Probamos el BMW M850i Cabrio: 530 CV para un descapotable rápido, ágil y confortable como pocos

Nota de Motorpasión

Es verano y la teoría dice que también es tiempo de coches cabrio, así que nos hemos puesto al volante del BMW M850i Cabrio, uno de los grandes descapotables más espectaculares del momento. Tiene un diseño que no pasa desapercibido, un motor V8 de 530 CV, unos acabados de auténtico lujo, un comportamiento digno de los mejores Gran Turismo y muchas otras cosas que te contamos a continuación.

Un poco de historia sobre el BMW Serie 8

El BMW Serie 8 Coupé recupera un nombre, el del anterior 850 que fue sin duda uno de los coches más espectaculares en su momento.

A finales de los años 80, BMW marcó el camino entre los grandes modelos coupés deportivos con el BMW Serie 8. Se trataba de un modelo muy innovador para su tiempo, con una línea de diseño que rompía moldes gracias a su afilada silueta y a los característicos faros escamoteables. En su versión más alta de gama, la 850Ci, estaba equipado con un exótico motor V12.

Ahora BMW ha devuelto a la vida al Serie 8 como un nuevo y moderno yate disponible en carrocería Coupé o Cabrio, con motores de gasolina o diésel. En esta ocasión hemos podido probar durante unos días su versión más prestacional hasta la llegada de los M8 basados en esta plataforma. Es el M850i xDrive Cabrio de 530 caballos y está dispuesto a llegar muy alto no solo por su espectacular y elegante carrocería descapotable.

La carta de presentación de este modelo es de lo más apetecible. Quiere convertirse en la mayor pesadilla de modelos del segmento del superlujo, como Bentley Continental GTC, eclipsar a su rival más directo el Mercedes-AMG S Cabrio y por qué no, llegar a situarse como una alternativa para quien se plantea comprar un Porsche 911 Cabrio.

La elegancia de un gran cabrio

Con o sin capota, su línea es espectacular. ¿Has visto la poca inclinación del parabrisas delantero?

Su carrocería de 4,84 metros es un ejercicio de diseño en el que se condensa lo mejor que sabe hacer la marca alemana en este sentido. Sea cual sea la perspectiva desde la que lo veas, todas tienen algo especial, destacable. Rezuma elegancia con o sin capota.

Estéticamente es difícil encontrarle alguna pega. Es sin duda un ejemplo de elegancia y deportividad a cielo abierto

En la parte delantera son los gigantescos riñones con láminas activas, unidos entre sí y pintados en color negro por 512 euros en esta unidad, los que presiden un frontal imponente. Las láminas verticales que alojan cuentan con unas compuertas que se abren cuando hay que refrigerar el motor y darle aire, o se cierran para favorecer el avance sin penalizar la resistencia aerodinámica.

Las ópticas, muy afiladas, pueden incorporar tecnología láser capaz de iluminar hasta 600 metros por delante con una luz muy blanca y nítida. De serie viene con LED adaptativas, pero si ves a simple vista detalles en color azul, será porque estás ante una unidad con luces láser por las que hay que pagar 3.084 euros.

Su morro prominente es proporcional a lo que esconde dentro, todo un motor V8 Twin Turbo de 4.4 litros del que hablaremos más adelante. Viendo el coche desde un lateral es desde donde posiblemente sorprenda más. El capó largo da paso a un parabrisas con poquísima inclinación, clave para marcar su estilizada silueta, especialmente cuando está descapotado.

Creo que el único coche que recuerdo con un ángulo tan abierto desde el capó hasta el parabrisas era el Mercedes-McLaren SLR. Es como si apenas subiese y eso, unido a una cintura paralela al suelo, le dan un aspecto muy elegante y estilizado.

La capota es de lona, lo cual es básico para mantener el estilo sobrio y destacado que busca. Es una capota de formas muy distintas a las que tenía la de su antecesor, el BMW Serie 6 Cabrio, ya que pierde la diminuta luneta posterior vertical que ayudaba a reducir turbulencias en el habitáculo cuando estaba subida.

Y la última vista que nos falta por repasar es posiblemente la más acertada de todas. La trasera del BMW M850i Cabrio es un ejemplo de elegancia y deportividad conjunta en muy poco espacio, el poco que hay desde la parte superior de la tapa del maletero hasta alcanzar los escapes.

Las ópticas planas y de forma horizontal son un auténtico espectáculo (y más de noche con su línea de LED) y, junto con las formas musculosas de los laterales del faldón posterior, hacen que el coche se vea muy agresivo sin tener que recurrir a un ancho de vías mayor que en las versiones diésel, por citar otras.

En materia de escapes, estos disponen de unas salidas de forma trapezoidal de gran tamaño. En este caso van abrazados por un difusor de fibra de carbono que forma parte de un paquete de molduras exteriores en carbono, que cuesta 4.000 euros y también incluye las carcasas de los retrovisores exteriores y pequeños acoples en el faldón delantero.

Las salidas de escape inexplicablemente dejan ver en su interior a simple vista los conductos de escape reales. No las voy a criticar como sí critico las tan de moda salidas de escape falsas, pero son mejorables.

Las llantas de 20 pulgadas son de serie en esta versión y aunque en origen vienen en color metálico, las puedes pedir en negro sin sobreprecio. Lo que te aseguras con ellas es que las pinzas de freno en color azul y con el logotipo de BMW M específicas de esta versión M Performance, destacarán más a simple vista.

Un interior a la altura

Visto por fuera, el BMW M850i Cabrio no defrauda y hace pensar que vale los más de 160.000 euros que cuesta esta unidad, que aparte del completo equipamiento de serie, lleva muchos detalles para redondear un coche que ya podemos comenzar a tildar de sublime.

A nivel interior el nivel de calidad que transmitía al verlo por fuera no se mantiene, crece. La elaboración de los acabados es realmente alta, y destaca la presencia de piel de máxima calidad por todas partes, incluidas las puertas y salpicadero.

Siendo un coche que debería disfrutarse al sol, aunque no necesariamente con las temperaturas extremas con las que nos está deleitando este verano, es todo un detalle que esa piel lleve un tratamiento especial para evitar reflejos en el cristal por el efecto del sol.

Completan el conjunto las secciones metálicas debidamente situadas por el habitáculo, que ofrecen un tacto de calidad y robusto, o el hecho de que todo el diseño del salpicadero se haya realizado pensando en el conductor, hacia el que están claramente dirigidos todos los mandos.

La dotación tecnológica de serie es muy alta, y en opción tienes de todo, hasta un asistente para maniobras de evasión

Detalles como los acabados en cristal en palanca selectora y en el mando iDrive por los que hay que pagar 800 euros, unidos a todo lo anterior y a la amplia dotación tecnológica con el asistente de marcha atrás, el control del volumen de la radio por gestos o la llave inteligente con display hacen que en este sentido tampoco tenga nada que envidiar a un coche del segmento superlujo como un Continental GTC.

Sentado en la cómoda butaca lo que más me gusta es que la puedes situar muy abajo, casi rozando el suelo con el trasero. Tienes infinitas regulaciones eléctricas tanto de banqueta como de respaldo y además los asientos incluyeb calefacción de serie o aireación interna en opción, algo muy recomendable si pretendes usarlo en España en verano descapotado.

Además como novedad en BMW, los asientos opcionalmente incorporan calefacción para el cuello integrada en los reposacabezas delanteros con tres niveles de intensidad. Sin duda, otro aliado en este caso para cuando lo conduces en invierno con temperaturas bajas. Tampoco falta el volante calefactado.

Las plazas delanteras son amplias y muy cómodas, pero no se puede decir lo mismo de las traseras que sorprenden por lo pequeñas que son para tratarse de un coche de su tamaño. Un adulto cabrá siempre que el ocupante de las delanteras no sea muy alto. Si no, quedan reservadas para niños o para llevar una silla de un bebé, ya que lleva anclajes IsoFix.

Gloria en marcha gracias al sonido V8

Da igual que lo pongas en marcha con la capota abierta o cerrada, lo que sentirás es un cosquilleo alucinante provocado por el rugido del gigantesco motor V8 que anima a esta bestia. Por suerte, salvo que quieras ir muy relajado, ese sonido rotundo te acompañará durante todo el tiempo que estés conduciéndolo.

El carácter del coche lo primero que transmite es suavidad. Suavidad por diferentes motivos. Por un lado, porque tiene un conjunto de chasis y suspensiones pensado por y para absorber todas las ondulaciones del terreno y que los que van dentro se sientan como en una alfombra mágica.

Por otro lado, suavidad porque el motor de gran cubicaje, entrega 750 Nm de par desde muy abajo. Eso, unido a la caja de cambios automática de 8 velocidades, hace que puedas circular a muy bajas revoluciones a ritmos altos, lo cual redunda en un confort y una ausencia de vibraciones absoluta.

A punta de gas, con el pie derecho simplemente apoyado en el pedal del acelerador, puedes circular a 120 km/h sin problema a poco más de 1.000 RPM. Esto es especialmente notable en el modo normal llamado Confort, y también en el ECO PRO.

El salto entre un modo y otro es muy marcado, y no solo porque el BMW Live Cockpit Professional se tiña de azul al activar el ECO PRO y cambie las revoluciones por un gráfico con el consumo y uso de energía (incluye recuperación). Sorprende circular en una bestia de esta eslora, con semejante potencia y hacerlo buscando consumos bajos como los que puede conseguir, inferiores a 11 litros de media.

En el modo Confort es una delicia conducirlo. La suavidad con la que se mueve cuando no le exiges se convierte en una contundencia cuando pisas un poco más el acelerador que es capaz de pegarte al asiento vayas a la velocidad que vayas.

Pero una vez más es el confort de marcha lo que más destaca, algo que se agradece en un coche como este con el que se busca viajar entre dos ciudades en menos tiempo y con mayor confort de lo que lo harías en un AVE. Y vaya que si lo consigue.

Unos pequeños motores eléctricos en cada eje se encargan de compensar las posibles derivas laterales, pero cuando circulamos exigiéndole en línea recta, también son los encargados de minimizar las imperfecciones del asfalto en cada rueda de un mismo eje de forma independiente, lo cual redunda en un confort de marcha asombroso.

El aislamiento acústico es el otro elemento que brilla con luz propia. Jamás pensé que un coche tan grande con capota de lona pudiese estar tan bien aislado del exterior. Los sonidos aerodinámicos quedan perfectamente ocultos y a ello ayudan mucho los cristales, de enorme grosor.

Descapotado

Hacer que el BMW Serie 8 Coupé pase de ser un modelo que copia con fidelidad la silueta del Coupé a ser un Cabrio completamente abierto es cuestión de 15 segundos.

Ese es el tiempo que tarda en abrirse la capota, maniobra que has de hacer pulsando un botón situado en la consola central o bien en parado con el mando a distancia del coche. En marcha se puede hacer a velocidad de hasta 50 km/h y la capota se queda guardada en un compartimento que la oculta sobre la tapa del maletero, justo detrás de los asientos posteriores.

Entonces es cuando todas las dosis de emocionalidad que te ha brindado el coche hasta el momento se multiplican de forma exponencial. El sonido del motor es más notable, el viento ayuda a que esa aceleración que antes impresionaba ahora te deje sin palabras y todo, absolutamente todo, gana un punto de contundencia.

Y es que este no es un coche pensado únicamente para pasear. Las travesías con la caja de cambios Steptronic de 8 velocidades y los 750 Nm de par empujando casi a ralentí son un placer, pero hay más debido a esa M que acompaña a su nombre.

Este coche lleva apellido M Performance y genes deportivos de verdad, por lo que es capaz de acelerar de 0 a 100 km/h en sólo 3,9 segundos (dos décimas más que el Coupé). Lo mejor de todo es que hacerlo es ridículamente sencillo. Lo único de lo que has de preocuparte es ser más o menos impetuoso con el acelerador.

Siempre hay respuesta, y toda esa potencia se traslada al asfalto a través de las cuatro ruedas ya que cuenta con el sistema de tracción integral xDrive, que reparte la fuerza entre el eje delantero y el trasero, dotándole de un comportamiento que emociona. Siempre hay tracción y no hay ningún tipo de pérdida de motriciadad.

Si activas el modo Sport comprobarás cómo todo esto no se queda solo en argumentos de marketing para venderte el coche. Aquí hay puesta a punto para conseguir que, si quieres, puedas hacer tu puerto de montaña favorito a ritmos que serán difíciles de seguir por tus amigos. Sí, incluso aunque vayan montados en un 911 Cabrio.

El coche se siente en todo momento pegado como una lapa al asfalto, y en el modo más duro de la suspensión adaptativa, la carrocería apenas se mueve. Esa ausencia de balanceos, unidos a una dirección que se ha endurecido bastante y es más directa, permiten trazar las curvas a ritmos realmente altos.

Si vas a ir descapotado a más de 100 km/h es recomendable poner el paravientos que trae de serie y que anula las plazas posteriores. Sin el, el aire que se cuela en el habitáculo puede llegar a ser molesto

Gracias al chasis M Adaptativo Professional cuenta con pequeños motores en cada rueda encargados de la compensación de fuerzas laterales. Esto hace que el coche siempre gire plano dotándole de una agilidad y estabilidad que ya quisiera para sí un BMW M3, por poner un ejemplo de la casa.

A pesar de esos casi cinco metros de eslora y algo más de dos toneladas de peso, no sentirás que estás llevando un transatlántico por un estrecho canal. Más bien todo lo contrario.

Las ruedas posteriores son capaces de girar ligeramente en el sentido opuesto a las delanteras hasta 72 km/h (y lo contrario a más velocidad), para hacerlo más dinámico. Ese movimiento se percibe tal vez demasiado al principio. Cuando empiezas a conducirlo incluso llega a generar cierta desconfianza el hecho de que el eje posterior sea tan sensible a los movimientos de volante.

Pero una vez que te acostumbras y te das cuenta de que ese ligero baile no va más allá, que el coche pisa con contundencia asentado, es una delicia buscar los límites del paso por curva en un coche así de rápido en este ejercicio. El salto en este sentido respecto al anterior Serie 6 Cabrio es de gigante.

Buscándole las cosquillas al gato

Aunque el BMW M850i Cabrio con su enorme carrocería impone cierto respeto a la hora de atacar curvas, lo cierto es que te llegas a olvidar de su tamaño cuando lo conduces.

El sonido del motor V8 atronando tras tu cabeza hace que te animes rápido a ir a ritmos altos, y hacerlo es toda una delicia. Sabe leer muy bien la carretera a pesar de ser un coche que tiene como uno de sus principales cometidos filtrar todo aquello que pueda desagradar a sus ocupantes.

Comparado con el anterior Serie 6 Cabrio, este es mucho más rápido y mucho más confortable. Mucho más Gran Turismo.

El balance entre una cosa y la otra es muy bueno, y eso lleva a que en un modo Sport Plus el coche se comporte de forma muy deportiva, casi adictiva. El cambio Steptronic no es todo lo fiel a las ordenes que le damos con las levas, especialmente en reducciones, pero no es algo crítico.

Se compensa con la capacidad de tracción que ofrece. Puede rasgar el asfalto con unos neumáticos ávidos de pegarse al mismo y brindarte la mejor aceleración para que los tramos rectos se terminen en un abrir y cerrar de ojos.

Es clave el sistema de tracción total inteligente, que además no supone un lastre. Incluso permite cierto deslizamiento del eje posterior como esperábamos en un BMW y eso hace que el M850i sea infinitamente más deportivo que sus principales rivales y un referente también en este aspecto.

BMW Serie 8 : nuestra puntuación

.2

Diseño exterior 9
Diseño interior 8
Calidad 9
Habitabilidad 6
Maletero 6
Motor 9
Seguridad 9
Comportamiento 9
Comodidad 9
Precio 8

A favor

  • Diseño exterior
  • Confort
  • Comportamiento dinámico
  • Aislamiento acústico

En contra

  • Plazas posteriores
  • Capacidad maletero
  • Opciones caras
  • Turbulencias sin paravientos

El BMW M850i Cabrio es un coche camaleónico en muchos aspectos. Capaz de ofrecer casi el mismo confort de marcha que un Serie 7, también es capaz de llevarte de un punto a otro del país en mucho menos tiempo del que pensabas. Sabe hacerte disfrutar de una bonita carretera de curvas cuando activas el modo Sport, momento en el que te das cuenta de que se ha transformado en un deportivo capaz de emocionar a quien lo conduce, mientras deleita a los ocupantes con una fantástica melodía V8.

Lo mejor de todo es que puedes hacer todo ello tanto con la capota abierta como cerrada. Sin duda, un digno sucesor para el antiguo BMW Serie 8, el cual no contaba con carrocería descapotable. Tiene los argumentos para convencer a los clientes más exigentes, esos dispuestos a invertir en él los 149.200 euros que cuesta antes que meterlos en cualquiera de sus rivales más directos.

Ficha técnica

Versión probada   M850i Cabrio
Cilindrada4.395 cm³ Tipo de tracciónIntegral xDrive
Bloque motorV8 TwinPower Turbo CombustibleGasolina
Potencia (CV @ rpm)530 @ 5.500 – 6.000 Capacidad del depósito68 litros
Par motor (Nm @ rpm)750 @ 1.800 – 4.600 Consumo urbano13,3 l/100 km
Masa en vacío2.015 kg Consumo extraurbano8 l/100 km
Velocidad máxima250 km/h Consumo combinado10 l/100 km
Aceleración 0-100 km/h3,9 segundos Capacidad maletero350 litros
TransmisiónSteptronic 8 velocidades Precio149.200 euros

El coche para esta prueba ha sido prestado por BMW. Para más información consulta nuestra guía de relaciones con empresas

Fotografía | Pablo Hansa

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