica de la observancia de la norma.

A estos efectos prácticos, y volviendo al ejemplo de la distancia de seguridad, puede ser mucho más efectivo —y comercial— recordar lo del mil ciento uno, mil ciento dos —apoyado, por supuesto, en la enseñanza de lo que ocurre cuando no se respetan las distancias—, que exigir el conocimiento al dedillo de lo que explica el Artículo 20 del vigente Reglamento General de la Circulación.

Pero como no se hace ni lo uno ni lo otro...

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