BMW Z4 M Coupé, prueba (parte 1)

BMW Z4 M Coupé, prueba (parte 1)
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El BMW Z4 M Coupé es una de esas máquinas que imponen respeto desde el primer momento. La musculatura de sus formas, esa línea que recuerda a una zapatilla al estar el habitáculo muy desplazado hacia atrás, el largo e imponente morro bajo el que se esconde el motor de seis cilindros en línea del M3 E46 con sus 343 CV de potencia… todo en él impresiona, y así lo pudimos comprobar durante la semana en la que disfrutamos a los mandos del biplaza bávaro. La gente se gira a su paso, despierta admiración.

Si hablamos del BMW Z4 M Coupé, no podemos dejar de hacer una referencia obligada a su antecesor, el BMW Z3 M Coupé. Este modelo, derivado de la versión Roadster presentada en el año 1997, cautivó a muchos apasionados de la conducción con su espectacular aspecto, marcado sobre todo por una de las traseras más musculosas que recuerdo.

El Z4 M Coupé hereda esta estética musculosa, pero las líneas rectas y finas de su carrocería hacen que la trasera no se vea tan bestial, sino un poco más discreta y actual. Antes de que se dé a conocer el aspecto del sustituto de éste Z4, por las fotos posiblemente un descapotable de techo duro, vamos a contaros las sensaciones que transmite esta preciosidad desarrollada por BMW Motorsport.

Exterior

El BMW Z4 M Coupé llama la atención se mire por dónde se mire. El diseño de Chris Bangle, uno de los diseñadores actuales más criticados por muchos, no deja indiferente a nadie. El frontal de formas redondeadas está presidido por los dos riñones típicos de la marca bávara.

A los lados de éstas y situados en los extremos, las ópticas poco tienen que ver con las de los últimos modelos que BMW han sacado al mercado. Éstas están situadas en los extremos de la carrocería, avanzando un poco hacia atrás hasta los límites del paragolpes. El faldón delantero no es demasiado ostentoso, y su diseño poco difiere del de las versiones normales del Z4.

La considerable altura de éste respecto al suelo se agradece a la hora de aparcar con el en batería, ya que es complicado que roce contra las aceras como ocurre en otros deportivos. Dispone de tres entradas de aire ya que se ha prescindido de los faros de niebla para que entre suficiente aire para obtener una óptima refrigeración del motor de 3.200 c.c.

El largo morro es una de sus principales señas de identidad, ya que mide casi la mitad del coche, dejando el habitáculo muy desplazado hacia atrás. Éste, un poco abombado, dispone de dos nervaduras que lo recorren de delante a atrás y que siguen las líneas que marca la concavidad del techo.

En los paneles laterales que van desde el habitáculo hasta el tren delantero, una línea recta continúa la trayectoria marcada por el perfil de las ventanillas delanteras. En ellos se sitúan los logotipos de la marca, con un tamaño bastante considerable y que albergan en su interior los intemitentes laterales.

Si continuamos nuestro repaso con la vista hacia atrás llegamos a la zona del habitáculo, donde destaca el diseño de la pequeña ventanilla trasera con la curvatura hacia delante típica de los modelos tres puertas de BMW. Las ventanillas tienen un tamaño bastante considerable para la altura del coche, y así permiten que el interior no dé sensación claustrofóbica en ningún momento.

La parte trasera es sin duda lo más espectacular del coche, a pesar de que como ya hemos comentado sea mucho mas discreta que la de su antecesor, el Z3 M Coupé. La línea redondeada del techo acaba en un cristal trasero que baja de forma suave hasta el vértice posterior que tiene la forma de un sutil alerón.

Debajo de éste se sitúan las pequeñas ópticas de formas arriñonadas. Las cuatro salidas de escape le dan el toque agresivo que nos indican que estamos ante una versión especial del Z4, una versión formada por Motorsport.

En los BMW M, las llantas siempre han sido uno de los aspectos más cuidados. Por ello crean escuela, y son muchos los aficionados a modificar el aspecto de sus coches, que deciden comprar imitaciones de las llantas Motorsport para otros vehículos. En el Z4 M Coupé se ha recurrido a unas preciosas llantas de cinco radios dobles con un tamaño de neumáticos de 255/40 R18 en el eje posterior y 225/40 R18 en el anterior. Sin duda un broche perfecto para un coche que enamora a primera vista.

Interior

Si nos fijamos en el interior, la calidad salta a la vista. Los dos asientos son idénticos a los del BMW Z3 M Coupé, y es que este diseño parece que no pasará de moda, ya que se adapta perfectamente a las líneas rectas y sobrias del salpicadero, al tiempo que recogen a la perfección nuestro cuerpo y disponen de múltiples reglajes para conseguir la posición de conducción perfecta con los ajustes eléctricos.

El cuero se emplea para revestir unos dichos asientos, aunque preferiría la combinación de tela y ante que se utilizan en otros modelos equipados con kit interor M. El volante de tres radios es muy cómodo y grueso, ya que dispone el tapizado específico que sólo equipan las versiones firmadas por M.

Un detalle de calidad son las costuras interiores de éste, que mezclan los colores de Motorsport a lo largo de todo el aro del volante. La versión M equipa además del volante multifunción desde la que se podían manejar de forma sencilla e intuitiva la radio y otras funciones como el teléfono movil.

BMW Z4 M Coupe

Tras el volante dos esferas nos muestran la información de la velocidad a la que circulamos y las revoluciones, así como otros parámetros como los consumos, autonomía y los chivatos de alertas. Las agujas de color rojo específicas de las versiones M permiten junto con el logo de M recordarnos que estamos sentados en un BMW especialmente deportivo.

En la esfera de las revoluciones, destaca su código de colores variable, que modifica las zonas amarillas y rojas subiéndolas o bajándolas de revoluciones dependiendo de la temperatura del motor. De esta forma cuando el motor está frio, la zona roja se encuentra mucho más abajo que cuando éste funciona a una temperatura óptima.

Mañana más…

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