Señor agente, multar por venganza no está bien visto

Señor agente, multar por venganza no está bien visto
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Señor agente:

Leo y no doy crédito a lo que veo. O sí, porque soy creyente de que todo es posible en el mundo, pero me niego a entender que lo que dice La información sea como lo cuenta el Ministerio Fiscal. No puede ser que le hayan pedido a usted, un agente de la autoridad, un garante de la ley al que hemos estado pagando con nuestros impuestos, cuatro años de prisión por —así lo cuenta la prensa— "poner dos multas de tráfico falsas a un antiguo vecino con el que estaba enemistado".

Señor agente, si esto se demuestra como hecho probado y si usted acaba entre rejas, además de tener que pagar 5.400 euros de multa y cargar con una inhabilitación de cuatro años también, no tendré más remedio que alegrarme por su mala fortuna, porque si esto que le atribuyen es como dicen que fue, lo suyo es como para que todos los que no somos usted nos indignemos mucho.

Cuentan que esto sucedió la noche del 30 de noviembre, es decir, hace un par de semanas. Que se encontraba usted en su último servicio en la Comisaría de El Prat de Llobregat. Que era su último servicio allí porque estaba a punto de ser trasladado. Rectifico y preciso: trasladado, no; ¡ascendido! Que era, por lo tanto, la última vez que usted estaría pateando la calle poniendo multas de tráfico.

Y que aprovechó aquel último momento para denunciar de forma grave, y presuntamente falsa, a un ciudadano al que usted le tenía tirria por a saber qué motivos que no han trascendido. Que esas multas que pidió para el ciudadano fueron por dos motivos inexistentes: circular sin utilizar el cinturón de seguridad a las 23:30 en el p.k. 192 de la C-31, y estar hablando por el móvil en aquel instante y lugar. Mientras, el ciudadano denunciado estaba en cualquier lugar menos allí, por lo que cuentan.

De verdad, señor agente, que no comprendo qué ida de olla le empujaría a cometer semejante idiotez, si es que todo sucedió como lo asegura el Ministerio Fiscal. Sólo sé que quien cede a la corrupción de una manera tan zafia, ensañándose con quien por naturaleza está en una situación de indefensión frente a quien goza de presunción de veracidad, no sólo juega sucio sino que además constituye un antiejemplo de lo que debe ser un agente de la autoridad y un funcionario público.

Rebuscando por ahí me he encontrado con un precedente de 2012. Seguro que a usted le suena. En su mismo cuerpo policial, una compañera suya de Girona hizo algo parecido a lo que se le imputa a usted, sólo que ella cargó a su denunciado una tercera infracción: conducir sin la debida autorización administrativa. Por aquellas tres mentiras le cayeron tres años de prisión, si no es que recurrió. Veo que en su caso el Ministerio Fiscal es más duro que lo que fue el juez que instruyó aquella causa.

Si se demuestra su culpabilidad, por mí que no se corten ni un pelo a la hora de sentenciar. Sería hasta higiénico y consecuente con el momento en el que nos encontramos, donde a cada corrupto le está llegando, por fin, su San Martín. Y si es usted inocente, haga como hizo el ciudadano al que dicen que denunció: cáguese en todos mis muertos y espere a que todo se arregle. Por mi parte tengo la conciencia muy tranquila: yo no he acusado a nadie de nada que no haya hecho.

Vía | La información
Foto | Mossos d'Esquadra

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