La DGT recuerda: en autopista usa el carril derecho por defecto, y el izquierdo para adelantar

Ya iniciada la operación verano, este 2021 se esperan 91,2 millones de desplazamientos en carretera volviendo a cifras de antes de la pandemia, la DGT recuerda la importancia de la conducción encarrilada en autovías y autopistas, así como en las carreteras convencionales de más de un carril por sentido.

Y es que no utilizar el carril correcto en vías rápidas está contemplado como infracción grave y supone una multa de 200 euros. Pese a ello no siempre se cumple en nuestras carreteras y es habitual ver ocupados los carriles centrales o izquierdo en vez del derecho, que es por el que se debe circular por norma siendo el resto para adelantar.

Pero, ¿por qué se debe circular por el carril derecho en este tipo de carreteras? Lo repasamos.

Cuatro cambios de carril en vez de dos

Como norma general en carreteras interurbanas se debe circular por la derecha. Y se regula así porque, como señala la DGT, en estas vías en las que se discurre a velocidades más elevadas es más seguro circular por el carril derecho dejando el resto solo para realizar maniobras como adelantar.

Y es que hacer uso del carril central o del izquierdo más allá de para adelantar entorpece la circulación y puede generar situaciones de riesgo. De ahí la importancia de conducir encarrilado, a lo que se añade seleccionar los carriles con antelación.

Por ejemplo, en una vía de tres carriles, si un coche que circula por el carril derecho se aproxima a otro que discurre más lentamente por el carril central, dado que está prohibido adelantar por la derecha en vías rápidas (salvo en dos contadas excepciones), deberá realizar hasta cuatro cambios de carril para adelantarlo (central, izquierdo, de nuevo central y regreso al derecho). Este vídeo ilustra este supuesto.

Por el contrario, si ambos coches circularan por el carril derecho, el que va a mayor velocidad únicamente tendría que realizar dos desplazamientos de carril (central y de nuevo derecho) para adelantarlo.

A vueltas con el síndrome del carril izquierdo

Este es el principal motivo por el que la normativa limita el uso de los carriles situados a la izquierda. Así, en el artículo 31 del Reglamento General de Circulación se estipula que:

El conductor de un automóvil o de un vehículo especial con masa máxima autorizada superior a 3.500 kilogramos [...] fuera de poblado, en las calzadas con más de un carril reservado para su sentido de marcha, circulará normalmente por el situado más a su derecha.

No obstante, el problema es que en este mismo artículo se determina asimismo que:

Si bien podrá utilizar el resto de los de dicho sentido (carriles) cuando las circunstancias del tráfico o de la vía lo aconsejen, a condición de que no entorpezca la marcha de otro vehículo que le siga.

Por tanto, circular por el resto de carriles más allá del derecho se permite en determinadas circunstancias. Por ejemplo si el derecho esta atascado ante la llegada de una salida de la vía, algo que se da habitualmente cerca de grandes núcleos de población. Sin embargo siempre se debe cumplir el precepto de no entorpecer a otros vehículos.

Pero las circunstancias excepcionales no justifican el llamado síndrome del carril izquierdo, que básicamente es utilizar para circular los carriles situados más a la izquierda y no únicamente como excepción (maniobras o circunstancias específicas).

Según el Observatorio sobre comportamientos de los conductores en la red de Autopistas 2018 de Abertis, en España un 14 % de los automovilistas ha admitido "sufrirlo".

Con la ley en la mano, circular indebidamente por los carriles central o izquierdo está tipificado como infracción grave, por lo que puede sancionarse con una multa de 200 euros (100 con pronto pago), pero no supone la resta de puntos del carnet.

El zigzagueo en los atascos y el efecto acordeón

Uno de los casos en los que la circulación por todos los carriles está permitida en vías rápidas es un atasco. Es decir cuando el volumen de vehículos obliga a ocupar todo el espacio disponible, que viene a ser cada carril de la vía (e incluso adicionales en casos de extrema congestión). Y las retenciones son santo y seña en los viajes de verano sobre todo en determinadas fechas y horas.

En este supuesto la conducción encarrilada también es muy importante y en ningún caso se debe recurrir al zigzageo o serpenteo para ir adelantando posiciones como si de una carrera se tratara.

Esta incívica práctica, además de ser molesta para el resto (el atasco lo sufren todos los conductores que están en él), también puede ocasionar frenazos y alcances: al "colarse" en otro carril, lo habitual es que se acorte la distancia de seguridad obligando a frenar al vehículo que circula detrás.

Y estos frenazos a su vez favorecen el llamado efecto acordeón, pues en una retención, tras una detención o un frenazo, la circulación se reanuda con más retraso cuanto más atrás se esté en la fila. Y es que desde el primero, cada coche tarda un segundo más en arrancar respecto al que le precede y así hasta el último de la cola.

Por ejemplo, en una fila de unos 2.000 coches –que ocupa entre 12 y 16 kilómetros–, el último vehículo tardaría cerca de 30 minutos en arrancar. En conclusión, se empeora el atasco.

Por eso se deben evitar en la medida de lo posible los frenazos y culebrear no los evita precisamente...

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