Roadtrip Pasión™: de Houston a Detroit (día 1)

Los que nos sigáis habitualmente recordaréis que el año pasado cruzamos Estados Unidos de Los Ángeles a Detroit por carretera para "escoltar" al Mercedes-Benz Clase E que se presentaba entonces, un recorrido de 4.584 kilómetros en el que conocimos lugares míticos y sobre el que os hablamos con todo lujo de detalles.

Este año el plan es el mismo, escoltar el nuevo modelo de Mercedes-Benz hasta el Salón de Detroit. En este caso se trata del Mercedes-Benz Clase C 2014, el modelo más importante de la marca en lo que a ventas se refiere. El recorrido empieza en Houston, Texas, y en la primera etapa ponemos rumbo a Nueva Orleans. ¿Te vienes con nosotros?

Este año participamos en el Mercedes-Benz Roadtrip 2014 (hashtag #mbrt14 en Twitter e Instagram) un grupo de gente bastante más nutrido, con representantes de Alemania (en su mayoría), Francia, Italia, Holanda y Estados Unidos, además de nosotros. Para cruzar de Sur a Norte los Estados Unidos disponemos de siete vehículos, además del Clase C que debemos llevar a Detroit sano y salvo.

Entre los modelos hay algunos muy interesantes como el CLA 45 AMG, el GL 63 AMG o el E 63 AMG S, aunque también contamos con un ML 350 Bluetec, un S 550 4Matic (el S 500 europeo), un GLK 250 Bluetec y un CLA 250. Para empezar nos ha tocado el CLA 45 AMG, así que no pondremos pegas. ¡A la carretera!

CLA 45 AMG

La unidad que conducimos del CLA 45 AMG es de color rojo y luce elementos plateados, como el splitter delantero o inserciones en las taloneras. El coche es todo un seductor. A pesar de viajar con bestias como el E63 AMG (presentación y prueba en Barcelona), nuestro CLA es el que más pasión levanta allí por donde pasamos. Muchos curiosos nos preguntan sobre él. Es realmente precioso (o al menos a nosotros nos lo parece).

Como hemos probado muy recientemente en Motorpasión el A 45 AMG (parte 1 y 2), a nivel de comportamiento y prestaciones apenas notamos diferencias. Su motor 2 litros turboalimentado de 360 CV es igual de poderoso y nos dibuja una sonrisa en la cara cada vez que hundimos el pie derecho. No sonará a auténtico V8 AMG, pero desde luego han hecho un gran trabajo con este cuatro cilindros.

Por dentro sí notamos diferencias, ya que el espacio trasero está más limitado, sobre todo por la altura libre al techo. El maletero también presenta una boca de carga no demasiado grande, por lo que hay que ingeniárselas para encajar maletas grandes. Como viajamos ligeros de equipaje, no tenemos problema. Dicho esto, es hora de ponerse en marcha.

Comienzo con sabor tejano

El punto de partida este año es la ciudad más poblada de Texas, Houston, desde donde comenzará nuestra aventura norteamericana de 2014. Después de once horas de vuelo estamos listos para comer algo e irnos directamente a dormir. A base de muchas horas sin dormir hemos esquivado el jetlag, así que mañana estaremos frescos para empezar.

La jornada comienza muy pronto, al estilo alemán. Son las cinco y media de la madrugada y ya estoy en la recepción del hotel con todos mis bártulos preparados y una sonrisa en la cara. Este año el viaje será algo más relajado, con jornadas de conducción de entre 4 y 8 horas, es decir, algo menos que el año pasado.

A pesar del madrugón, del jetlag que acarrean algunos y de los muchos kilómetros que tenemos por delante, nadie pone mala cara. Estamos todos felices por la experiencia que tenemos por delante y, aunque el cansancio se deja ver, lo combatimos de la mejor forma posible, con muchas risas y ansiosos por compartir una aventura dificilmente olvidable.

A las 6:30 de la mañana salimos del hotel ICON de Houston para coger rumbo a Nueva Orleans, donde comeremos. Es pronto, pero las carreteras de las inmediaciones de la ciudad ya están abarrotadas de tejanos rumbo al trabajo. ¿El coche estrella? Las pick-up. Texas es el paraíso de los amantes de las camionetas y parece que aquí todo el mundo tiene una. Si no tienes un coche más grande, largo, ancho, pesado e imponente que el del vecino, no eres nadie aquí.

Nuestra ruta es algo monótona, como todas las rutas por Interestatales. Enormes rectas, carriles tan anchos que cabrían dos coches europeos y medianas de hierba entre los dos sentidos de las autovías en las que bien se podría jugar un partido de fútbol, aunque sólo son usadas por policías ("Authorized vehicles only"), que se agazapan en cualquier lugar para apuntarte con la pistola láser y cazarte si vas más rápido de lo debido.

Según el tramo el límite es de 70, 60 ó 55 millas por hora. Saber a qué te enfrentas si sobrepasas el límite es una tarea difícil, ya que en cada condado las leyes son distintas. Puedes pagar una suma insignificante, te pueden poner un multón de quedarte tiritando o puedes incluso dormir a la sombra. Asi que, mejor no averiguarlo.

Como ya os conté el año pasado, aquí utilizan indistintamente cualquiera de los dos, tres o cuatro carriles que haya disponibles, aunque según rezan las señales, hay que circular por el derecho salvo para adelantar (al menos en Texas). Eso sí, es raro ver camiones en el izquierdo, ya que están obligados a no usarlo, salvo por razones de fuerza mayor, imagino.

De nuevo en el camino nos encontramos con un montón de coches tirados en la cuneta. Algunos por pinchazos, con sus resignados conductores cambiando una rueda, y otros directamente abandonados a su suerte. Sigo sin saber la razón por la que hay tantos pinchazos en las carreteras, pero lo cierto es que cada poco tiempo se ven neumáticos reventados en las cunetas. Todo un misterio.

Durante el viaje vamos a coger como costumbre parar en los centros de bienvenida que se encuentran poco después de la frontera de cada estado. Básicamente, áreas de descanso con un centro de información turística en el que empaparnos de todo lo que podemos hacer en dicho estado. Como podréis imaginar, viajando tantos coches y tanta gente junta, hacemos muchas paradas para ir al baño, fumar un cigarrillo, comprar un café o simplemente echar gasolina.

Caimán frito y visita al Mercedes-Benz Superdome

En Louisiana el centro de bienvenida tiene una casa muy bonita y un lago a su espalda. Ahora bien, queda claro que no podemos bañarnos (tampoco apetece, demasiado sucio). Casi uno al lado del otro encontramos dos carteles. Uno reza "Beware of snakes" (vamos, que tengamos cuidado con las serpientes) y el otro prohíbe bañarse y nos muestra un dibujo de un afable cocodrilo. Vale. Ahora sí se nos han quitado las ganas del todo.

En el camino a Nueva Orleans, en plena zona pantanosa, pasamos sobre enormes puentes construidos sobre el agua que se extienden durante kilómetros y kilómetros, generando una extraña sensación de déjà vu. Está claro que aquí han ganado mucho terreno al agua. Lo malo es que cuando las cosas se ponen feas, el agua lo gana de nuevo.

A pesar de lo interesante que resulta la ciudad de Nueva Orleans, especialmente el barrio francés, no tenemos mucho tiempo para visitarla. Aprovechamos, eso sí, para hacer una parada y degustar la comida típica de la zona, como el caimán frito (parecido al pollo, pero más tieso y con un leve sabor a pescado) o el jambalaya, un plato cajún a base de arroz que nos resulta interesante pero demasiado especiado.

Tras comer deprisa y corriendo, tenemos preparada una visita al Mercedes-Benz Superdome, un enorme estadio para eventos de todo tipo y todo un icono de la ciudad. Sirvió además como refugio durante la tragedia generada por el huracán Katrina en el verano de 2005 y acogió a miles de personas que se quedaron sin hogar.

Con una capacidad de unos 73.000 espectadores y un espacio total de unos 1,9 millones de metros cuadrados, el Superdome es un auténtico mamut de la arquitectura. Es la casa del equipo de fútbol americano New Orleans Saints y fue seriamente dañado por el Katrina, por lo que hubo que remodelarlo y renovarlo, con un coste total de más de 300 millones de dólares.

A día de hoy acoge eventos deportivos de todo tipo como NFL, NBA, WWE, baseball, boxeo, así como conciertos, etc... Resulta realmente impresionante por su magnitud, aunque en el momento de la visita se estaba cambiando la hierba del campo, que por cierto, es artificial. Desde el año 2011 recibe el nombre de Mercedes-Benz Superdome (antes Louisiana Superdome).

Una vez terminada la visita ponemos rumbo a Meridian, Mississippi, donde hacemos noche. Mañana toca viajar hasta la fábrica de Mercedes-Benz en Tuscaloosa, Alabama, donde se fabricará el Clase C para Estados Unidos y donde tendremos oportunidad de visitar las instalaciones. Allí recogeremos el nuevo Mercedes-Benz Clase C 2014, recién llegado de Alemania, para escoltarlo hasta Detroit.

CONTINUARÁ...

Fotografía | Javier Álvarez En Motorpasión | Roadtrip Pasión™: de Houston a Detroit (día 2, días 3 y 4)

También te puede gustar

Portada de Motorpasión

Ver todos los comentarios en https://www.motorpasion.com

VER 40 Comentarios