La empanada mental de Pere Navarro

El viernes el Director General de la DGT, Pere Navarro, dio una breve entrevista en los Desayunos de TVE. En ella podemos ver por dónde van a ir los tiros próximamente en algunas cuestiones delicadas. Por ejemplo, en cuanto a los fumadores, no se prevé prohibir el tabaco al volante y dice que no tiene sentido perseguir eso.

Pero seguramente el tema que más da que hablar es el de la velocidad. Navarro aprovechó para tildar de “empanada mental” la creencia española de que la velocidad alta (>120) es inofensiva en sí. Todo esto hay que matizarlo adecuadamente para no caer descaradamente en el bando de la prohibición o el del libertinaje.

La semana pasada hice un viaje a 140 km/h de marcador (en realidad es poco más de 130 km/h) en un recorrido por autopista de 350 km, con muy poco tráfico y en un buen coche. En mi opinión, quien se duerme a 120 km/h se va a dormir “igual” a 140 km/h, la diferencia es más psicológica que otra cosa.

En un viaje en el que no paso de 120 km/h de marcador, mi velocidad media en dicho trayecto no supera los 110 km/h. A 140 de marcador mi media llegó a 127 km/h como tope (bajó al llegar a zona poblada, por lógica), así que el ahorro en tiempo es muy poco apreciable, se tarda simplemente un poquito menos, es una media más difícil de mantener.

También resultó muy evidente en dicho recorrido que la distancia de seguridad que guardaba casi todo el mundo ya era muy justita a 120 km/h, y a 140 ya era claramente insuficiente (no era yo el más rápido precisamente). Es solo un ejemplo más de que en España no sabemos “correr bien” (o ir algo rápido sin más riesgo), cosa que por ejemplo en Alemania sí podemos ver con claridad.

Pere Navarro se refirió a cierta plataforma que pide el aumento a 140 km/h de los límites de velocidad. Me parece también una empanada mental si subimos el límite pero no subimos la educación vial ni nos preocupamos de quienes vayan a ese ritmo tenga una mejor formación que el conductor medio, creo en el café para algunos.

También se refirió a que las grandes diferencias de velocidad no ayudan a agilizar el tráfico. No estoy de acuerdo con dicha afirmación, pero sí con otras que hizo, como que el carril izquierdo está solo para adelantar, que hay que usar los intermitentes y que es recomendable encender las luces de cruce en cualquier momento del día.

De esta entrevista podemos concluir que la posibilidad de que los límites sean revisados al alza es algo de momento improbable, al margen de cuántas plataformas haya. La DGT está “crecida” por los cada vez mejores resultados en accidentalidad, que se vienen registrando año tras año, así que “tienen razón”.

Los políticos, salvo alguna petición puntual para aumentar el límite a 130 km/h, respaldan la gestión de la DGT, incluida la oposición del Partido Popular, que por sistema lleva la contraria. A los políticos les da igual que se ponga el límite a 50 km/h en autovía, porque seguirá sin ir con ellos.

Las medidas de seguridad vial son más efectivas en tanto la gente cree más en ellas. Mi percepción es que cada vez está peor visto eso de presumir de velocidad media alta entre otras cosas, y que la gente va asumiendo (despacito), que los límites son necesarios, al menos en este país. Si llegásemos a demostrar una madurez superior…

... pues podríamos empezar a plantearnos un alza de límites de velocidad. En esta cuestión hacer que todos estemos de acuerdo es prácticamente imposible, pero pensad en esto: mayor velocidad, mayor riesgo, si la conducción no se sabe acomodar a ese riesgo adicional, es menos seguro.

Dormirse a 120, 140 o la velocidad que sea es más cuestión de cómo dormimos y nuestro estado psicofísico, de esto ya habló sabiamente Josep Camós. Antes de plantearnos reformas de ese tipo, hay que mejorar a los conductores, y eso ya no es responsabilidad exclusiva del Gobierno, sino de todos en general.

Cuando nos sacamos el carnet de coche, lo que se busca es el mínimo número de clases para pasar el examen, más que un deseo por aprender y convertirnos en buenos conductores. Los cursos post-carnet están ahí, cualquiera puede hacerlos, con un coste muy razonable, pero no tienen tantísimos alumnos como las autoescuelas. ¿Acaso han de obligarnos a hacerlos?

En línea recta, con buen tiempo, cualquiera sabe pisar el acelerador, pero también hay que saber dominar otras situaciones, y ahí está el problema. Que no pasa nada, hasta que pasa, y cuando pasa que hay que estar preparado. ¿Y quién nos prepara? Pues a día de hoy cada hijo de vecino debe hacerlo por su cuenta.

Si queremos imitar el modelo alemán, hagámoslo del todo, con sus derechos y deberes. Pero si queremos libertinaje a secas pues hay algunos lugares del Mundo donde no hay tanta vigilancia ni normas y ahí puede hacer uno lo que le dé la gana. Si queremos aumentar los riesgos hay que aumentar los conocimientos para hacerles frente, si no, sería un error.

Vídeo | RTVE
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