Toyota ya está haciendo pruebas de conducción autónoma en carreteras europeas, en Bruselas

Tras el éxito de sus pruebas en Japón y Estados Unidos, el gigante nipón Toyota ha comenzado a realizar pruebas de conducción autónoma o pilotada también en Europa, concretamente en el centro urbano de Bruselas, en Bélgica, con un vehículo automatizado de desarrollo propio.

En concreto se trata de un Lexus LS que cubrirá repetidamente un recorrido fijo en vías públicas de la capital belga durante los próximos trece meses, y que está equipado con la tecnología de conducción pilotada propia de Toyota, que en Europa de momento se ha utilizado únicamente en circuito cerrado.

La marca japonesa (que hace poco anunciaba su colaboración en Japón con Mazda, Suzuki y Subaru para el desarrollo de coches autónomos) ya tiene los permisos necesarios para este programa de pruebas y asegura que el Lexus LS que nos ocupa no tiene más modificaciones que el conjunto de sensores montados en el techo, incluidos un LIDAR, radares, cámaras y un sistema de posicionamiento de alta precisión.

Como es lógico, durante las pruebas en carretera habrá un conductor en el coche por motivos de seguridad, que en caso de ser necesario podrá desconectar la conducción pilotada y tomar el control del vehículo, además de un operador encargado de supervisar los sistemas del vehículo.

Mientras tanto, Toyota trabaja en dos modelos de conducción pilotada en paralelo. Por un lado el denominado Guardian, que supervisa la conducción humana e interviene únicamente cuando es estrictamente necesario, y por otro lado el llamado Chófer, que es en esencia un piloto automático integral que prescinde de la intervención humana en el vehículo.

Parte del proyecto europeo L3Pilot

Este vehículo automatizado se utilizará también para recopilar datos como parte del proyecto europeo L3Pilot (financiado en parte por la Comisión Europea), que contempla sentar las bases para las pruebas de conducción pilotada a gran escala, con unos 1.000 conductores y 100 automóviles en 10 países europeos, y en el que participan otros 34 socios, incluidos otros grandes fabricantes, proveedores del sector del automóvil o centros académicos yde investigación.

Se trata de un proyecto a cuatro años, lanzado en 2017, cuyo objetivo es poner a prueba la viabilidad de los sistemas de conducción pilotada en vías públicas como un medio de transporte eficiente y seguro. En este sentido se harán pruebas en ámbito urbano pero también en autovía, por ejemplo.

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