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20 horteradas que hacen que tu coche siga estancado en los 80

Uno de los hits musicales del pasado año (y que hoy sigue acumulando reproducciones en las plataformas digitales) es el tema 'Kitt y los coches del pasado' del grupo catalán Ladilla Rusa. Teniendo como protagonista al mítico Coche Fantástico, el éxito de este tema radica en el ensalzamiento de la horterada y en retrotraernos a nuestros tiempos pasados, especialmente a los años 80, década en la que se popularizó dicha serie.

Por aquellos años, además del Firebird, lo petaban modelos como el Toyota Corolla, el Celica o el Land Cruiser. Pero para nuestra suerte o desgracia, no hace falta montarnos a bordo de alguno de estos clásicos; basta con contar con algunas de las siguientes horteradas  para revivir aquellos maravillosos años.

1. Ambientador de pino

El mundo del ambientador para coche es un auténtico universo por descubrir. El rey sin duda es el de pino, a ser posible de cartón verde con su icónica silueta. Cierra los ojos y aspira: ¿Has vuelto a tus años mozos?

2. Pegatinas y adhesivos

Pegatina, adhesivo, enganchina… Múltiples nombres para el que fue el adorno básico de nuestro automóvil. Como los tatuajes, se empieza por poner uno pequeño de nuestra ciudad, y se termina por llenar las lunas con publicidad de marcas deportivas, discotecas, equipos de fútbol...

3. Casetes olvidados

El pecado no es tanto que nuestro coche cuente aún con radiocasete, ya que por suerte contamos con accesorios para actualizar nuestro equipo de música. Lo malo es encontrarnos aún con las cintas que nosotros ─o nuestros padres─ escuchábamos por aquella época.

Lo malo es encontrarnos aún con las cintas que nuestros padres escuchaban en el coche

4. Parasol plegable

En la sencillez radica su éxito. El parasol es, la verdad, uno de los mejores accesorios que podemos llevar en nuestro coche. Pero si el nuestro tiene el cartón amarillento o se le está deshaciendo la capa plateada, quizás debamos sustituirlo. Los que llevan publicidad del taller, un clásico básico.

5. Muñecos animados

Aunque el típico perrete para la bandeja trasera es éxito seguro, mejor si contamos con un icono cultural para acompañarnos en el salpicadero. Los americanos tienen a Elvis, nosotros al Fary. Salimos ganando, sin duda.

6. Motivos religiosos

Llevar a un cantante melenudo en el salpicadero puede ser muy atrevido, y recordemos que los 80 eran años muy castos. El adorno de la familia como-dios-manda era la virgen o el santo de turno (San Pancracio era un hit).

7. Forro de bolas

Este fascinante invento era casi imprescindible en una época donde las tapicerías transpirables parecían solo un sueño. Algunos incluso le atribuían otras propiedades terapéuticas, como evitar mareos o agarrotamientos. Cuando hoy tantos taxistas lo siguen usando, por algo será.

8. Rastros de tabaco

Sean celtas sin boquilla o los mentolados más aromáticos, fumar en el coche es algo que deberíamos tener totalmente desterrado. No solo es especialmente perjudicial, sino que puede ser motivo de multa por los peligros que entraña. El tufillo a rubio, las manchas de nicotina o las marcas de quemaduras en el salpicadero son más que horteradas que nos convierten en auténticos conductores trasnochados.

Los rastros de tabaco es una de las mayores horteradas que nos podemos encontrar

9. Pomo personalizado

Cambiar el pomo de la palanca de cambios era nuestro primer logro custom y, en ocasiones, un gesto de rebeldía. Se llevaban desde los deportivos hasta la bola de billar pasando por los transparentes con conchas y corales (ideal para un verano en familia).

10. Fundas para los asientos

Bien porque tenemos el asiento tan machacado que ya se ven hasta los muelles, bien porque no nos conformamos con la tapicería que nos viene de serie, colocar unas fundas es una de las mejores formas de plasmar nuestra personalidad. Pero cuidado con el criterio que utilizamos: el peluche y el animal print, aunque puedan estar de moda, no quedan bien en nuestro coche.

11. Fotos de la familia

Hasta la llegada de los móviles con cámara, era habitual que llevásemos la foto de nuestros seres queridos en la cartera. Pero los más orgullosos de su familia la ponían en el salpicadero como si de un álbum familiar se tratara. Gesto de amor incondicional que aún podemos ver en nuestros sufridos transportistas.

12. Alerones to’ molones

Si el diseño de nuestro coche era más bien sosito, siempre podíamos expresar nuestra rebeldía con un vistoso y llamativo alerón. Daba igual que no tuviese nada que ver con el resto del diseño y que quedase como un auténtico pegote.

Da igual si nuestros adornos no tienen nada que ver con el resto del diseño del vehículo

13. Vinilos decorativos

Los que no éramos tan osados o tan pudientes recurríamos a vinilos para tunear nuestro coche. Los mejores eran los de tipo deportivo o de competición, con los que pretendíamos hacer creer a la gente que nuestro automóvil era un auténtico bólido.

14. Adornos para el retrovisor

El ambientador es un must para el retrovisor de nuestro coche, pero podíamos ir más allá con algún accesorio decorativo para entorpecer nuestra visión con estilo. Desde los muy americanos dados de peluche hasta el típicamente español rosario, pasando por el collar pseudo-hawaiano que colgamos en fin de año.

15. Almohadillas para los cinturones

Surgieron para que no nos molestase el cinturón de seguridad, pero también nos ayudan a poner la guinda a una decoración interior de dudoso gusto. Como las vemos en los coches de competición, las compramos de marcas deportivas aunque el nuestro tenga 50 CV.

16. Tapacubos chungos

En una época en la que las llantas de aleación eran un lujo, los tapacubos eran un elemento de gran trasiego: se nos caían, poníamos unos nuevos, nos los robaban… Cuanto más intentasen imitar el aluminio y más plasticoso fuese el resultado, mejor.

17. Funda para el volante

Bien porque nuestro volante haya conocido épocas mejores, bien porque simplemente queramos mejorar su agarre, podemos recurrir a una funda para vuestro volante. Pero ¿por qué limitarnos a usar algo simplemente práctico si podemos combinarlo con nuestra horrible tapicería?

18. Vinilos para tintar

Desde los que haccen de parasol en la parte superior del parabrisas, con nuestra marca favorita impresa, hasta los que usamos para simular falsas lunas tintadas. Si los pegamos con arrugas y burbujas de aire, mucho mejor.

Los vinilos para tintar cristales, los más auténticos exhiben las clásicas burbujas de aire

19. Adminículos de quita y pon

Hoy cualquier vehículo ofrece una mínima información en sus pantallas, y la mayoría cuenta ya con su propio navegador. Pero hubo una época en la que los paneles eran un par de agujas y poco más. Para ello, recurríamos a grandes útiles adhesivos, como termómetros o brújulas, con los que no dudábamos en salpicar nuestro cuadro de mandos.

20. Nuestro nombre

Por suerte, en nuestro país no están permitidas las matrículas personalizadas, por lo que no podemos llevar las horrendas placas con nuestro nombre típicas de Estados Unidos. El mundo de la competición, en cambio, nos ha enseñado la gran alternativa: poner nuestro nombre al costado, como si quisiéramos emular a los grandes pilotos. Ideal si además queremos demostrar el amor hacia nuestra pareja.

Imágenes | Wallpaperflare, Peakpx, PXhere, Pexels/Daniel Gómez, Flickr/Lee Jordan

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