¿Realmente has escogido el color de tu coche? Las estrategias de las marcas para condicionar tu decisión

El principal factor de decisión de compra es la estética. En casi todo y sobre todo en el coche. Al final, solemos escoger el coche que más nos entra por los ojos dentro de nuestro presupuesto. El diseño y la estética del coche son importantes. Y por tanto también el color del coche.

Los fabricantes lo saben muy bien y por eso es cada vez más habitual ver los colores favoritos del público en el apartado de las opciones. ¿Y el color gratis? Suele ser el que menos gusta.

El color de un coche es importante a nivel estético, pero también a nivel comercial para la marca. Es una cuestión que no afecta a la decisión de compra. El coche gusta, el cliente está decidido y si quiere otro color que el propuesto de forma gratuita, pasará por caja.

Y no es sólo una cuestión de pintura metalizada frente a un color sólido, de querer una pintura mate o al contrario una pintura tricapa con una profundidad de color que ni una cámara 4K podría reproducir. No, es pura y llanamente una cuestión de color.

La idea de base es proponer un color gratis que, según el fabricante, no gustará a la mayoría de su clientela. Y como, al menos en Europa, una marca no nos puede cobrar por pintar el coche, el fabricante ha de proponer al menos un color que sea oficialmente gratis. Y ese color gratis lo escoge en función de los colores que más salida tendrán en la lista de opciones.

Tantos colores a nuestro alcance y siempre tiramos por tonalidades acromáticas.

Sabiendo que en 2022, el 81% de los coches nuevos vendidos en el mundo fueron acromáticos, es decir, blanco, negro, gris o plata, los fabricantes suelen escoger un color que vaya en contra de esa tendencia o bien que resulte le menos acorde posible con el público objetivo del coche.

En algunos casos, la marca llega a proponer directamente el color opuesto, basado en el círculo cromático, al que quiere favorecer en la lista de opciones. En ocasiones, la elección depende de los intereses del fabricante y de hacia qué colores nos quiere llevar.

Así, por ejemplo, en España en el caso de BMW, una marca en la que los leasing y los renting son más habituales, el color gratis es un negro sólido en el caso del BMW Serie 1, al igual que en el BMW Serie 4 Gran Coupé, por ejemplo.

El negro sólido, no suele gustar por ser un color apagado y en el que se ven rápidamente cualquier suciedad o rayón. Y como son coches en los que el valor de reventa es suele ser más elevado que en marcas generalistas (algo importante, tanto a nivel particular como cuando vuelven de leasing o renting), todo está hecho para que la clientela escoja luego colores más discretos.

Así, por 841 euros más, en el caso del Serie 1, se podrá optar por uno de los tres grises metalizados, el blanco metalizado e incluso el negro metalizado, más valorizante que un simple negro apagado.

En el caso del Serie 4 Gran Coupé, el negro sólido es gratis, pero el blanco sólido cuesta sólo 378 euros, cuando el resto de colores metalizados cuestan más de 1.200 euros. Curiosamente, si en el Serie 4 Gran Coupé optamos por una versión M o con Paquete M, el color gratis pasa a ser el blanco, con los colores metalizados superando los 2.000 euros.

Jugando con los gustos y las emociones

Los coches amarillos son más difíciles de vender en el mercado de segunda mano y, por tanto, suelen ser más baratos.

Se podría pensar que son trucos de fabricantes del segmento premium, ya que son marcas en las que la personalización juega un papel más importante que en las generalistas. Sin embargo, incluso la marca campeona de los precios bajos, Dacia, tiene una política similar.

Si tomamos como ejemplo el Dacia Duster, el color gratis es lo opuesto a los colores que usa la marca en su comunicación (publicidad, eventos, prensa, etc), donde abundan el naranja metalizado, el gris metalizado y el nuevo verde Liquen Caqui. Todos ellos opcionales, por supuesto, y con un precio de 520 euros.

Claro que la marca también propone el blanco, por 208 euros, para la clientela más pragmática. Además, sorprende la elección de un color como el negro sólido, que se araña con facilidad, en un coche con más probabilidades de ver campo que un Range Rover.

Las marcas generalistas tampoco se quedan atrás, aunque hay que reconocer que algunas son más originales y atrevidas en sus propuestas. Por ejemplo, Kia con su renovado XCeed, propone uno de los colores que pueden resultar muy atractivos bajo un fuerte sol, pero que en muchas personas provoca rechazo, una suerte de amarilla oscuro metalizado, el Splash Lemon.

Moraleja, la clientela prefiere pagar 208 euros por un blanco sólido o 520 euros por un color metalizado, ya sea más llamativo (naranja, rojo, azul, verde) o más neutro (hay seis colores acromáticos).

Kia no es el único en jugar el papel del color para que optemos a un color más discreto y que será más fácil de vender cuando toque desprenderse del coche. Así, el color gratis en el Renault Captur E-Tech es un azul marino oscuro sin metalizar, por ejemplo. Si miramos en Hyundai, en el caso del Tucson Híbrido, el color gratis es el rojo sólido.

Lo lógico sería pensar que el color blanco es el gratis, pero no, a diferencia del naranja es opcional.

Incluso en marcas premium, se da el caso de colores llamativos a sabiendas que la clientela preferirá un color más discreto. En Audi, por ejemplo, el color gratis del Audi Q3 es el naranja metalizado llamado Pulse Orange, siendo los blancos, negros y grises colores opcionales que pueden llegar a costar más de 900 euros.

Si hay un segmento del mercado en el que el color es primordial es el de los modelos deportivos. A menudo, la clientela desea el mismo color con el que suele ver el coche en la comunicación de la marca.

Es el caso, por ejemplo, del Hyundai i30 N y el azul Performance Blue que todos conocemos. Sin embargo, el color gratis es un rojo sólido, el color diametralmente opuesto (o casi) al azul claro en el círculo cromático.  El Performance Blue, al igual que el resto de colores metalizados o perlados opcionales del modelo cuesta 500 euros.

En cuestiones de colores, las marcas juegan con nuestras emociones. Y es que, en función de nuestras vivencias personales, cultura e incluso de la propia biología del ser humano, asociamos emociones a ciertos colores, e incluso atributos intangibles.

Por ejemplo, el rojo es pasional y el blanco evoca la pureza. En cuestiones de automóviles, el verde inglés, por ejemplo, evoca un cierto lujo algo vintage, mientras que el gris mate, deportividad.

En todo caso, los fabricantes no escogen por nosotros el color de nuestro coche, salvo en los casos en los que, bajo la condición de comprar un coche preconfigurado, nos lo entregan en un mes en lugar de esperar casi un año. Las marcas se limitan a seguir las modas y guiándonos hacia la caja para que escojamos el color que realmente no gusta. Al fin y al cabo, no son ONGs.

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