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Las siete claves que te dirán si estás preparado para conducir sobre nieve

Las siete claves que te dirán si estás preparado para conducir sobre nieve
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Tal y como reza el lema de los Stark: winter is comming. Aunque por lo que parece otro año más el invierno viene con retraso. Hasta hace dos días como aquel que dice hemos estado en manga corta y de pronto ha llegado el mal tiempo y la caída de las temperaturas. Muchos se han echado las manos a la cabeza y les ha pillado el toro con la ropa de verano aún en el armario, a primeros de noviembre, pero la nieve ya se ha dejado ver.

Seamos serios, la mayoría lo dejamos todo para el último momento pero en cosas como la seguridad vial no podemos escatimar precauciones. Así que para los que aún no se han preparado para el invierno aquí van siete consejos para cuando nos encontramos la carretera cubierta de nieve.

Maximizar la distancia de seguridad

Toyota Nieve 2

Eso de que hay que respetar la distancia de seguridad se nos queda un poco corto cuando tenemos que circular sobre la nieve. Muchas veces menospreciamos éste fenómeno climatológico tan simpático atribuyéndole connotaciones inofensivas y navideñas, pero lo cierto es que puede convertir una carretera de un precioso escenario a una superficie realmente complicada.

Cuando la nieve hace acto de presencia y consigue ser tan consistente como para no deshacerse sobre el suelo nada más caer y forma un bonito manto blanco pueden pasar dos cosas: que sea fina y se deshaga al pisarla o que sea una nevada intensa y se compacte bajo las ruedas de los vehículos.

Cuando la capa de nieve junto con el frío hacen que los copos se compacten se crea en la parte inferior una superficie dura y muy lisa cuyas características al contacto con los neumáticos se asemejan bastante a una pista de hielo. Poco podemos hacer aquí salvo circular por donde pisan los vehículos precedentes buscando zonas más transitables, buscar un lugar seguro para detenernos si la situación está complicada y, si no hay otra vía alternativa, esperar a que un quitanieves nos despeje el camino.

En el primero de los casos tenemos los problemas básicos de la conducción con lluvia y alguno más. Los neumáticos estarán continuamente en contacto con una superficie mojada lo que implica un aumento de la distancia de frenado en caso de emergencia, por lo que no sólo tendremos que respetar la distancia de seguridad sino dejar unos metros extra.

¿Por qué? Pues porque aún hay que ser más precavidos; la temperatura de trabajo en un escenario nevado es inferior aún a cuando sólo llueve y los neumáticos no trabajan igual que si hiciera una temperatura óptima. De hecho además de usar neumáticos de invierno debemos revisar periódicamente la presión de todas las ruedas porque con el frío los gases se comprimen y podemos estar circulando con presiones inferiores a la recomendada. Por debajo de los 10 grados centígrados los neumáticos “de verano” ya no trabajan demasiado bien.

Equipamiento específico para el invierno

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A cuento de los neumáticos poco apropiados en caso de nevada nos encontramos con dos opciones: las socorridas cadenas y los neumáticos de invierno. Las primeras son una opción puntual tan útil como denostada. Siempre están ahí ocupando espacio y al final las dejamos en el garaje para que el día que las necesitemos no las llevemos en el coche.

Las cadenas son necesarias. Tan necesarias como llevarlas siempre desde que empieza el mal tiempo hasta que vuelve el calor y, más importante aún, saber utilizarlas. No cuesta nada que uno de esas mañanas de domingo que dedicamos a lavar el coche nos molestemos en hacer un ensayo de cómo se ponen correctamente unas cadenas. No nos llevará más que unos minutos y aprenderemos mejor la lección que haciéndolo sobre la marcha, helados de frío y en plena carretera.

Por otro lado los neumáticos de invierno se están haciendo más populares, de hecho ya son una alternativa legal al uso de las socorridas cadenas con el Real Decreto 2822/1998 de 23 de diciembre del Reglamento General de Vehículos. Si vivís en una zona de frecuentes inclemencias son una opción muy a tener en cuenta. Están pensados para funcionar bien por debajo de las temperaturas de trabajo de los neumáticos normales ya que están fabricados con compuestos específicos y su principal ventaja es que tienen más agarre en circunstancias adversas gracias a su superficie con mayor dibujo y con surcos más profundos.

Reducción notable de la visibilidad

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El sentido por el que captamos más información al conducir es la vista y con la nieve podemos quedar con los ojos vendados en según qué circunstancias. Aunque nos conozcamos el camino al dedillo la nieve es muy probable que haya tapado la señalización horizontal por lo que reducir la velocidad y, de nuevo, exagerar la distancia de seguridad para reaccionar con más margen es básico.

Además también hay que tener en cuenta que la nieve tiene una gran capacidad de reflexión de la luz y es posible que en caso de salir el sol podamos quedar cegados en cuestión de segundos. También los periodos de luz solar en invierno son más cortos y con un amanecer y atardecer en los que el astro rey transcurre en una posición bastante paralela al horizonte. Ello da lugar a que se maximice la situación conocida como “el Sol que jode a los bajitos”. Para combatir éstas situaciones nunca está de más llevar unas buenas gafas de sol polarizadas a mano en el vehículo.

Suavidad infinita

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Éste enunciado que podría sonar a broma no lo es tanto. Cuando hablamos de suavidad no es en referencia a la textura agradable que deja en nuestra ropa el corderito, sino que hemos de ser aterciopelados en nuestros movimientos al enfrentarnos a una carretera cubierta de nieve.

Lo primero de todo es que no tenemos porqué ponernos nerviosos. Tampoco nos ponemos nerviosos con la lluvia, ¿verdad?. Cualquier gesto que hagamos sobre los mandos del vehículo se transmite al asfalto de un modo u otro y con una superficie nevada es vital ser cuidadoso con lo que hacemos. Habremos de tratar el volante como si estuviera lleno de nitroglicerina y circularemos en marchas largas con poca carga en el acelerador para que las ruedas no pierdan tracción.

A la hora de frenar es importantísimo ejercer una presión suave y progresiva y con las cuatro ruedas alineadas para que no sea necesario que entren en acción las ayudas electrónicas (en caso de que nuestro vehículo las tenga) porque podría ponernos más nerviosos y hacernos cometer algún error. Pero eso no pasará porque estaremos manteniendo una distancia de seguridad muy generosa y habremos actuado con antelación haciendo uso previamente del freno motor, ¿a que sí?.

¿Y si estoy en pleno viaje y me sorprende una tormenta de nieve?

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Pues lo mejor es hacerse a un lado y esperar a que pase. Ser paciente y no precipitarse por querer llegar suele ser la mejor de las opciones. Si esto os ocurre habrá sido todo un acierto echar en el maletero esa manta vieja que ya no usas en casa, o el saco de dormir que te compraste pensando que eras tan aventurero como Jesús Calleja. Bien abrigado se pasa mejor el rato hasta que se puede reemprender la marcha con seguridad.

Algo de comida no perecedera, bebida y un botiquín forman parte del kit de supervivencia invernal indispensable dentro del vehículo. Porque sí, es muy importante quedarse dentro con el motor encendido y la calefacción puesta. Las guerras de bolas y hacer ángeles en la nieve con la familia los dejamos para el fin de semana.

Conocer las limitaciones de nuestro vehículo...

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Hay vehículos que pueden resultar sorpresivamente buenos en circunstancias tan complicadas como una capa de 30 centímetros de nieve mientras que por el contrario hay otros que por modernos y prestacionales que sean quedan vendidos a poco manto que haya.

Los vehículos relativamente ligeros con neumáticos anchos tienden a perder adherencia con mayor facilidad. La superficie de contacto es mayor y es más sencillo que las inclemencias les pongan en aprietos. En caso de que tengáis un lento todoterreno de los noventa con neumáticos estrechos no deberíais temer a la nieve en exceso. Los coches modernos actuales con todas sus medidas de seguridad pueden salvarnos de un aprieto.

En cualquier caso, si por nuestra mente se aparece fugazmente el pensamiento "mi coche no pasa por ahí" lo mejor es que no lo intentemos. Nadie mejor que nosotros conoce las capacidades del vehículo que estamos utilizando y si tenemos dudas es que tenemos un problema.

...y nuestras propias limitaciones

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Con la nieve (como con todo en ésta vida) hay que ser autocrítico y saber lo que podemos y lo que no podemos hacer realmente y de forma sensata. Así pues, mi consejo es evaluar la situación y preguntarse si cada uno está preparado para lo que se le puede venir encima.

Una retirada a tiempo puede ser una victoria digna de ser cantada por juglares si vemos la situación muy complicada; faltar un día al trabajo por mucha bronca que nos eche el jefe es mejor que tener un accidente de camino. Y si estamos en carretera y nos cae una nevada épica lo mejor que podemos hacer es buscar refugio, aunque sea detenido lo mejor posible en el arcén, y esperar al paso de un quitanieves o que las autoridades nos abran paso hasta un aparcamiento de vialidad invernal o una zona habilitada.

Revisad niveles, presiones, el kit de supervivencia y la herramienta mínima necesaria y ¡que paséis un buen invierno!. Pero antes de poneros manos a la obra os dejo un vídeo para repasar la lección.

Fotos | Mike Mozart, Penumbra, Zalgon, Raul A, Maurice Koop, Olga, Melinda Shelton, Lino M

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