Los nuevos coches de Audi hablarán con los semáforos a partir de julio para no tener que parar

En julio llegará a la ciudad alemana de Ingolstadt, y a partir de 2020, a otras ciudades europeas. Se trata de la tecnología de Audi 'Traffic Light Information' que permite a sus coches hablar con los semáforos: los conductores verán en la instrumentación de su vehículo la velocidad a la que deberían circular para llegar al siguiente semáforo en fase verde, y una cuenta atrás permitirá saber cuándo se abre.

Esta tecnología vehículo a infraestructura (V2I) se activará en el Audi e-tron y los A4, A6, A7, A8, Q3 y Q8 que se produzcan a partir de mediados de julio, con denominación de modelo 2020.

La necesidad de digitalizar los semáforos para que tenga sentido

La función 'Traffic Light Information' junto al denominado GLOSA ('Green Light Optimized Speed Advisory') actúan como una 'bola de cristal' que permite saber cuándo se pondrá un semáforo en verde y la velocidad ideal a la que deberíamos circular para que no sea necesario parar y volver a reanudar la marcha, con el gasto en combustible que eso implica.

Desde Audi aseguran que 250 metros antes de un semáforo los conductores sabrán si llegarán a él con el disco en verde o rojo. "En el futuro, los datos anónimos procedentes de nuestros coches pueden ayudar a que los semáforos de las ciudades adopten fases más eficientes y optimicen el flujo del tráfico", explican desde la firma de los cuatro aros.

¿Y cómo se consigue esto? En este proyecto en concreto, Audi trabaja con una empresa que elabora los datos en bruto de los centros de gestión de tráfico urbanos y los transmite a los servidores del fabricante. Desde aquí, la información llega a los coches a través de una conexión rápida de Internet, como la 4G LTE.

Desde Ingolstadt nos cuentan que uno de los aspectos en los que Audi está trabajando es en evitar que se produzca el efecto contrario. Es decir, si un vehículo circula por una avenida y al siguiente semáforo le quedan unos segundos en verde, el sistema avisará: "El semáforo se cerrará en 10 segundos". Puede que este aviso provoque que el conductor dé un acelerón para no tener que detenerse una vez el semáforo se cierre.

Lo cierto es que esta tecnología lleva funcionando en coches Audi desde 2016 en el mercado estadounidense: si el conductor llega al semáforo en rojo, una cuenta atrás en el Audi virtual cockpit o en el head-up display muestra los segundos restantes para la siguiente fase verde.

Un servicio que está disponible actualmente en más de 5.000 intersecciones en Estados Unidos en ciudades como Denver, Houston, Las Vegas, Los Angeles, Portland y Washington DC y que no ha aterrizado hasta ahora en Europa por motivos de modernización de infraestructura.

Según explica la firma alemana, en Europa, la infraestructura de tráfico se ha desarrollado de modo más local y descentralizado, y con una mayor variedad de tecnología de control. "El ritmo con el que otras ciudades se conecten a esta tecnología dependerá, sobre todo, de si se establecen estándares de datos e interfaces, y de que las ciudades digitalicen sus semáforos", explica.

El requisito previo para que los vehículos elegidos equipen esta tecnología es contar con el pack Audi connect Navigation & Infotainment, y también el dispositivo opcional de reconocimiento de señales de tráfico por cámara.

Como estamos inmersos en la era del coche conectado y de la comunicación Vehicle to Vehicle (V2V) y Vehicle to Everything (V2X), muchos otros fabricantes han desarrollado tecnologías para hacer realidad el sueño de cualquier conductor: no tener que esperar semáforos.

Por ejemplo, Ford desarrolló y probó en Reino Unido en 2018 una fórmula llamada 'Intersection Priority Management' (IMP), cuyo objetivo es comprobar la viabilidad de un sistema que permita la cooperación inteligente en las carreteras, mejorando el flujo del tráfico.

Al igual que Audi, IPM utiliza las comunicaciones de vehículo a vehículo para comunicar datos como posición, dirección y velocidad con otros vehículos, de forma que pueda sugerir la velocidad óptima para no tener que detenerse en puntos conflictivos como las intersecciones.

Todo esto supone la piedra angular para que los coches autónomos y conectados sean viables.

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