El Rally Dakar está en apuros. Una nueva edición del antaño rally más duro del mundo ha terminado en Arabia Saudí y el ganador en la categoría de coches lo sabemos desde hace más de diez días: Nasser Al-Attiyah. Pero ese solo ha sido el menor de los problemas de un Dakar que ya no es ni un reto ni un desafío.
La deriva de ablandamiento del Dakar ha cruzado varias líneas rojas peligrosas en la edición de 2022. La localización en Arabia Saudí debería estar en duda por más motivos que los políticos y morales, y la asociación con la FIA para crear el mundial de raids solo ha traído que acabar el Dakar ya no sea ningún logro.
Arabia Saudí ya no da para más ni en paisajes ni en recorrido
Arabia Saudí ya no da para más. La sensación después de la tercera edición del Dakar disputada en Oriente Medio es que al país saudí se le han acabado los trucos. Los paisajes son constantemente los mismos, sin llegar a la variedad ya no digamos de África, sino a la de la tan denostada Sudamérica. Muchos ya están echando de menos Argentina, Chile, Perú, Bolivia y compañía
Pero el problema no es solo de paisajes. El recorrido es insípido y las etapas monótonas. Gradualmente el Dakar se ha ido convirtiendo en una prueba de velocidad en lugar de primar la navegación. Es una dinámica que ya comenzó en Sudamérica, pero que en Arabia Saudí se ha acelerado de forma dramática.
La sensación es que Arabia Saudí no da para más. Lo que hemos visto en estas tres ediciones es todo lo que hay, y la continuidad en Oriente Medio va a depender más de los petrodólares que puedan soltar los dirigentes que del puro interés deportivo. Además, ASO, ahora con la siempre inestimable ayuda de la FIA, está a merced de los competidores.
Si hubo un Dakar pasable en Arabia Saudí ese fue el de 2021. Sin llegar a las cotas de África, ni siquiera a las de Sudamérica, aquella edición sí que deparó algo de navegación, y, por lo tanto, de intriga. Las etapas fueron medianamente entretenidas para el aficionado, pero algunos pilotos se quejaron de su dureza. El resultado es la infamia que hemos vivido en 2022.
Lo peor de esta edición es que el recorrido no solo ha sido el más suave que se recuerda, sino que además la etapa más dura fue la primera, mientras que la última semana ha sido una plaga de etapas bucles sin ninguna chicha que ha mantenido inalterable la clasificación. Una vez hecha la criba inicial, alfombra roja para que todo el mundo llegue a Jeddah.
La apuesta de ASO por la velocidad como sustituta de la navegación en el Dakar es evidente, y hasta presumen de ello en sus redes. Pero no deja de ser curioso que la velocidad punta esté limitada a 180 km/h, lo que impide marcar diferencias hasta en este aspecto. Quien quiera arriesgar más, ya sea con su pilotaje o con el diseño de su vehículo, puede hacerlo hasta los 180 km/h. Y eso hasta que Audi presione para bajarla aún más de cara a 2023, y que así su tecnología eléctrica pueda ser competitiva.
El valor de acabar el Dakar en 2022 ha sido equivalente a cero
Aunque si ha habido algo que de verdad ha sido sangrante para los dakarianos es la política de reincorporaciones a la carrera. Desde hace unos años ya existía el 'Dakar Experience', que permitía a los pilotos que tuviesen que abandonar en una etapa continuar el rally, aunque ya sin presencia en las clasificaciones. Solo era vivir la aventura hasta el final.
Si ya aquello levantó cierta polémica, lo que ha pasado en 2022 es un escándalo. Con la excusa del mundial de raids, y la consiguiente asociación de ASO con la FIA y la FIM, el mérito de acabar el Dakar ha tenido tanto valor como cero. Rutas por carretera, saltarse etapas y penalizaciones tan abundantes como inútiles. Esa es la nueva postura del Dakar.
Como muestra, un botón. Stéphane Peterhansel tuvo un accidente en la etapa 1B, la que a la postre ha decidido todo el Dakar. Su Audi se quedó tirado con la suspensión trasera izquierda arrancada. Tras arduas horas de reparación, 'Monsieur Dakar' regresó al vivac por carretera abierta, saltándose el resto de la etapa.
No, Peterhansel no cometió ninguna irregularidad. En el nuevo concepto de Dakar, esta acción es válida, o al menos te permite continuar en el rally con una penalización de 17 horas que te parece ridícula si ya has perdido cinco en la reparación. Las opciones de Peterhansel de ganar el Dakar se habían acabado igualmente.
Igual que es válido que Carlos Checa, que estaba brillando en su primer Dakar, volcase en la tercera etapa, no pudiese reparar su coche a tiempo, se saltase la cuarta y la quinta y volviese en la sexta como si nada. ¡Un piloto que se ha saltado dos etapas y no ha podido acabar otra va a contar como que ha acabado el Dakar! Es demencial.
Como estos dos ejemplos hay a puñados en un Dakar ignominioso. Y lo peor es que muchos de ellos han acabado en victorias de etapa. Peterhansel finalmente se llevó un triunfo parcial en la segunda semana, cuando ya había regresado por carretera al vivac en un par de ocasiones. En motos ha pasado más de una vez.
Danilo Petrucci, ex piloto de MotoGP, se estrenó en el Dakar un par de etapas después de que el helicóptero se llevase en volandas su KTM. En la etapa de este pasado jueves ha ganado Kevin Benavides, que estaba luchando por la victoria final hasta que su KTM se paró en la etapa anterior, la del miércoles.
El caso que más rechazo provoca es el de Seth Quintero en prototipos ligeros. El piloto estadounidense era el gran favorito para la victoria final en la categoría, pero tuvo que abandonar en la etapa 2 por problemas mecánicos. Gracias a esta nueva reglamentación, pudo reincorporarse a carrera y ha batido el récord de victorias en una sola edición.
Después de abandonar, Quintero ha conseguido doce victorias de etapa en este Dakar. Es decir, ha ganado todas salvo la de la avería. Técnicamente, supera el récord de victorias en una sola edición, que lo tenía Pierre Lartigue en diez desde 1994, cuando una avería te dejaba fuera de verdad y cuando un prototipo ligero era un coche.
Esta nueva filosofía no solo va a conseguir que muchos acaben un Dakar que realmente no han acabado, y que Quintero sea top 20 en prototipos ligeros aún con diez horas de sanción, sino que ha provocado que pilotos más humildes no tengan oportunidad de ganar su etapa en la segunda semana, cuando los favoritos o han abandonado o se están jugando la victoria final.
La etapa 1B se tragó toda la emoción del Dakar en coche
Además, la suerte no ha acompañado a que esta edición de 2022 sea memorable, al menos en la categoría de coches. Si antes de empezar solo había tres favoritos y medio a la victoria, con Sébastien Loeb ejerciendo ese papel dudoso por las incógnitas de su Prodrive, tras la primera etapa ya nos quedamos con uno y medio.
Que Carlos Sainz y Stéphane Peterhansel quedasen prácticamente eliminados en la primera etapa fue la puntilla para el Dakar 2022. Pero que no quedase ninguna etapa más en dos semanas que pudiese poner en algún aprieto a Nasser Al-Attiyah es responsabilidad de ASO, de David Castera o de quien toque. Es la hora de actuar para que el Dakar no se vaya por el sumidero del motorsport.
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