Estaban apostando fuerte por los eléctricos, pero quizá demasiado pronto: ya hay una marca que ha dado un paso atrás

Hace un año, el Grupo Stellantis tomó una decisión drástica y dejó de vender los Citroën Berlingo, Opel Combo Life y Peugeot Rifter con motores térmicos. De tal manera que, a partir de enero de 2022, la única opción a la hora de escoger cualquiera de estos tres modelos en su versión turismo era el motor eléctrico de 100 kW (136 CV).

Un año más tarde, los motores de combustión han regresado al configurador de uno de los tres polivalentes de Stellantis: el Citroën Berlingo. Además de seguir ofreciéndose en la versión eléctrica ë-Berlingo, el francés vuelve a estar disponible con motores de combustión: el gasolina PureTech de 110 CV y los diésel BlueHDi de 100 y 130 CV.

Eran un éxito y desaparecieron

A comienzos de 2022, Stellantis se adelantó a los planes que tiene Europa para prohibir la venta de los coches de combustión en el año 2035 y dejó de vender tres de sus productos estrella con mecánicas diésel y gasolina.

Casi sin previo aviso, estas motorizaciones desaparecieron del configurador del Citroën Berlingo, el Peugeot Rifter y el Opel Combo Life, dejando sus versiones eléctricas como única opción para los clientes que no fuesen profesionales.

Cuando llegó su primo italiano, el Fiat Dobló, unos meses después, ya lo hizo como modelo 100% eléctrico. Por lo tanto, el único modelo polivalente fabricado por Stellantis que se podía comprar con motor de combustión era el Toyota Proace, que también cobra vida en la planta de Vigo.

Citroën ë-Berlingo

La decisión de Stellantis fue especialmente llamativa porque esta generación de sus modelos polivalentes se ha vendido como churros desde su lanzamiento. Muchos conductores vieron en cualquiera de los tres modelos la posibilidad de tener un coche familiar realmente versátil, en parte gracias a los motores con los que estaban disponibles.

Sin embargo, el hecho de poderlos comprar únicamente con un motor eléctrico de 136 CV y una batería de iones de litio de 50 kWh de capacidad ya no convencía a tanta gente. La razón era muy sencilla: no todo el mundo puede dar el paso hacia la electrificación total y muchos de los que pueden hacerlo consideran insuficiente los 245 km de autonomía que prometen ofrecer estos modelos.

No hay que olvidar que este tipo de coche se utiliza para todo, desde largos viajes con toda la familia gracias a la posibilidad de tener siete plazas, hasta todo tipo de actividades lúdicas en las que su enorme maletero es clave, como practicar bicicleta, esquí y otros tantos deportes. Por no hablar de sus posibilidades como mini camper.

Bien es verdad que la decisión de Stellantis no se tomó a la ligera y tenía su explicación. Y es que nadie se salva de la normativa europea sobre la reducción de las emisiones de CO2, conocida como CAFE (Corporate Average Fuel Economy), que exige a cada fabricante reducir sus emisiones medias de dióxido de carbono cada año.

De no cumplir con la normativa CAFE, los fabricantes se enfrentan a multas, y el gigante automovilístico decidió retirar las mecánicas de combustión de la gama de estos tres modelos para cumplir con ella y reducir su media de emisiones.

Además, la crisis de los microchips estaba siendo especialmente dura en ese momento, afectando a las marcas con importantes retrasos en la producción de muchos modelos.

De esta forma, Stellantis decidió sacrificar su trío de polivalentes, cuyas cifras de emisiones no eran especialmente buenas, para concentrar sus fuerzas en la gama de cero emisiones y dar prioridad a la producción y la entrega de los modelos electrificados.

Es más, la decisión también afectó a los hermanos mayores de estos modelos: Peugeot Traveller, Citroën Spacetourer y Opel Zafira, que también pasaron a ser exclusivamente eléctricos.

Un año después, la electrificación tiene un papel mucho más importante en las gamas de Citroën, Peugeot y Opel, tanto a través de los modelos 100% eléctricos como de los híbridos enchufables.

A la espera de obtener una respuesta de Citroën, puede que este sea el motivo por el que la marca de los dos chevrones vuelve a ofrecer el Berlingo diésel y gasolina en su configurador. Si con la llegada de todos los modelos electrificados ha conseguido bajar la media de emisiones, podría compensar vender nuevamente este modelo con motores de combustión.

En el configurador del Citroën Berlingo se sigue ofreciendo la alternativa eléctrica ë-Berlingo con tres acabados (Live Pack, Feel y Shine), pero las mismas terminaciones también pueden volver a configurarse con motores de combustión.

Con el acabado básico, el Live Pack, el Berlingo está disponible con el motor de gasolina PureTech de 110 CV y cambio manual desde 23.219 euros, así como con el diésel BlueHDi de 100 CV y el cambio manual desde 24.189 euros. Con esta terminación, el eléctrico está a la venta desde 34.854 euros.

En el caso de la terminación intermedia Feel, el eléctrico arranca en 36.264 euros, el PureTech de 110 CV con cambio manual desde 24.558 euros, el diésel BlueHDi de 100 CV con cambio manual desde 25.428 euros y también está disponible el diésel BlueHDi de 130 CV desde 26.925 euros.

Si hablamos del tope de gama, denominado Shine, el eléctrico tiene un precio de partida de 38.426 euros, el BlueHDI de 100 CV con cambio manual parte desde los 27.205 euros y el BlueHDi de 130 CV está a la venta desde 28.702 euros con cambio manual y desde 30.198 euros con transmisión automática. En este caso no se ofrece el PureTech de 110 CV.

De momento, la misma posibilidad no está disponible en los Peugeot Rifter, Opel Combo Life y Fiat Dobló. Existe la posibilidad de comprar el Opel Combo Cargo y el Peugeot Partner con mecánicas de combustión, pero en formato furgón y como vehículo con categoría N1.

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