Las "cope cages" son un sobreblindaje rudimentario para que los vehículos de combate no sucumban tan fácilmente a los ataques de drones: alambradas, jaulas de acero, techos de uralita, pinchos... A esta casera solución recurren las tropas rusas y ucranianas.
Los drones se han convertido en un verdadero problema en la guerra en Ucrania: tanto rusos como las tropas de ucranianas recurren a estas pequeñas aeronaves. Cargadas con explosivos, siendo mucho más baratas, pueden destruir tanques y blindados de millones de euros. Mal negocio.
La solución para neutralizarlos son las "jaulas de combate" o "cope cages": un blindaje rudimentario con los que los tanques y vehículos tácticos recuerdan a los del universo de 'Mad Max'. Desde alambradas a placas de metal rodean los vehículos de combate. Los han ido sofisticando para que sean cada vez más efectivos.
Creatividad postapocalíptica de guerra que parece de película
El conflicto en suelo ucraniano entre Rusia y Ucrania, tras la invasión rusa, lleva enquistado más de tres años. El alto el fuego está más cerca que un acuerdo de paz, pero de momento siguen las incursiones. La batalla terrestre es dominante en este enfrentamiento que ya es pura guerra de desgaste. Los vehículos blindados son vitales en ambos frentes.
Blindaje casero antidrones. Los tanques y carros de combate están diseñados para resistir cierta potencia de fuego enemiga, pero no son invencibles. Su peor enemigo son los mencionados drones: un enjambre de estas naves acaba con ellos desde el aire, generando una ventaja asimétrica. Esto supone pérdidas millonarias por ambos bandos.
Así, desde 2023, comenzaron a avistarse estos blindados con sobreprotecciones que es lo que se conoce como "cope cages". Son los propios soldados los que los diseñan y crean con lo que tienen a mano y según las necesidades. No solo les protegen de los drones con explosivos, también de misiles antitanques, por ejemplo.
La evolución de estas "jaulas de combate". La imágenes y vídeos que hemos visto desde entonces, hablan por sí mismas. La más reciente data de la semana pasada: lo que parece un Humvee, del frente ucraniano, va rodeado por completo de una alambrada y pinchos que sobresalen de toda la estructura. Una suerte de puercoespín de acero. Otro ejemplo es este tanque ruso, retratado en julio, convertido en una suerte de monstruo peludo, como si de un villano del universo Ghibli se tratara. Es prácticamente imposible identificar el vehículo que se encuentra debajo de esa maraña de redes.
Este rudimentario blindaje hand-made ha ido sofisticándose: cuando comenzaron a avistarse en ambos bandos meras alambradas recubrían los tanques. Por ensayo y error hay ciertos diseños que han acabado por ser estándar. El ejército ruso ya cuenta con instrucciones y diseños para concebir estas jaulas rápidamente. También han estandarizado los llamados tanques tortuga, por el caparazón que los recubre por completo. Por su parte, empresas ucranianas llevan tiempo adaptando pantallas protectoras para sus tanques Abrams o los antimisiles aéreos Patriot.
En parte, este blindaje tan postapocalíptico recuerda bastante a los al de los narcotanques de los cárteles de la droga en América Latina. No tanto por diseño sino por su estilo casero y tosco.
¿Es efectivo? El hecho de que lleven ya dos años insistiendo en equipar sus vehículos con estas protecciones indicaría que sí. También es clave que hayan mejorado, pues en sus inicios estas jaulas ofrecían una protección limitada, como podemos ver en este vídeo. Al principio era más por una cuestión psicológica: los soldados se sentían más protegidos. Así lo afirmaba a Business Insider Gian Gentile, ex comandante de tanque de la guerra de Irak y actual director asociado del Centro Arroyo de RAND.
Aunque más allá de que sea eficaz el blindaje, lo que sí provocan algunos de estos diseños es que sean mucho más torpes, dificultando su movilidad. Ya de por sí hablamos de vehículos lentos y de gran envergadura, en caso de los tanques y blindados.
Creatividad bélica casera. En esta guerra de desgaste, la inventiva está a la orden del día cuando hablamos de vehículos. Hemos visto al ejército ruso recurrir a pick-ups norteamericanas convertidas en plataformas de lanzamiento de drones. O a las tropas ucranianas reciclar un Toyota Mirai destrozado para convertir uno de sus depósitos de hidrógeno en una bomba casera.
Otro ejemplo ha sido el de recurrir a pick-ups importadas de Reino Unido. Los soldados ucranianos han encontrado en ellas un buen aliado sobre ruedas, ya que el volante ubicado a la derecha les protege de los francotiradores rusos: creen que están disparando al asiento del conductor cuando no es así.
Quizá lo más surrealista con lo que nos hemos topado es que unos hackers rusos consiguieron infiltrar un software de espionaje en diferentes embajadas occidentales de Ucrania a través de un anuncio de venta de un BMW Serie 5 usado. Phishing de guerrilla.
Imágenes | Robb Lee en X, Perun en Youtube
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