El reto de reducir el consumo de agua en la fabricación de coches

El reto de reducir el consumo de agua en la fabricación de coches
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La mayor parte del tiempo no nos damos cuenta de que todo lo que consumimos y utilizamos, ya sea un alimento, ya sea un bien de consumo, ha requerido consumir energía y agua para ser producido y tenerlo a nuestra disposición. De hecho es sorprendente la cantidad de agua que se requiere para ciertas cosas.

Por ejemplo para tener un kilo de carne de ternera se han consumido en total unos 15.000 litros de agua, mientras que para una manzana se necesitan unos 70 litros. Esto es lo que se conoce como huella hídrica. Y aunque no nos lo parezca, para fabricar coches, y obviamente todos y cada uno de sus componentes antes, también se consume agua.

Todos los fabricantes de automóviles llevan años esforzándose en consumir menos energía y agua en sus procesos productivos, ya sea para reducir costes (ni la energía ni el agua son gratis), ya sea por normativa, ya sea por concienciación medioambiental.

Ford desde el año 2000 ha reducido el consumo de agua en la fabricación de coches en un 62%. Esto que así sin más no sabemos cuánto es, equivale a 40.000 millones de litros de agua ahorrados. Esto viene a ser el agua gastada en 534 millones de duchas (de las de 15 minutillos), 265 millones de lavadoras o 16.000 piscinas olímpicas (de 50 m).

En el último año, de 2011 a 2012 ha reducido el consumo en un 8,5%, acercándose al objetivo que se había marcado de reducir el consumo entre 2009 y 2015 en un 30%. La intención es llegar a consumir en 2015 una media de 3.997 litros de agua por coche.

La reducción del consumo de agua se consigue reduciendo el consumo de las torres de refrigeración de las fábricas, en la fabricación de plásticos y en los procesos de pintado de las carrocerías, entre otras cosas. La factoría de motores de Colonia, en Alemania, ha reducido el consumo de agua por motor a la mitad, gracias a un nuevo proceso de mecanizado en seco. También ayuda el hecho de almacenar y reutilizar el agua de lluvia, o las plantas de depuración y reciclado del agua, por ejemplo.

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