Mientras que Steve Jobs prefería los Mercedes-AMG y algunos BMW, como el legendario BMW Z8, su rival Bill Gates era más de Jaguar y Porsche, aunque también tuvo hueco en su garaje para coches mucho más lentos.
Uno de ellos fue un Volvo 240 con carrocería familiar que estaba hecho a prueba de balas. Bill Gates lo encargó para que lo utilizara su familia, aunque su idea inicial era tener un Mercedes-Benz familiar, pero la marca alemana no se atrevió a vendérselo.
Mercedes-Benz no quiso hacer un coche blindado para el dueño de Microsoft
Hasta 1995, Bill Gates no se convirtió en el hombre más rico del mundo, pero su fortuna ya era considerable a finales de los años 80 y principios de la década de 1990. En ese momento, el magnate tecnológico dirigía Microsoft desde Bellevue, Washington, Estados Unidos, que es donde estaba ubicada la sede de la compañía, al igual que otras tantas compañías de tecnología, como Nintendo, por lo que la gente de la zona estaba acostumbrada a tratar con empresarios de primer nivel.
Es lo que cuenta Terry Haigh, un vendedor de coches, en un vídeo de VINwiki. En 1989, antes de trabajar en Mercedes-Benz, Terry era comercial en un concesionario multimarca de Jaguar, Porsche y Audi, y un día llegó Bill Gates al volante de su entonces flamante Jaguar XJ6 de 1986.
Entró al concesionario, los comerciales le atendieron, incluido Terry, y fue muy claro y conciso: quería un Porsche 911 Cabrio en color negro. Ya que estaba allí, lo normal es que se hubiera sentado con uno de los comerciales para encargar su nueveonce, sin embargo, se limitó a dejarles la tarjeta de su asistente personal y a decirles que él se pondría en contacto con ellos para hablar del precio del coche y de la fecha de entrega.
Tiempo después, cuando Terry trabajaba en el concesionario Mercedes-Benz de Bellevue, volvió a encontrarse con el asistente de Bill Gates. Lo que buscaba su jefe en ese momento era un Mercedes-Benz familiar que estuviera blindado para que lo utilizara su familia. Terry no especifica qué modelo buscaba, pero es probable que Gates pensara en un Mercedes-Benz W124 con carrocería familiar.
Como no era un encargo habitual, el concesionario se puso en contacto con Mercedes-Benz Alemania para saber si podían pedir ese coche. Al hablar con la marca, el concesionario dijo que tenían “un cliente de alto perfil”, que ese cliente era Bill Gates y que quería un coche blindado para su familia.
Terry cuenta que cuatro o cinco días después, Mercedes-Benz Alemania les llamó y les dijo que no le venderían ese coche a Bill Gates: “no vamos a hacer eso, la responsabilidad es demasiado alta si pasa algo y a esos niños les sucede cualquier cosa”.
Ante la negativa de Mercedes, el asistente de Gates acabó en un concesionario Volvo que pertenecía a los mismos dueños que el concesionario Mercedes-Benz donde trabaja Terry. Al contrario que la marca de la estrella, la firma sueca le dijo al empleado del dueño de Microsoft que sí podían venderle un coche familiar blindado, concretamente un Volvo 240 a prueba de balas.
Falta por saber si la propia Volvo se encargó del blindaje del 240 o si dejó este trabajo a una tercera empresa especializada en blindajes. Actualmente, muchas marcas hacen coches blindados, pero en ese momento no era tan habitual, por lo que estos encargos se solían dejar en manos de otras compañías.
Desde luego, convertir un Volvo familiar en un vehículo a prueba de balas no era lo más normal, y menos uno que no podía ser muy potente, puesto que el 240 se conformaba con un motor gasolina de 2.3 litros que apenas desarrollaba unos 115 CV. De serie no era rápido, pero con el peso del blindaje podía tener unas prestaciones terribles. Si Bill Gates se hubiera esperado a que llegara el Volvo 850 T5R, seguro que las prestaciones no habrían sido un problema.
Terry recuerda que vio muchas veces el Volvo blindado del empresario americano a lo largo de los siguientes años. A modo de anécdota, cuenta que las lunas de ese Volvo eran tan gruesas y pesadas que los motores de los elevalunas se averiaban a menudo y el coche tenía que pasar por el taller de Volvo para repararse. Sorprendentemente, Volvo nunca decidió poner un motor de elevalunas más grande y potente, por lo que la avería era recurrente.
El antiguo vender de Mercedes-Benz también cuenta que unos años más tarde vio pasar varias veces por su taller el Porsche 959 del dueño de Microsoft; como ese coche no cumplía con las leyes de emisiones de Estados Unidos, para introducirlo en el país, Gates hizo fuerza para que se aprobase una ley especial. Terry asegura que nunca volvió a ver a Gates, aunque su 959 se llevaba al taller periódicamente para someterse a revisión y que el coche se utilizaba porque cada año tenía más kilómetros.
Imágenes | Volvo y Microsoft