El burnout o "quemar ruedas" es una de esas prácticas que surgen del underground del motor (se hacía para calentar los neumáticos en las carreras ilegales) y que acaban protagonizando grandes competiciones por todo el mundo. Para realizarlo, es fundamental que el vehículo vaya bien de potencia, por lo que ni qué decir tiene que los grandes clásicos de Toyota han sido siempre muy recurridos para realizar esta práctica.
Os recordamos que en España podéis ser multados por conducción temeraria si "quemáis" rueda fuera del entorno controlado de una competición o exhibición profesional.
Supra, un icono del burnout
Ya hemos hablado anteriormente que el Toyota Supra es un icono para el mundo del racing y el tuning, especialmente el MKIV. Las impresionantes especificaciones con las que los ingenieros dotaron a la cuarta generación, fueron recortadas para su salida al mercado al ser consideradas desproporcionadas para el público general. Una auténtica bestia dormida que en las manos adecuadas ruge como un demonio.
Los deportivos de Toyota, al servicio del espectáculo
Pero la deportividad ha estado presente en toda la historia de Toyota, no solamente en la del Supra. Modelos como el Celica o el Corolla han protagonizado algunos de los mejores capítulos de la historia de las carreras, y muchos de los sueños de los amantes del motor.
Humo y goma en las venas de cada Toyota
Pero no sólo hablamos de modelos deportivos. La deportividad corre por las venas de los conductores de Toyota, y aunque casi siempre esté latente, a veces se manifiesta al volante de apacibles modelos familiares o sobrios vehículos de trabajo.
Bola extra
Imágenes | Wikimedia/Supermac1961
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